DESIGUALDAD

¿Cómo llegamos hasta aquí?, la división

La sociedad mexicana está dividida, está dislocada y por momentos desorientada. | Ismael Jiménez

Escrito en OPINIÓN el

Uno de los lastres que más preocupa a buena parte de los mexicanos, es la división social que prevalece que, como otros tantos, también se lo adjudican al gobierno de la 4T.

En un reportaje del periodista Hernán Gómez quien se lanzó a las calles a entrevistar a la gente sobre los polémicos libros de texto; recorrió distintas zonas de la ciudad, repartiendo los comentarios entre gente que convive y hace su vida cotidiana en colonias populares y quienes lo hacen en la zona de Polanco.

Sin el afán de polemizar sobre las respuestas de los entrevistados, me parece interesante resaltar la respuesta de uno de los comensales de Polanco que entre otras cosas, confirma la visión de que existen distintos Méxicos y que, la percepción que se tiene del país bajo la óptica distópica de una sociedad polarizada económica y socialmente se hacen evidentes todos los días.

A pregunta expresa sobre su opinión de los libros de texto, el comensal respondió no estar de acuerdo con ellos porque su contenido “comunista” genera dijo, “división de clases”. La respuesta por sí misma es digna de reflexión.

En principio, la respuesta evidencia el desconocimiento de ese otro México que existe en muchos rincones del país y que está habitando por obreros, empleados, comerciantes formales e informales, campesinos y comunidades étnicas que viven al día con los ingresos que su labor les remunera, frente a otro en el que, la holgura y desahogo económico, les permite llevar una vida con prioridades totalmente distintas a las del primer grupo.

Vale decir que, en este espacio, no estamos en contra de la generación de riqueza y de vivir de manera desahogada siempre y cuando sea producida como en el primer grupo, gracias al esfuerzo y a la remuneración por su trabajo diario, ya sea por sus negocios o proveniente de sus cargos directivos en los corporativos de Polanco.

Volviendo a la respuesta del comensal quien asegura que el “comunismo” de los libros de texto genera división de clases, nos hace pensar que, o el entrevistado no meditó bien su respuesta o simplemente no tiene ni idea de lo que respondió, el parroquiano da por hecho o asume que todos lo mexicanos “somos iguales”, es decir, que tenemos los mismo “privilegios” que gozamos de las mismas prerrogativas para progresar y prosperar, que tenemos el mismo nivel de ingresos y que todos vivimos desahogadamente, es decir que las zonas marginadas y paupérrimas en el país no existen, que los habitantes de esas zonas que se debaten diariamente entre la falta de empleo y la subsistencia con el salario mínimo es mentira, que su condición la generan ellos mismos por su gusto, por su indolencia, por atenidos y mantenidos. Todo esto lejos del mundo en el que viven los visitantes de los restaurantes de Polanco quienes no tienen más preocupación que medir el siguiente paso antes de invertir o abrir un nuevo negocio.

Más que una crítica al incógnito comensal de Polanco, es importante establecer cómo está divida la sociedad mexicana en la que observamos con claridad, una clase ajena y alejada de la otra y en la que, la realidad de una y la otra, son diametralmente opuestas pues no se tocan, tampoco se juntan, pueden coincidir pero, tan pronto se percata una de la otra, se rechazan, esa, amigo lector, es la división que el neoliberalismo gestó con el comienzo de una desestabilizacion de la economía mal planeada por el gobierno de Miguel de la Madrid quien lanzó a cientos de miles de trabajadores a las calles para engrosar el comercio informal que posteriormente se convirtió en caldo de cultivo para delincuencia.

Cierto, la sociedad mexicana está dividida, está dislocada y por momentos desorientada, pero como el comensal de Polanco, la mayoría de los mexicanos buscamos la unidad, queremos borrar y si es posible desaparecer esas diferencias, pero para ello, debemos terminar con los privilegiados, con los corruptos, los déspotas, con quienes tuercen la ley a su favor, con los abusos de poder y la manipulación de las leyes para seguir viviendo del erario y proteger lo obtenido bajo plevendas sin importar que los beneficiados sean funcionarios públicos o empresarios “respetables”. Prolongar ese “modelo social”, sólo conseguirá más pugnas y más resentimientos entre mexicanos.

Los libros de texto se basan en los principios de Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU que los comensales de Polanco promueven dentro de sus empresas, sus fundaciones o ONGs; la famosa Agenda 2030 de Naciones Unidas, es una forma de “comunismo light” pero de eso, hablaremos en otra entrega.