Desde la semana del 11 de septiembre de 2023 se nos ha informado en diversos medios de comunicación sobre uno de los casos más extraños de responsabilidad médica del que tengo memoria.
En un inicio se reportó que una madre acudió a la Fiscalía de la Ciudad de México a denunciar que después del nacimiento de sus dos hijos (gemelos), en una clínica privada de la Ciudad de México, el personal de salud no se los había entregado. Por lo que surgía la duda: ¿Qué sucedió con esos recién nacidos? Esto fue lo primero que nos dijeron del caso. Sonaba como algo poco probable, pero conociendo que en nuestro país todos los días suceden cosas terribles e improbables, lo adecuado era creerle a la madre e investigar. No sería la primera vez que nos enteramos de la sustracción de un recién nacido de un establecimiento de salud.
A los pocos días, la Fiscalía publicó una tarjeta informativa con relación al asunto. Ahí se informaban de los avances en la investigación y, entonces, nos dimos cuenta que nos encontrábamos ante un caso completamente diferente. No eran dos recién nacidos de los que no sabíamos su paradero. Después de los primeros actos de investigación, se ponía en duda incluso si la persona se había embarazado y los gemelos hubieran existido.
La Fiscalía mencionaba que no existían indicios de que la mujer se hubiera encontrado embarazada. Tampoco que se hubieran realizado maniobras de parto natural o cesárea, ya que no se produjo la extracción de feto o placenta; pero, lo que si había sucedió, era que habían operado a la mujer. ¿Qué pasó en esa clínica? Al parecer, una doctora le había dado seguimiento por varios meses a una mujer por un supuesto embarazo gemelar, pero, al momento de realizar la cesárea, resulta que no había fetos, sino que sólo se hallaban tumores (sin otras especificaciones) en el útero. Nos encontrábamos, por lo tanto, ante un extraño caso de probable negligencia médica y responsabilidad profesional por un diagnóstico erróneo de embrazo.
Es importante precisar que yo no tengo acceso a la carpeta de investigación y tampoco conozco los hechos de primera mano. Únicamente opino sobre la información que han dado los medios de comunicación y, por lo tanto, es muy probable que existan hechos que no conozca.
En pocos días, el caso cambio de una mujer que denunciaba que había dado a luz a dos niños y, estos, había desaparecido; a una mujer que creía que estaba embarazada y, al momento de realizar la cirugía para que sus hijos nacieran, se dieron cuenta que en realidad nunca estuvo embarazada.
La hipótesis que comenzó a tomar fuerza fue la de un diagnóstico erróneo de embarazo. Es decir, se le había dicho a la madre, por muchos meses, que se encontraba embarazada de gemelos y que estos estaban creciendo bien, sin que en ningún momento hubieran existido.
Vale la pena analizar este caso para precisar en donde pudo encontrarse la negligencia, cuáles fueron los daños que sufrió la paciente y quienes pueden resultad responsables.
En primer lugar, debemos de hablar sobre el diagnóstico de embarazo. El cual puede parecer cosa menor, pero en nuestro país existen Normas Oficiales Mexicanas y Guías de Práctica Clínica que nos permiten evaluar si las acciones del personal de salud fueron las adecuadas.
La NOM-007-SSA2-2016, sobre la atención de la mujer durante el embarazo, parto y puerperio establece en su punto 5.2.1.2 que para realizar el diagnóstico de embarazo se puede utilizar el método clínico, de laboratorio o ultrasonográfico. En el presente caso, al parecer el médico que atendió a la paciente realizó el diagnóstico utilizando más de un método. El problema, es que ninguno de los métodos fueron evaluados de manera adecuada. Es posible que la paciente hubiera presentado algunos síntomas poco específicos de embarazo, pero es difícil que hubiera presentado algún signo de certeza de embarazo. En este caso, si la médico hubiera tenido duda del diagnóstico o simplemente para corroborar su sospecha diagnóstica era necesario que realizar un estudio de embarazo. Si hubiera actuado con apego a las Guías de Práctica Clínica publicadas por CENTEC debería haber solicitado una prueba de embarazo, lo cual, al parecer, jamás se pidió. En caso de que dicho estudio hubiera sido solicitado, debería obrar en el expediente clínico. Ya que en este documento deben encontrarse no sólo las notas médicas, también copia de los estudios realizados.
