XÓCHITL GÁLVEZ

Xóchitl candidata de AMLO

A Xóchitl Gálvez la va hacer candidata el orgullo presidencial, que, de seguir agrediéndola, será la ruina de su Cuarta Transformación. | Germán Martínez Cázares

Escrito en OPINIÓN el

Delante de la ruina va la soberbia. A Xóchitl Gálvez la va hacer candidata el orgullo presidencial, que, de seguir agrediéndola, será la ruina de su Cuarta Transformación

Era muy sencillo que el presidente cumpliera con leer un resumen de la sentencia que Xóchitl ganó, por su derecho a réplica. Algo así como que hubiera puesto a leer a alguien en el atril mañanero “Xóchitl sí aprobó la pensión a adultos mayores”. Y tan, tan. La senadora de Hidalgo no hubiera tenido la plataforma de despegue presidencial que tuvo. Con tantos insultos y majaderías de los seguidores del tabasqueño. En Palacio Nacional faltan abogados y odian a los jueces. Esas son las consecuencias de creer que verbo mata ley y litigio. 

En segundo lugar, el presidente sembró la retórica de que sólo él, exclusiva y monopólicamente él representa a los pobres y a los indígenas, y de esa siembra racista, clasista y de odio, cosechó una flor, flor que en náhuatl se dice: Xóchitl.

El discurso de división entre mexicanos, ricos y pobres, fifís y chairos, ese discurso de encono que para gritar: “Nosotros los pobres” y “Ustedes los ricos”. Es digno de Pedro Infante, pero no de un Jefe de Estado mexicano. Y resulta que Xóchitl en percepción y biografía está más del lado de los pobres, que sus corcholatas. Y más que su favorita. Entonces ahora se atizó un fuego muy peligroso, la pureza de sangre indígena y pobre. Argumento violentamente racista y clasista. El presidente cayó en su propia trampa de dividir a la sociedad. Todos los mexicanos somos iguales: no importa el origen étnico, la lengua que se habla, la preferencia religiosa, la orientación sexual, o la posición económica. Pero ahora Morena le empieza a buscar pretextos antropológicos a la pertenencia otomí de Xóchitl Gálvez. ¡Tengan pa’ que aprendan a no distinguir entre mexicanos! Además entre pobres y ricos hay virtudes y defectos, ni ser rico es sinónimo de ladrón, ni pobre garantía de nada. Esas categorías de buenismo social, sólo están en la cabeza electoral del presidente.  

Pero Xóchitl Gálvez tendrá que caminar por un calvario de hordas partidistas, rebaños alquilados que esperan la instrucción de poner un “X” precisamente contra ella, en las boletas de la “elección” dizque ciudadana, que inventaron unos autollamados dirigentes de la sociedad civil, porque el dichoso método disfrazado de ciudadano, terminó en una negociación en lo oscurito, entre esos supuestos “ciudadanos” y los verídicos dirigentes nacionales del PRI, PAN y PRD.

Las preguntas pertinentes son: ¿ese método construye unidad?, ¿sube en preferencia de votos al ganador?, ¿empareja la intención de voto con Morena?. Alejandro Moreno del PRI, Marko Cortés del PAN, Jesús Zambrano del PRD, ellos dirigen estructuras partidarias y tienen que velar por sus intereses (algunos inconfesables) y sus militantes (algunos impresentables). Nada extraña en ellos, procuran su membresía o feligresía. Quiero decirlo de otra manera que evite equívocos: resultó, a la hora de construir el método de elección del Frente, mucho más auténtico el cinismo partidario a la simulación ciudadana. ¿Dónde quedó la elección primaria que sólo celebraría ciudadanos y ciudadanas al costo que sea?, ¿y el arrojo civil para elegir un candidato o candidata, que abrazaría un partido y los demás tendrían que jalar o ahogarse en un mar de votos ciudadanos?, ¿y la promesa del método, que libre y autónomamente harían destacados miembros de la academia y las ciencias sociales?. Si en verdad tenía a la marea rosa por todo el país: ¿por qué claudicaron?. Todo acabó en exárbitros electorales para velar por el contrato partidista. “Se avanzó” dicen los sesudos ciudadanos, pues quizá pero eso fue una componenda.

No quiero una coronación o ungimiento a un candidato o candidata como en Morena; pero ahora la mejor alternativa, Xóchitl Gálvez, tendrá que saltar, esquivar y romper todo ese arreglo burocrático, que hasta en el exgobernador Murat provoca dudas. Xóchitl debe caminar entre un laberinto de firmas, giras, debates, encuestas, votos, y al final podrá ganar ampliamente la encuesta entre los verdaderos ciudadanos, mientras, al mismo tiempo puede perder las primarias con rebaños de “ciudadanos” acarreados a votar. ¡Felicidades, próceres representantes de la sociedad civil! El empate para el ganador en la encuesta está asegurado con las primarias, con un padrón y recursos sin control. Entonces volveremos a ver otra componenda. 

Para ganarle a Morena, se necesita algo más que duelo de protagonismos, ensayos de sufragismo ingenuo, y hacerle caso a empresarios que tienen prendidas velas a Claudia Sheinbaum y además listo el cerillo para encender la vela de la oposición. Algunos de esos empresarios fueron causantes (en parte) de las derrotas de José Antonio Meade y Ricardo Anaya. Porque les importa más los contratos (no importa quién los firme) en adjudicación directa de preferencia, que igualar al país, y les da igual seguir en cenas con tamales de chipilín (de seguro Claudia ofrece continuidad hasta en el menú presidencial), que pastes de Hidalgo. Seguir entrando a Palacio Nacional es la consigna. La participación de utilidades a los trabajadores puede esperar. Domarles la mala suerte a los que no caben en la sociedad de consumo, o domarles la buena suerte a los que “arriesgan” su dinero en negocios con el gobierno es populismo. 

Para ganar Xóchitl tiene que vencer la inercia del dinero en sus dos caras: ambición política y avaricia mercantil. Lo tiene todo. Origen humilde. Cultura del esfuerzo. Aspiraciones por encabezar. Lengua indígena. Sensibilidad por el dolor del prójimo. Amor por el agua e indignación frente a la huella ecológica que dejan las energías sucias. Ojalá arme un equipo que la acompañe y no la lambisconee. Ojalá comprenda que no es reconciliar a los dirigentes de la sociedad civil con los partidos políticos, sino reconciliar a los que tienen privilegios (algunos indebidos), para convivir, con otros mexicanos que no tienen oportunidades de sobrevivir. La X que importa, no es la de Xóchitl, ni la de nadie, sino la coe-x-istencia en paz entre me-x-icanos y me-x-icanas.