Una nueva ola de extorsiones azota al mercado más grande de Latinoamérica: la Central de Abastos de CDMX. Se desató en abril de 2023, con llamadas telefónicas a decenas de comerciantes, donde se les anunciaba la llegada del cártel Jalisco Nueva Generación. Hasta aquí no suena a algo nuevo, pues desde 2010, muchos grupos delictivos buscan un pedazo del pastel de la Ceda, cuya superficie equivale a 51 planchas del Zócalo capitalino. Sin embargo, en esta nueva ola, los extorsionadores son ex comerciantes de la misma Ceda.
Las llamadas de amenazas son constantes. De día o de noche, de diferentes números. Voces que fingen acento del Pacífico. De acuerdo con la carpeta CI-FIZP/IZP-6/UI-3S/D/02801/07-2023, la problemática se generalizó en abril. “Los Oaxacos ya dejaron la plaza, ahora somos nosotros”, era el mensaje principal de la letanía. Como suele ocurrir con las extorsiones a comerciantes, las exigencias económicas dependían del tamaño del negocio. En este caso, iban desde los 5 mil a los 70 mil y hasta 150 mil pesos. Los “Oaxacos” era el grupo delictivo dominante hasta hace algunos años, cuando se fragmentaron. Originarios de Santa María Teopoxco, Oaxaca, esta banda organizaba tandas, rifas clandestinas y manejaba el narcomenudeo. Antes de ellos quienes exigían cuotas eran policías federales que entregaban calcomanías del cártel del Golfo. Ahora, consta en el expediente citado, son delincuentes con la charola del cártel Jalisco Nueva Generación.
Uno de los denunciantes reconoció a algunos de los que encabezan estas extorsiones. “Son personas que eran comerciantes de aquí de la Central de Abasto y que también organizaban sorteos”, declaró ante el Ministerio Público. Son gente que se volteó. Se alió con mafiosos para explotar a sus viejos conocidos, a los dueños de bodegas, a los transportistas, a los trabajadores, a todo mundo. Según la investigación de la Fiscalía capitalina, son tres sospechosos: Luis García Martínez, el “Capu”, Joshua Iván, el “Cacahuate”; Édgar Molina Manzo y Uriel Núñez Martínez. Algunos les llaman los “Volteados”, los que cambiaron el mandil por las armas. De por sí, relataron las víctimas en la carpeta, ya eran intimidados por policías de Investigación y Preventivos, que llegaron a detener y sembrar droga a hijos de comerciantes para después exprimirles efectivo, montones de billetes. Pero ahora, los “volteados” se están metiendo con la familia de los patrones, propietarios de bodegas y puestos. Mandan fotografías de hijos e hijas, siempre menores de edad, y amenazan con hacerlos cachitos. Detallan horarios, escuelas a las que asisten, pasatiempos, hasta la ropa que suelen usar con estampados de sus caricaturas favoritas.
El 3 de julio pasado, aproximadamente a las 11:00 horas, los “volteados” enviaron emisarios armados para apretar tuercas. “O pagas o ve comprando el cajón donde te van a enterrar”, les advirtieron a los dueños de comercios en las bodegas P74, Q3 y P40. Como las rifas denominadas “rapiditas” y las tandas -que eran una forma velada de extorsión- disminuyeron tras la intervención de la Fiscalía General de la República, los chantajes al estilo del narco volvieron con más fuerza, aseguraron los afectados. Todo mientras la venta de droga se desborda a través de los “Baberos”, un grupo de narcomenudistas que se caracteriza por usar “baberos” y así esperar compradores en los pasillos de la Ceda. El área de Inteligencia de la Secretaría de Seguridad Ciudadana capturó el miércoles pasado a uno de sus cabecillas, Jesús Eduardo Calzada Mendoza, el “Babero”. No obstante, lo de los extorsionadores le está pegando a muchos políticos con intereses en la Central de Abastos, inversionistas que no quieren ver mermadas sus ganancias, sobre todo si se trata de mafiosos que no son respaldados por el cártel de Jalisco Nueva Generación, que actualmente disputa la alcaldía Iztapalapa con la Familia Michoacana. Dos días después de que extorsionadores se pasearon por los pasillos de la Ceda, es decir, el 5 de julio, apareció una manta firmada por la FM, donde amenazaban a “los hijos del Cocho”, a Güicho Misael y trabajadores del CJNG. “Y no venimos a rentear, venimos por ustedes, trabajadores del CJNG”, se leía en la manta, colgada en Avenida Damián, colonia El Molino. Así que, por un lado, la Familia Michoacana sentencia de muerte a quienes extorsionen en Iztapalapa, pero por otro lado, ex comerciantes de la Central de Abastos, el segundo centro financiero más importante del país, exigen dinero a costa del CJNG. La mesa está servida para un enfrentamiento, un revire y más sangre. Todo ordenado desde Toluca, bastión de Juan Carlos Muñoz Vargas, el “Pariente”, líder de la Familia recientemente detenido. Que esté en una prisión mexiquense es lo único que ha postergado el derramamiento de sangre en Iztapalapa. ¿Cuánto durará allí?
Enterado está, querido lector y recuerde: el infiltrado es usted.