Por otra parte, tal cual se desprende de los videos que han sido publicados, la médico realizaba por su cuenta los ultrasonidos obstétricos. Al parecer fueron 13 consultas prenatales y diversos ultrasonidos. Aquí el problema es que la médico que dio el seguimiento al embarazo, al parecer, no contaba con la pericia necesaria para realizar los estudios de ultrasonido y, por lo tanto, realizó un diagnóstico erróneo de embarazo. Hasta el momento sabemos que la médico que dio seguimiento a la paciente sólo tenía la cédula de médico general, pero no una especialidad médica. Un médico general puede dar seguimiento a un embrazo, pero no realizar ultrasonidos obstétricos.
Recordemos que los médicos que pueden realizar este tipo de estudios son los especialistas en imagenología o los ginecólogos. El estudio de ultrasonido depende mucho de la persona que lo realiza, por lo que es fundamental que sea realizado por un experto. Recordemos que este estudio no sólo sirve realizar el diagnóstico de embarazo, también puede evaluar el bienestar del feto y darnos una idea si existe alguna malformación o problema de salud.
Este es un punto muy importante, ya que en nuestro país se tiene la creencia que el ultrasonido es un estudio con muy pocos riesgos y, por lo tanto, muchas personas lo realizan sin tener la habilidad y conocimiento suficiente. Me atrevería a decir que el principal riesgo del ultrasonido es el error diagnóstico, ya que es un estudio que depende mucho de la habilidad del operador que lo realiza. El ultrasonido es muy seguro y útil, pero en las manos adecuadas. Por desgracia, en nuestro país, muchas personas realizan ultrasonidos sin contar con los conocimientos suficientes.
¿Quién es el responsable y cuáles son los daños?
Estas son las dos preguntas más importantes que debemos de responder con relación a este caso. Desde mi respectiva es muy probable que la médico responsable del seguimiento del embarazo pueda resultarlo por un diagnóstico erróneo de embarazo; pero, también la clínica puede ser responsable por no vigilar las labores del persona que trabaja dentro de sus instalaciones. Ya que la médico en cuestión se encuentra realizando un estudio diagnóstico (ultrasonido obstétrico) para el que no tiene la pericia o el conocimiento necesarios.
En tercer lugar, también podría ser responsable, aunque en menor medida, el médico que realizó la cirugía. Este sería un argumento más complicado, pero de acuerdo con el criterio de la Primera Sala de la SCJN derivado del Amparo en revisión 117/2012 el acto médico tiene diversas fases: diagnóstica, terapéutica y recuperatoria y, para determinar la existencia de mala práctica médica es necesario analizar el acto médico en su conjunto.
En este caso, si analizamos el caso en su conjunto, nos damos cuenta que el médico que realizó la cirugía, tenía la obligación de verificar el diagnóstico antes de operar y, por lo tanto, al realizar una cirugía en una persona que de manera evidente no la necesitaba puede derivar en alguna responsabilidad.
Ahora, con relación a los daños, al parecer la paciente pagó aproximadamente $70,000.00 por el seguimiento del embarazo y la cirugía. Dicha cantidad deberá de serle reembolsada, pero la cantidad que puede ser difícil de definir es el daño moral que sufrió la persona no sólo por el diagnóstico erróneo, sino también por la cirugía que se le realizó sin que existiera una indicación para la misma.
Este es un caso complicado, pero puede servir para mejorar las prácticas dentro de los establecimientos de salud. Desde las clínicas y hospitales que deben de impedir que personas sin las credenciales o conocimientos mínimos realicen estudios o cirugías, hasta los cirujanos que deben estar seguros de los diagnósticos que pudieron haber realizado otros médicos antes de operar a una paciente.