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Dos mujeres, ¿un camino?

Que Xóchitl gane la Presidencia es posible, pero con los datos de hoy parece poco pro-bable. | José Antonio Sosa Plata

Créditos: #OpiniónLSR
Escrito en OPINIÓN el

Si no hay ninguna sorpresa, México tendrá en 2024 su primera presidenta. Será un parteaguas histórico, en muchos sentidos. Sin embargo, con base en el actual escenario se puede prever que el frente opositor tiene pocas posibilidades de ganar la elección. Si fuese así, la ventaja que mantiene Claudia Sheinbaum lo obligaría a replantear su objetivo principal.

Algunos consideran que la misión alternativa sería impedir que Morena y sus aliados logren cualquier tipo de mayoría en el Congreso. Otros piensan que con la candidatura de Xóchitl Gálvez será posible recuperar, además, varios de los estados, municipios, alcaldías y congresos locales que hoy están en poder del oficialismo.

El problema de su candidatura es que para vencer al aparato gubernamental se requiere más que una buena imagen, carisma y emoción. No se trata de una tarea imposible. Tampoco se puede descartar una situación que modifique la tendencia actual. De hecho, falta mucho tiempo y hasta puede generar el punto de quiebre que necesita para derrotar a su adversaria.

Entérate: "Mujeres en el poder en 2023: nuevos datos indican avances, a pesar de amplias brechas regionales". ONU Mujeres, 07/03/2023.

Es cierto que el avance de Xóchitl Gálvez logró cambiar el paradigma políticoelectoral en tan solo unas cuantas semanas. No sólo abrió a la oposición una ventana de oportunidad para mantenerse en el centro de la agenda electoral, sino que cimbró y alteró la estrategia del presidente de la República y su movimiento.

También se debe reconocer que el modelo de unidad que aún mantiene el Frente Amplio por México se convirtió en la mejor opción disponible. Pero los controles que acumuló el presidente Andrés Manuel López Obrador durante cinco años operan en contra de las pocas estructuras territoriales que aún conservan los partidos de oposición. Ni hablar del tamaño de la estructura a vencer. Es enorme. Así ha quedado demostrado en la fuerza de los programas sociales y en la indudable capacidad de movilización que tiene Morena en la mayor parte del territorio nacional.

Por lo anterior, la pelea que dará Xóchitl no pude pasar por alto el poder económico y político que tiene el presidente en 23 estados de la República y a confrontar con eficacia, durante meses, los ataques que le hará y la imagen de popularidad que mantiene el primer mandatario desde Palacio Nacional.

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Aún más. El número de frentes que se abrirán en lo político, jurídico, social y mediático la colocarán en una línea de fuego también sin precedente. Tratarán de afectar sus puntos positivos de imagen e incrementar los negativos. Y aunque las dos candidatas punteras enfrentarán problemas por su condición de género, la violencia será mucho mayor contra Xóchitl.

Adicionalmente, la candidata opositora tendrá otras desventajas. Una está en el tamaño y poderío de sus adversarios. Otra es la resistencia de Movimiento Ciudadano para sumarse a su causa. Lo bueno —aunque insuficiente— es que Xóchitl Gálvez contará con el entusiasmo que provocará en varios grupos de la sociedad, a pesar del conflicto que generó el PRI a unos días de que culminara el proceso interno.

El resultado que obtendrá pondrá fin a la Fase 1 de su proyecto. La 2 comenzará el próximo lunes, pero necesitará tiempo y recursos para hacer un diagnóstico detallado de las posibilidades reales que representa su candidatura. Primero, porque será un maratón cuesta arriba. Segundo, por la complejidad de encabezar un frente con intereses particulares y de grupo inamovibles, contradictorios y dispersos.

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Por supuesto que durante los meses que vienen la candidata del frente opositor no podrá apartarse del objetivo de ganar la presidencia. Incluso —y hasta el final— deberá mantenerse firme en el mismo camino que Claudia Sheinbaum, luchando todos los días contra ella y el aparato oficial que la respalda.

Las narrativas y la guerra de las encuestas públicas serán feroces y ocuparán una centralidad nunca antes vista. Sin embargo, los estudios de opinión que se realicen para orientar los procesos de toma de decisiones serán muy importantes para llevar a cabo los ajustes que requieran las estrategias de las dos candidatas punteras. La diferencia para Xóchitl estará en lo disparejo del piso. 

Si la brecha no se cierra en forma apretada dos o tres meses antes de la elección, seguro llegará el momento en que se establezca la ruta alterna para alcanzar los objetivos factibles en el Congreso y las demás posiciones de poder en los estados. De ser este el desenlace, el camino se bifurca con un Plan B y Xóchitl tendrá que trabajar por el proyecto y liderazgo que más le convengan.

Recomendación editorial: Flavia Freidenberg, Mariana Caminotti, Betilde Muñoz-Pogossian y Tomás Dogosek (editores). Mujeres en la política. Experiencias nacionales y subnacionales en América Latina. México: UNAM, Instituto Electoral de la Ciudad de México, 2018.