POLICÍA ROBOT

El despertar del policía robot en Nueva York

Nueva York, conocida por su rápida adaptación a la innovación, ha introducido recientemente al K5, un robot de seguridad autónomo, en sus esfuerzos por mejorar la seguridad. | Mauricio Bastién

Escrito en OPINIÓN el

En la era moderna, la convergencia de la tecnología y la ley ha generado discusiones y debates en todo el mundo. Nueva York, conocida por su rápida adaptación a la innovación, ha introducido recientemente al K5, un robot de seguridad autónomo, en sus esfuerzos por mejorar la seguridad. Pero, ¿es esta medida un avance prometedor o un desafío para la privacidad y los derechos civiles?

Imagínate caminando por la estación de Times Square y, en lugar de encontrarse con un oficial de policía, te topas con K5. A primera vista, puede recordar a un R2-D2, el icónico robot de Star Wars, sobredimensionado, con su robusto exterior metálico y cámaras parpadeantes. Está allí, moviéndose de manera autónoma, mientras vigila el metro.

Según Knightscope, la empresa detrás de K5, el costo de operación es de tan solo $9 usd por hora (unos $150 pesos aproximadamente). Con 4 millones de viajeros usando el metro diariamente, la necesidad de una seguridad eficaz es indiscutible.

El K5, la quinta versión de robots clase “K”, cuyos antecesores eran en forma de torre y de vehículo a control remoto, está equipado con cuatro cámaras de alta definición, lo que le permite grabar constantemente el entorno que lo rodea. Aunque no está habilitado para reconocimiento facial ni para grabar audio, su presencia tiene como objetivo actuar como disuasorio y proporcionar una forma rápida de respuesta ante incidentes.

Los defensores de la innovación arguyen que robots como el K5 pueden ofrecer un nivel constante de vigilancia sin los inconvenientes asociados con los humanos, como la fatiga o el sesgo. Sin embargo, los críticos temen la posible integración futura de capacidades invasivas como el reconocimiento facial. Esta tecnología podría ser explotada y resultar en violaciones de la privacidad o la discriminación, por lo que resulta necesario que se fomente la transparencia en el uso de estas tecnologías.

Mientras Nueva York continúa experimentando con tecnologías emergentes para la vigilancia, es esencial que las autoridades mantengan un equilibrio entre la seguridad pública y la privacidad individual. Es posible que se necesiten regulaciones más estrictas y un debate público continuo para garantizar que las ciudades del futuro no solo sean más seguras, sino también justas para todos sus ciudadanos.