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Temor y desabasto por guerra del narco en Frontera Comalapa

Frontera Comalapa se ha convertido en un pueblo sin ley, incluso se han suspendido los últimos tres procesos electorales. | Ricardo del Muro

Escrito en OPINIÓN el

El alcalde de Frontera Comalapa, Chiapas, Alejandro Mérida, dio el grito del 15 de septiembre por el Día de la Independencia de manera virtual desde el palacio municipal. La plaza y las calles estuvieron vacías. Por tercer año consecutivo, no se celebraron las fiestas patrias por la violencia que vive este municipio chiapaneco.

La población vive en un permanente “estado de sitio” a consecuencia de la disputa territorial que sostienen los cárteles Jalisco Nueva Generación y de Sinaloa, por el control de la frontera chiapaneca. Todos los comercios son víctimas de extorsiones, que se disfrazan como pago de “impuestos” y en los accesos a la ciudad se han colocado retenes, vigilados por grupos armados.

Los recientes bloqueos, atribuidos a grupos criminales que controlan la zona, ocasionaron desbasto de alimentos y de gasolina, ya que los conductores de tráileres y de pipas de Pemex evitan esta ruta de la carretera Panamericana para no correr el riesgo de ser asaltados, secuestrados o asesinados.

Ante esto, el pasado lunes se convocó a los ciudadanos a una “marcha por la paz”, para demandar a las autoridades que se libere el paso en los tramos carreteros que comunican a Comalapa con Comitán y con Motozintla.

Al parecer, la marcha fue convocada por un de los grupos que disputan la plaza, ya que previamente, en redes sociales, se difundió un intimidante mensaje:

“El día de mañana lunes ningún negocio abierto queremos ver. Todo tiene que estar cerrado y presentarse a las 8 de la mañana en la Y griega para la marcha. El que haga caso omiso pagará la multa y se cerrará el negocio 15 días aparte que se recogerá la mercancía que tenga dicho locales y aténgase a las consecuencias así su persona por no obedecer. No es juego mañana todo Comalapa tiene que estar apoyando la marcha”.

Frontera Comalapa se ha convertido en un pueblo sin ley, en donde incluso se tuvieron que suspender los últimos tres procesos electorales (la elección municipal de 2021, la elección extraordinaria de 2022 y la consulta para la revocación de mandato de AMLO), en el marco de una espiral delictiva que sigue creciendo.

Actualmente existe un Concejo Municipal, presidido por Alejandro Mérida González, después de que el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) confirmó la nulidad de las elecciones del 6 de junio de 2021, donde el candidato del PVEM, Carlos de Jesús Ramírez Aguilar, hermano del alcalde Óscar Ramírez Aguilar, de Chiapas Unido, buscaba ocupar el cargo por segunda ocasión.

Ubicado entre los llanos de Comitán y la Sierra Madre de Chiapas, este municipio que colinda con La Trinitaria, Chicomuselo y Bellavista, se mantuvo relativamente aislado hasta que se construyó la Carretera Panamericana en 1950 y se fundó Ciudad Cuauhtémoc en una localidad fronteriza que antes se llamaba El Ocotal.

Todavía en los años sesentas del siglo pasado, el viaje de Comitán a Frontera Comalapa duraba un día. La transportación era en camiones de redilas hasta el Jocote y después se tenía que caminar o montar caballos en un camino de terracería hasta la cabecera municipal. Sus viejos pobladores recuerdan que era un lugar tranquilo, todas las familias se conocían y las diversiones eran sencillas como los bailes y los paseos a los ríos cercanos.

Era la época en que los presidentes municipales eran vecinos apreciados en el pueblo como Eduardo Galindo Guillén (1965 – 1967) quien promovió la introducción de la luz eléctrica; Noé Eli Gordillo López (1968 – 1970) que se distinguió por la honradez de su administración, igual que el profesor Ernesto Arguello Guillén (1977 – 1979), quien pavimentó las primeras calles de la ciudad y ayudó a crear el primer sitio de taxis “El Venadito”.

Antes de la apertura del Tratado de Libre Comercio, el poblado guatemalteco de La Mesilla, colindante con Ciudad Cuauhtémoc, se convirtió en una importante plaza comercial de artículos extranjeros, muchos de ellos procedentes de China y Japón, manteniendo una paridad de un dólar por un quetzal. En consecuencia, al mismo ritmo que se devaluó el peso mexicano creció la atracción de los comercios de Frontera Comalapa para los consumidores guatemaltecos.

Así, en unos cuantos años, se transformó aquel “Macondo” chiapaneco en una clásica población fronteriza. Se multiplicaron las tiendas y las fortunas, aparecieron centros cambiarios y sucursales bancarias, incluso supermercados y tiendas de artículos electrodomésticos. Y junto a esta bonanza económica, lógicamente, se desarrolló una economía informal basada en el tráfico de personas y de todo tipo de artículos ilegales. Frontera Comalapa dejó de ser aquel pueblo tranquilo, en donde todos los vecinos se conocían. Y, desgraciadamente, se ha convertido en un lugar peligroso para vivir.