Escudriñar en los anales de la fotografía nos hace darnos cuenta de lo ocultas y minimizadas que hemos estado las mujeres en esta área. Así lo describe Lourdes Almeida, en su estudio dedicado a las que han realizado esta actividad, nacidas entre 1790 a 1920, a las que llama “heroicas nada más por el hecho de desafiar a la sociedad en la que vivían”.
La constante invisibilidad de la labor que hacemos en nuestros campos de acción, de nuevo se hace presente con las profesionales de la lente a quienes, en muchas ocasiones, no solo no se les reconocen sus obras, sino que alguien más se las adjudica; quedando su legado como negativos borrosos de la historia.
A pesar de las dificultades para dar a conocer el trabajo femenino en esta rama, como en tantas otras, hemos logrado irrumpir en ella y compartir nuestra visión sobre lo que percibimos, sentimos y experimentamos, a través de una cámara.
La pionera en mostrarnos su perspectiva en esta disciplina fue la botánica inglesa, Anna Atkins, quien desarrolló la técnica fotográfica de la cianotipia, gracias a su interés por catalogar algas, plantas y flores. Ella fue la primera en editar un libro con material visual llamado “Photographs of British Algae” en 1843; mérito que originalmente había sido atribuido a un escrito elaborado por un hombre, Henry Fox Talbot, recuperando el crédito de ello hasta los años 80.
Con el paso del tiempo, a golpe de lucha por la igualdad, ha sido posible rescatar del olvido las creaciones de expertas retratistas para reivindicar el lugar que les corresponde ocupar en nuestra memoria histórica, por su capacidad y profesionalismo.
En México, la reportera gráfica Lola Álvarez Bravo, fue una portavoz notable del renacimiento artístico posrevolucionario del país; destacando sus imágenes en el ámbito comercial; documentando tanto eventos culturales como la vida cotidiana mexicana; y llevando registro de las expresiones de distintos pintores de la época para el archivo del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL).
Por su parte, Gerda Taro fue una de las primeras representantes del fotoperiodismo mundial; y bajo el pseudónimo de “Robert Capa” que adoptó junto con su pareja Endre Friedmann, publicó su trabajo en el que capturó, con un carácter informativo y político, los sucesos más crudos de la Guerra Civil Española.
Estas líneas son insuficientes para poder nombrar a todas las figuras femeninas que han participado de este arte, por mencionar algunas, Constance Fox Talbot, Lady Clementina Hawarden, Geneviève Elisabeth Disdéri, Thora Hallager o Mina Keen.
Es innegable que estas artistas abrieron el camino para muchas otras quienes, con su mirada de género, siguen aportando nuevas narrativas y brindando diversas formas de retratar nuestra realidad.
Que este Día Mundial de la Fotografía, conmemorado el 19 de agosto, sirva para recordar a las mujeres de esta industria, cuyas contribuciones, como diría una de ellas, Susan Sontag, “son testimonio de la fusión implacable del tiempo”.