ERRORES DEL GOBIERNO

Errores que matan (II)

El peor gobierno de la historia es y será aquel que por sus omisiones y acciones, es cómplice de la pérdida de vidas, y el de López Obrador es ejemplar en ello. | Julio Castillo

Escrito en OPINIÓN el

La semana pasada se hizo una primera entrega de esta columna contabilizando todas las muertes que se pudieron evitar y que por errores del gobierno no sólo no se evitaron, sino que en muchos casos se provocaron. El covid es un ejemplo claro de esto; aunque muchos calculan las muertes por esta enfermedad en más de 800 mil, en este espacio se habló de 700 mil muertes evitables. De igual forma, la escalada de homicidios (que supera a cualquier gobierno anterior por mucho) demuestra la ineficacia del gobierno, y aunque se esmeran en presentar datos parciales de resultados pírricos, la realidad es que México es más letal que nunca. 

En esta segunda entrega se hablará de más errores que provocan muertes, pero que debido a su naturaleza no es tan sencillo tener un cálculo preciso del número de muertes. Lo cierto es que el peor gobierno de la historia es y será aquel que por sus omisiones y acciones, es cómplice de la pérdida de vidas, y el de López Obrador es ejemplar en ello, sigamos con los datos: 

- El sector salud va mucho más allá de las muertes por covid y tiene miles de millones de pesos en reducciones y en subejercicios. De hecho, la escasez de medicamentos no es un tema de acceso o de distribución, es un tema premeditado que llegó a cerca de 18,630 millones de pesos de subejercicio (sumados a los más de 23 mil millones de reducción)… para ponerlo comparado, el gobierno de López Obrador gasta 123,562 millones de pesos en combustibles (lubricantes y aditivos) y 82,636 millones en medicinas y productos farmacéuticos

- No sólo es el tema de medicinas, también las instituciones de salud han tenido de los más altos subejercicios y si bien todos conocemos los escándalos de los elevadores, de las instalaciones abandonadas o de los aparatos que no se han usado, pocos saben que el ISSSTE ha subejercido 420 millones de pesos, el IMSS 411 millones y el INSABI 479 millones; además el 48% de la Población Económicamente Activa no cuenta con acceso a ninguna institución de salud ni a medicamentos, y eso sin contar que el INSABI fue cerrado (dejando en gran opacidad lo que pasó con los recursos que se le destinaron) y su sustituto, el “IMSS-Bienestar”, no ha levantado todavía (y no hay modo de saber mayor dato que la cantidad de personas que se quedaron fuera de los sistemas de salud). 

- Otra forma de acabar con la vida (humana y de cualquier tipo) que es difícil cuantizar son los daños al medio ambiente. Los casos del Tren Maya y de los activistas medioambientales asesinados son conocidos, pero el problema va mucho más allá. Hace poco más de dos semanas, el 17 de julio, hubo un derrame de petróleo en Ek Balam, en el Golfo de México, que abarca más 460 kilómetros cuadrados (para entender la dimensión, Chihuahua tiene una superficie de 247 kilómetros cuadrados y Sonora 179; es más que Chihuahua y Sonora juntos). Por otro lado, la gente no se ha preguntado por qué ahora hay “contingencias ambientales” mucho más seguido en la Zona Metropolitana del Valle de México (ZMVM) y cuándo volvieron (hace décadas, finales de los 80 e inicios de los 90 las había frecuentes). La respuesta no es por las fábricas ni por los coches, es por la termoeléctrica de Tula, debido a que el gobierno de López Obrador dejó de usar gas y empezó a usar combustóleo, que es mucho más contaminante. En una jugada (ilegal, por cierto) se hizo el cambio y se obligó a la CFE a comprar la “basura” de la refinación de Pemex, a costa de todos los habitantes de la ZMVM. Existen cálculos de que al menos 14,000 personas al año mueren prematuramente por la contaminación que genera la termoeléctrica de Tula, pero además de que suena un poco optimista la cifra, no sólo son las muertes, es la calidad de vida que afecta y las enfermedades (no mortales) que genera. 

En cada rubro es evidente el abandono y la falta de responsabilidad que ha tenido el gobierno. No sólo son asesinatos o muertes por covid, son las vidas que cuestan las faltas de mantenimiento (las del metro son evidentes, pero cada carretera podría sumar muchas más), las vidas que cuesta el desvío de recursos a proyectos prioritarios del gobierno mientras se dejan en el abandono otras cosas y las vidas que cuesta la corrupción, que además es transversal a todo el gobierno.