GRUPO MÉXICO ROMPE HUELGAS

Murciélagos en cuevas de la justicia laboral

Empresarios amparados en la oscuridad de la justicia laboral mexicana rompen huelgas, hacen contubernios con funcionarios de talla pequeña, fabrican sindicatos a modo y se burlan de la ley. | Manuel Fuentes

Escrito en OPINIÓN el

Los murciélagos acostumbran en la luz del día refugiarse en las cuevas más profundas y salen por las noches cuando nadie los ve para hacer de las suyas. Así hay de esos empresarios que, amparados en la oscuridad de la justicia laboral mexicana, rompen huelgas, hacen contubernios con funcionarios de talla pequeña, fabrican sindicatos a modo y hasta se burlan de la ley.

Pero a diferencia de los murciélagos que comen yerbas, frutos e insectos, hay empresarios que devoran y se apropian de la justicia mexicana, como los dueños de Grupo México para hacerla a su manera. 

En la mina San Martín, en Zacatecas, a pesar de existir una huelga declarada legalmente existente armaron un sindicato a modo, con pocos trabajadores y con golpeadores rompieron las banderas rojinegras. Solo pasaron a la oficina laboral llamada Junta Federal de Conciliación y Arbitraje para obtener su certificado de arbitrariedad. 

A pesar de existir una queja internacional, de gran talla, por medio del Mecanismo Laboral de Respuesta Rápida, los emisarios mexicanos, léase funcionarios de la Secretaría de Economía y del Trabajo, dieron tremendo portazo para evitar se viera el desorden maloliente que yace al interior de sus oficinas laborales llenas de telarañas.

No quieren que se sepa que las oficinas del contubernio no dependen del poder judicial sino del ejecutivo, es decir del mismísimo presidente de la república, y que éstas no son de la nueva reforma laboral. Ya se sabe: hay que guardar las apariencias.

En la Oficina del Representante Comercial de Estados Unidos no les gusta que haya de esos empresarios disfrazados de murciélagos que no respetan la libertad sindical, ni el derecho de huelga de los trabajadores mexicanos para imponer salarios miserables y obtener fortunas fáciles a costa de la explotación del trabajo obrero.

Por eso sorprende la actitud del gobierno mexicano que además de solapar, avale estas acciones.

La queja internacional cuestiona que Grupo México:

 “…ha reanudado las operaciones en la Mina San Martín a pesar de una huelga en curso y ha participado en negociaciones colectivas con una coalición de trabajadores a pesar del hecho de que los mineros tienen el derecho a representar trabajadores a los efectos de la negociación colectiva...”

Se menciona que existen:

 “…pruebas suficientes y creíbles de una denegación de derechos que permitiera la invocación de buena fe de los mecanismos de aplicación”

Para el gobierno mexicano, el que haya ojos ajenos que observen los movimientos de estos murciélagos de libre vuelo, es total y absolutamente incómodo. Prefieren cerrar sus puertas y ventanas a piedra y lodo, aunque ensucien su “buena imagen”.

Mucho más incómodo para los funcionarios mexicanos de corbata color vino, porque otros defienden y ellos no, el derecho de huelga, negociación colectiva y libertad sindical a través del Mecanismo Laboral de Respuesta Rápida.

Difícil para la autoridad mexicana que se haya solicitado la integración de un panel de expertos, que provisoriamente puedan darle un revés a su elevada teoría de la no retroactividad e invasión de la soberanía nacional, para justificar los atropellos de un patrón que hace de las suyas.

Solo miran los gobernantes mexicanos, con aparente desdén y brazos cruzados, de un lado, y en otro, refugiada la esperanza obrera de los mineros para que le sean respetados sus derechos, con la orden terminante a la Secretaría del Tesoro de Estados Unidos que suspenda de inmediato “…la liquidación final de las cuentas aduaneras relacionadas con las entradas de mercancías procedentes de las instalaciones de San Martín”.

A todo esto, no tienen la culpa los murciélagos que son inofensivos sino aquellas autoridades mexicanas que prefieren esconderse en las oscuras cavernas y desde allí tapar a empresarios, como los de Grupo México, que se aprovechan de la mezquindad y debilidad de la justicia mexicana.