#RETRATOHEREJE

La oportunidad para un frente opositor

Tanto el Frente Amplio por México como Movimiento Ciudadano tienen mucho por ganar, pero se precisa una negociación eficaz y, al menos, un poco de grandeza. | Roberto Rock L.

Escrito en OPINIÓN el

El breve lapso de las dos próximas semanas ofrecerá a los partidos de oposición la oportunidad de crear -no sin desafíos por resolver- un bloque único y competitivo de cara al oficialismo que acaudilla el presidente López Obrador. Con una plataforma presidencial común y apuestas reales para dominar el Congreso federal y varias de las gubernaturas que estarán en disputa. 

Tanto el bloque PAN-PRI-PRD (Frente Amplio por México) como Movimiento Ciudadano (MC) tienen mucho por ganar, pero se precisa una negociación eficaz y, al menos, un poco de grandeza. Caso contrario, si se limitan a la búsqueda de objetivos de corto plazo, no sólo podrían descarrilar su futuro sino que alejarían la posibilidad de un entorno político más plural y equilibrado, en el que avancen el debate y los consensos, tan ajenos a nuestra realidad actual.   

La definición más inmediata estará en las manos de Xóchitl Gálvez, cercana a Acción Nacional, y de Beatriz Paredes, la consumada política priísta. Un acuerdo entre ambas debería suponer que la primera fuera la candidata, no sólo porque resultará más eficaz en las plazas, en las urnas y en el uno-a-uno ante la fórmula de Morena, previsiblemente Claudia Sheinbaum. La señora Gálvez también transitaría mejor en la actual coyuntura hacia un pacto con los principales personajes de MC y su dirigente, Dante Delgado.

La plataforma natural para el cogobierno ofrecido desde el Frente Amplio por México se reflejaría, bajo está lógica, en una coordinación experimentada y eficaz en las Cámaras, en particular en Diputados, donde Paredes Rangel sería un  protagonista de un proceso para generar pertinencia legislativa y poner de lado las imposiciones y complicidades que ha traído en tantos temas la voluntad absoluta del Presidente. Nuestro parlamento dejaría de ser entendido -y entenderse- como un simple apéndice de Palacio

Más allá de una encuesta incierta y volátil, sería más importante el anuncio de un acuerdo que preserve la dignidad para Gálvez y Paredes y adelante la propuesta de un país en el que todos quepamos.

La circunstancia en la que se hallan embarcados Dante Delgado y el gobernador de Jalisco, Enrique Alfaro, amerita anteponer intereses superiores a los que cada uno de ellos sostiene. Alfaro, el político jalisciense más sólido en los últimos 15 años, está convencido de que el personaje que debe sucederlo es el ahora senador Clemente Castañeda, sin duda su operador más cercano. Delgado, líder emecista, ha resistido por años el empuje de Alfaro y pretende lanzar a Pablo Lemus, actual alcalde de Guadalajara y, antes, dos veces edil de la vecina Zapopan. Sin duda, una estrella ascendente que sería una garantía para ganar por mayoría una senaduría, aprovechar su relativa (54 años) y retomar en 2030 su aspiración de ser gobernador.   

El dirigente de MC calcula hasta ahora que la gigantesca elección del 2024, con decenas de miles de posiciones en disputa, ofrecerá oportunidades para proseguir el crecimiento paulatino de su partido. Esa visión ya los llevó al poder en dos estados estratégicos -incluido Nuevo León- para lo que ocurra el próximo año. La duda es si tal estrategia sigue siendo pertinente.  

Delgado se ha ido quedando sin argumentos para eludir un pacto con el Frente Amplio por México que de entrada se sume a la eventual postulación de Xóchitl Gálvez. Las gestiones que ha desarrollado ante Luis Donaldo Colosio hijo para que asuma una candidatura presidencial sólo han logrado que las respectivas encuestas alerten sobre la declinante popularidad del joven alcalde Monterrey, que quizá no podría siquiera reelegirse en aquella metrópoli norteña. Con él ocurre lo mismo que con el gobernador neolonés, Samuel García: sacarlos a la intemperie nacional puede ser tóxico para cualquiera de ellos, y también para MC

Un acuerdo que otorgue garantías a ambas partes -Delgado y Alfaro- y vele por sus inquietudes centrales, puede abrir una oportunidad extraordinaria para arribar un bloque opositor único que en realidad genere un contrapeso a López Obrador, Morena y sus partidos satélites. MC encabezaría una alianza que aportaría amplísimas posibilidades de triunfo no sólo para Castañeda en Jalisco, sino también para el propio Delgado, que se asoma nuevamente a una postulación para la gubernatura de Veracruz, y lo haría de la mano del Frente Amplio por México.

El escenario que enfrentan ambas organizaciones -el Frente Amplio por México y MC- ofrece sin duda una oportunidad para ellos y para nuestro entorno político y la elusiva democracia que vivimos. Pronto sabremos quién logró estar a la altura del momento. No vivirá mucho quien no lo vea.