Desde mediados del siglo XIX, la realidad se transformó cuando las imágenes se pudieron congelar a través de la impresión de las mismas en papel gracias a diversos métodos técnicos. Con diferentes nombres, las fotografías fueron ganando popularidad. Primero como retratos en estudio, después en exteriores, posteriormente paisajes y obras arquitectónicas de relevancia en diferentes ciudades del mundo, y una gran predilección por los restos arqueológicos.
Entrado el siglo XX, la fotografía, de acuerdo con el filósofo Walter Benjamín, modificó las formas de percepción de la realidad y del arte. Insertándose en la cotidianeidad de las personas y adquiriendo una predominancia en los medios de comunicación, al grado de ir ganando espacios de manera relevante en los periódicos y revistas. En varios países, después de la Primera Guerra Mundial, fueron creándose revistas en las que el contenido más relevante eran los fotoreportajes.
En el caso de nuestro país, hubo fotógrafos que se sumaron a esta oleada y con su lente documentaron las transformaciones en el siglo XX, ese paso de ser un país predominantemente rural a uno urbanizado, de modificaciones de costumbres y de tradiciones, un cambio fisonómico total. Metamorfosis plasmada por Héctor García, fotógrafo mexicano, oriundo de la ciudad de México, cuya lente se inmiscuyó en muchos eventos trascendentales de la historia mexicana y congeló momentos inolvidables de la vida nacional.
A cien años de su nacimiento, múltiples eventos se estarán llevando a cabo en diferentes partes de la ciudad de México para que el público se acerqué y conozca su legado, el cual podría considerarse parte del patrimonio histórico fotográfico de la capital mexicana y del país.
“¿Qué me ves?” es el título de la muestra recién inaugurada en el Museo El Estanquillo, una de las nueve a exhibirse durante este año, enfocada a conocer, a grandes rasgos, los temas principales de la obra del también conocido como “El fotógrafo de la ciudad”, compañero de aventuras bibliográficas y crónicas de Carlos Monsiváis y ahondar en ciertos aspectos personales de su trabajo.
De esta manera, sus pocos autorretratos; la icónica foto de un hombre de esmoquin pisando el vestido largo de su acompañante; un chico en la puerta de su casa, en la Candelaria de los Patos, pintando ‘caracolitos’ a la lente; la Torre Latinoamericana en el horizonte; las calles del Centro Histórico; el detrás de cámara de la película de “Los Caifanes”; retratos de Carlos Monsiváis y otros artistas y escritores, así como de otras estrellas de la farándula; y retratos de los niños de la calle, una de las principales obsesiones del autor debido a un proceso de autoidentificación son parte del acervo compartido en el particular museo, caracterizado por dar espacio a las expresiones culturales del pueblo.
A la par, se inauguró en las Rejas de Chapultepec la exposición “Ciudadanos”, conjuntando imágenes icónicas del fotógrafo con otras menos conocidas de su archivo en las que retrató a los habitantes de la capital del país y cuya intención es producir un efecto cinematográfico y de espejo en los transeúntes que vean la exposición.
Y en el Complejo Cultural Los Pinos se aperturó la exposición “La mirada de Héctor García frente a los movimientos sociales. El lado oscuro del régimen: la protesta del 58 y el 68”, enfocada en compartir los trabajos del fotoperiodista durante las movilizaciones sociales de ferrocarrileros, telegrafistas, estudiantes y maestros de finales de la década de los cincuenta y la gran revuelta estudiantil de 1968.
El próximo mes se inaugurará en el Museo de la Ciudad de México la exhibición “Ciudad Espectro”, consistente en una selección de 80 fotografías tomadas en la capital mexicana, en las que en espacios en penumbra, García Cobo jugó con las luces y las formas. Y en el Centro de la Imagen, las muestras "Ciudad Vorágine" compuesta por 80 imágenes sobre la transformación de la urbe capitalina a partir de mediados de la década de 1940 hasta fines de 1960 y "Geometrías Urbanas”, consistente en fotografías realizadas para el libro "Nueva grandeza mexicana” (1968), de Salvador Novo, desplegadas como páginas de un libro.
Y a la par, la Fundación María y Héctor García exhibirá la historia y actualidad del archivo fotográfico, artístico y personal del fotógrafo, permitiendo al público visitante ser testigo del trabajo detrás de las fotografías y de diversas relecturas a través de los mismos.
El centenario del natalicio del fotógrafo representa una oportunidad de acercamiento a su prolífico trabajo y a conocer las transformaciones históricas de una nación donde se produjo un cambio social profundo a partir del fin de la Revolución Mexicana, la instauración de un estado de bienestar social y la transición a un neoliberalismo cuyas consecuencias vivimos hasta el día de hoy.