La mentira, en el gobierno de López Obrador, se ha convertido no solo en la más importante sino en la más activa política pública del Estado mexicano.
Y es de tal magnitud el gobierno mentiroso de AMLO, que al mandatario mexicano le han documentado más de 150 mil mentiras en sus conferencias mañaneras; uno de los presidentes más mentirosos del mundo y de la historia.
Por eso, al llegar al quinto año de gestión, no asistimos a un informe, sino a la reedición de las mentiras repetidas todas las mañanas a lo largo de esos cinco años.
Mentiras como la fracasada lucha contra la violencia y el crimen, que ha reportado casi 180 mil muertes violentas, casi 50 mil desaparecidos, más de cinco mil feminicidios y miles de masacres.
Mentiras como la inconfesable alianza del Estado con las bandas criminales; mafias que hoy gobiernan más del 90 por ciento del territorio nacional y que tienen como rehenes a las instituciones del Estado y a los tres niveles de gobierno: el federal, además de los estatales y municipales.
Mentiras como la supuesta estabilidad social, a pesar de que la violencia imperante ha provocado el desplazamiento de millones de mexicanos que han escapado de sus lugares de origen precisamente a causa de esa violencia
Mentiras como la inoperancia de las obras faraónicas producto del capricho presidencial; un aeropuerto inservible, una refinería que no refina nada y un tres obsoleto y que se construyó en medio del mayor ecocidio de la historia.
Mentiras como el caos desatado de manera criminal en el aeropuerto de CDMX, para obligar a los usuarios y a las empresas aéreas a usar el inoperante AIF, otro de los caprichos de AMLO.
Mentiras como el inexistente sistema de salud europeo –supuestamente danés--, que dejó sin atención médica a por lo menos 50 millones de mexicanos, en especial los que menos tienen.
Mentiras como el abasto de medicamentos y la “farmacia gigante”, frente a la destrucción de la cadena de producción y suministro de fármacos a toda la población, pero en especial a los niños con cáncer.
Mentiras como el supuesto combate al robo de combustible, cuando en realidad las bandas de huachicoleros en todo el país son parte de la alianza perversa entre el Estado y el crimen.
Mentiras como el imaginario crecimiento económico, que en realidad es la mayor quiebra de los últimos seis gobiernos federales. Ni De la Madrid, ni Salinas, Zedillo, Fox, Calderón y Peña habían llevado a la economía mexicana al nivel de quiebra que alcanzó López Obrador.
Mentiras como el engañoso eslogan de “primero los pobres”, que en realidad ha empujado a millones de mexicanos a la pobreza extrema, a pesar de que eran la prioridad.
Mentiras como la supuesta austeridad del gobierno y del partido en el poder, cuyos líderes en realidad viven como verdaderos potentados, mientras que todos medran de los que menos tienen.
Mentiras como la prometida “honestidad valiente”, que en realidad es uno de los más burdos engaños, ya que todos en el gobierno y en el partido oficial son verdaderos depredadores del dinero público.
Mentiras como el fin de la persecución y crimen de periodistas, ya que en el gobierno de López Obrador han sido asesinados 75 periodistas, la mayor cifra en la historia y en el mundo.
Mentiras como la supuesta calidad educativa, cuando los hechos confirman que el gobierno federal en realidad está empeñado en acabar con los mínimos estándares educativos, para tener a la sociedad convertida en rehén de una dictadura bananera.
Mentira como el nepotismo que ha convertido al de AMLO en un verdadero “gobierno de cuates”.
Mentiras como la violación sistemática de la Constitución y de la división de poderes, lo que ha convertido a López Obrador en uno de los peores dictadores del mundo.
Y mentiras en la supuesta transparencia del gobierno y de las instituciones del Estado, que en realidad se han convertido en las mayores proveedoras de dinero ilegal para los bolsillos de los políticos.
En efecto, el de López Obrador no ha sido otra cosa que un gobierno mentiroso que no puede ofrecer otra cosa que mentiras.
Al tiempo.