Cada seis años la elección presidencial acapara con voracidad la atención pública, a costa de otras contiendas igual, o más relevantes, para la cotidianeidad de los ciudadanos: los gobiernos locales. A ellos corresponde la implementación de las políticas públicas más próximas a la vida diaria, y que van desde la seguridad urbana o la gestión de residuos, hasta la condición de calles y banquetas, por mencionar unas cuantas.
Mientras que en la disputa presidencial la narrativa va tomando forma entre la continuidad de la cuarta transformación o su ruptura, en la Ciudad de México seguimos en la neblina. Si bien la gestión de Claudia Sheinbaum siguió el trayecto político federal, es justo decir que esta tuvo una personalidad propia.
Durante la pandemia, por ejemplo, hubo mucha más cautela que lo entonces dictado por Hugo López-Gatell; o la sensibilidad económica permitió un aterrizaje menos caótico en los periodos más complicados del confinamiento. Mimetizar lo que Claudia hizo en la Ciudad con lo hecho a nivel federal, es una conclusión por lo menos simplista.
Mas quienes hoy levantan la mano para ser la próxima o próximo Jefe de Gobierno, poco se enfocan en marcar las continuidades y diferencias con respecto a la administración local de los años recientes. Y es aquí en donde estas personalidades sí pueden marcar rumbos muy distintos.
Quizás si el abanderado termine siendo Omar García Harfuch, el enfoque sea mejorar la seguridad, indicador bastante castigado para el gobierno capitalino. De ser Clara Brugada, tal vez exista un enfoque más tendiente a espacios comunitarios. Si fuese Cuauhtémoc Blanco, habría que echar una mirada al Morelos de los últimos cinco años.
Algo similar sucede en la oposición. Santiago Taboada o Adrián Ruvalcaba parecen tener mucho más clara la necesidad de apuntar a las tragedias capitalinas que insertar soluciones para lo que a las personas inquieta. Lo mismo con Salomón Chertorivski: promete regresarnos la alegría ¿?; mientras que su partido nos invita a mandar al ostracismo a los partidos de siempre (aunque este tenga ya casi un cuarto de siglo).
Ciertamente aun no tenemos candidatos, campañas ni plataformas electorales para la Jefatura de Gobierno. Pero los liderazgos anotados hasta ahora tendrán que tomar, muy pronto, sus definiciones. Continuidad de Morena, ¿con quién y para qué? Alternancia de la oposición, ¿para qué cambios o qué proyecto?
El desafío para nuestra cotidianidad es que nos perdamos en la gran discusión de la elección presidencial, y olvidemos que será ese Jefe de Gobierno, con los alcaldes y Congreso local, los que definirán el tipo de ciudad que tendremos para los próximos años. Omitir su relevancia es, a final de cuentas, omitir lo que es importante en nuestro día a día.