La semana pasada el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) publicó la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH) 2022, una herramienta que proporciona un panorama basado en datos del comportamiento de los ingresos y gastos de los hogares mexicanos, cuánto se gana, de dónde se gana y cómo se distribuye.
Los resultados de este esfuerzo estadístico son reveladores en cuanto al desempeño y efectos de la actual administración al interior de las viviendas mexicanas. El proyecto encabezado por Andrés Manuel López Obrador llegó a la Presidencia de la República en 2018 bajo el lema “primero los pobres” y la promesa de un “sistema de salud como el de Dinamarca”, cinco años después, la ENIGH 2022 exhibe la ineficiencia del gobierno de la Cuarta Transformación en dos rubros fundamentales: combate a la pobreza y la atención a la salud.
A través de los datos obtenidos por el INEGI podemos realizar una evaluación de la reconfiguración de la política social implementada por Morena a nivel federal, la cual se ha caracterizado por suplir con transferencias directas a los programas de asistencia social implementados en sexenios anteriores, los resultados son poco alentadores.
Nunca un gobierno había tenido un gasto social tan alto como el actual, sin embargo, la ENIGH reveló que gastar más, no significa gastar bien. Por ejemplo, las mujeres madres trabajadoras han sido objeto de esta falta de empatía y estrategia en el gasto público, el gobierno de Morena desapareció el Programa de Estancias Infantiles y lo reemplazó con el Programa de Apoyo para el Bienestar de las Niñas y Niños, Hijos de Madres Trabajadoras, sin embargo, los recursos etiquetados a este fin se redujeron un 4.5% en 2023, con esto se gasta en este rubro menos de la mitad de lo que se gastaba en 2018.
El 30% de la población más pobre recibe menos apoyo social que en el sexenio anterior, mientras que en el 40% de los hogares con más ingresos aumentaron estos apoyos. Esto se traduce en una política social, que no cumple con ser redistributiva, no va dirigida a donde más se necesita, por el contrario, al concentrarse en hogares con mayor ingreso, por un lado, no genera condiciones de bienestar entre los más pobres y por otro, acrecienta la desigualdad.
La promesa de “primero los pobres” se rompió, porque en este gobierno se da menos a quienes más lo necesitan. Urge corregir el rumbo, porque estamos frente a una política social regresiva, con programas sociales que, sin reglas de operación, ni población objetivo, privilegian las transferencias directas, que además al no tener un padrón de beneficiarios promueven el clientelismo, la opacidad y la corrupción, por encima del bienestar de quienes viven en condiciones de pobreza extrema en este país.
Asimismo, la ENIGH reveló datos alarmantes sobre el estado de la cobertura en materia de salud para las y los mexicanos, pues de 2018 a 2022 el porcentaje de personas sin cobertura de salud aumentó en 151%, creció de 20 a 50.3 millones, es decir, 30 millones de mexicanos, una cifra similar a con la cual el gobierno actual llegó a la presidencia, con esto se puede decir que Morena le quitó el acceso a la salud con la desaparición del Seguro Popular y el fracaso del Instituto de Salud para el Bienestar (INSABI) al mismo número de mexicanos que los que los llevaron al poder.
La distribución inequitativa de recursos, el uso clientelar de los programas sociales y la falta de estudios técnicos han sumido a México en una crisis social que afecta a los que menos tienen. Urge que el Gobierno de México asuma la responsabilidad y que frente a mediciones como la de la ENIGH y las que vendrán en próximas semanas por parte del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL) tome acciones y cumpla con el artículo cuarto constitucional y los programas sociales lleguen a todas y todos, también a los más pobres.