En la definición de la RAE una secta es: “(Una) comunidad cerrada, que promueve o aparenta promover fines de caracter espiritual, en la que los maestros ejercen un poder absoluto sobre sus adeptos”. En los últimos años la información con respecto a las sectas se ha hecho cada vez más accesible: se analizan las artimañas de los líderes magnificados, el culto a la personalidad, las estrategias para reclutar adeptos, los mecanismos internos de control. Se intenta prevenir a partir de la difusión. Estallar los secretos y los votos de silencio que son el cimiento de sus estructuras estrictamente jerarquizadas, bajo la apariencia siempre de “la fraternidad”.
Las sectas ofrecen pertenencia. Se presentan como un ancla que despeja la confusión y el sin sentido de la vida. “El maestro” es el portador de un “saber” espiritual, el representante de lo “sagrado” en la tierra. Algunos de ellos han afirmado ser inmortales con tremenda consternación para sus discípulos cuando el “eterno” simplemente se muere como cualquier hijo de vecino. La palabra del líder guía hacia la purificación espiritual, protege contra el mundo oscuro y corrupto, dirige las vidas hacia un espacio de salvación al que solo ellas/os tendrán acceso. Hay un “algo” maravilloso –así como slogan– que quienes están allí dentro tienen y de lo que los de afuera carecen.
En los grupos cerrados –para que funcionen– se precisa crear un abismo entre “el adentro” y “el afuera” . El “ellas/os” y el “nosotras/os”. El líder “iluminado” propone (exige) seguir reglas por su voluntad decretadas que allanan el camino hacia –algún día– ser parte de ese estado de “iluminación”. Nadie lo logra, de lo que se trata es de sostener el anhelo, la aspiración como una forma de control. Paulatinamente el líder se apropia de la voluntad de sus fieles, sus lealtades son puestas a prueba de todas las maneras posibles. Cada integrante de la secta se va convirtiendo en el guardián de la conducta de sus compañeras/os. ¿Quién cumple y quién no? ¿quién se muestra rebelde? ¿quién “padece” brotes de individualismo o de libertad? ¿quién cuestiona al líder?
La convivencia cerrada en una secta puede colmar la necesidad de amor, de seguridad. Amortiguar el vacío y el miedo a la muerte. Responde a la fantasía de ya nunca más estar sola/o, se ha encontrado una familia de pertenencia. Esa nueva familia exige casi en todos los casos la ruptura con la familia y el entorno de los orígenes. Comenzar de cero. Donar sus bienes si los tienen. Donar su fuerza de trabajo a una comunidad en la que la austeridad para todas/os, no alcanza al lider. El clásico “hágase la voluntad de dios en los bueyes de mi vecino”.
A fines de los sesentas, en una época particularmente impregnada por la urgencia de cambios sociales y la búsqueda de alternativas de vida fuera de los controles establecidos, apareció un músico de baja calidad obsesionado por los Beatles, encarcelado en varias ocasiones por robo y urgido de poder comenzó a reclutar seguidores. Se llamaba Charles Manson. Conocemos la historia: movía los hilos de una banda de jóvenes a quienes convenció de que una feroz lucha racial entre blancos y afroamericanos tendría lugar y por alguna razón, había que apresurarla. El no asesinó con sus manos a nadie, sus seguidores actuaron –bajo sus órdenes– el sádico asesinato de la actriz Sharon Tate (embarazada de ocho meses) y de sus amigos que la visitaban en su casa. También de una pareja que vivía cerca. Siete personas. La prueba más extrema de obediencia al “Maestro”. Se trataba de hacer pasar los asesinatos como crímenes raciales.
En marzo de 1997, Marshall Applewhite y su compañera Bonnie Nettles, convencieron a 38 de sus seguidores (en San Diego) de que se acercaba el fin del mundo, pero había para ellas/os una manera de salvarse: el cometa Hale pasaría por la tierra y detrás de él llegaría una nave espacial que podrían abordar para trasladarse a un planeta seguro, pero antes tenían que desprenderse de sus cuerpos. Sus almas migrarían hacia la nave en donde se les ofrecerían cuerpos nuevos. La secta se llamaba Heaven’s Gate (La puerta al cielo). Al día siguiente los encontraron vestidos todos de negro y con sus tenis blancos. Muertos. Imposible olvidar el culto de los Davidianos y la tragedia en Waco, Texas provocada por un intento de allanamiento del ejército al que los integrantes del culto respondieron con sus armas.
Las plataformas de streaming nos ofrecen muy buenos documentales con el tema: “Colonia dignidad”, la secta fundada por alemanes (pro nazis) que se refugiarion en Chile, “Wild Wild country”, Oysho y sus seguidores. “Sé dócil: oración y obediencia” una secta de inspiración mormona que sostenía la poligamía y en la que el líder “otorgaba” esposas a sus seguidores, con frecuencia, menores de edad. “Cómo se convirtieron en líderes de sectas” un análisis con un cierto tinte de humor de las estrategias necesarias para inventarse una personalidad carismática y a la vez misteriosa, lo que debe ofrecerse a los seguidores y cómo manipularlos. Entre las sectas que analizan está la muy exitosa Iglesia de la Unificación del “mesías” coreano Sun Myung Moon, trasladada a Estados Unidos donde guiada por su hijo sigue funcionando.
Entre los documentales más recientes: “The Vow”, (“El juramento”) análisis y testimonios de ex integrantes de la secta NXIVM con filiales en México, en la cual en los círculos más altos existían las “esclavas sexuales” dedicadas, como todas/os de distinta manera, a la adoración de Keith Rainiere. Una organización para vivir: “una gran experiencia, programa multidisciplinario diseñado para avanzar en toda la gama de la expresión humana en todas sus diversas formas". Rainiere fue condenado a 120 años de prisión.
Perversos narcisistas dispuestos a utilizar a las personas sin el menor miramiento, despojadores de voluntades para hacerse adorar, megalómanos que llegan a convencerse (o a aparentarlo lo suficientemente bien), como para plantarse como seres superiores, encarnaciones de Jesucristo, guías espirituales en contacto directo con dios a quien traducen a voluntad. Represores y violentos cuando no se les otorga obediencia a ciegas. La ruptura de los silencios impuestos por las sectas sólo ha sido posible por los testimonios de las personas tan valientes como para tomar todos los riesgos, escaparse y denunciar. Imaginemos las complejidades que implica afrontar el exterior, abandonar el espacio en donde construyeron su identidad y sus vínculos más importantes. Comenzar de cero en el amenazante “afuera”. Gracias a ellas/os, hay líderes que han terminado en prisión o por lo menos tuvieron que suspender sus actividades.
Pero también gracias a ellas/os es posible conocer los mecanismos internos de control, las estrategias de reclutación, saber y entender, como suele suceder, es una manera de prevenir.