PORFIRIO MUÑOZ LEDO, HOMBRE DE ESTADO

Porfirio Muñoz Ledo: un hombre de Estado

Porfirio Muñoz Ledo tenía un profundo conocimiento del mundo en el que vivía y una enorme capacidad para mirar hacia el futuro y comprender la complejidad. | Clara Jusidman

Escrito en OPINIÓN el

¿Qué es un hombre de Estado? ¿Por qué lamentamos la partida de Porfirio Muñoz Ledo y lo reconocemos como uno de los pocos mexicanos que merecen ese título?

Tuve la enorme oportunidad de aprender de dos hombres de estado mexicanos: Víctor L. Urquidi y Porfirio Muñoz Ledo.

Los dos tenían un profundo conocimiento del mundo en el que vivían y una enorme capacidad para mirar hacia el futuro y comprender la complejidad. Reconocían la importancia de desarrollar capacidades del estado para revertir los déficits históricos en materia de bienestar y para enfrentar los nuevos retos que surgían a partir de los cambios previsibles en materia política, económica, demográfica, tecnológica, medio ambiental, educativa, del empleo y el trabajo; Urquidi como economista, profesor e investigador destacado y Porfirio como jurista, funcionario y político socialdemócrata. Los dos como excepcionales internacionalistas.

Porfirio me invitó en varias ocasiones a acompañarlo en sus iniciativas. Sólo me referiré a una de ellas: cuando fue secretario del trabajo y previsión social de 1972 a 1975.

Tenía una visión amplia y moderna y un proyecto claro de cómo concretar el cambio de la autoridad laboral. Se empeñó en actualizar y ampliar la legislación y la institucionalidad estatal para proteger los derechos de los trabajadores formales, promover el empleo e impulsar la productividad. Fueron años luminosos para esos trabajadores y sus familias.

Desde la Comisión Nacional Tripartita (1973) impulsó varias instituciones en apoyo a los trabajadores como el INFONAVIT para vivienda, el FONACOT para crédito, el CONACURT para la cultura, el CONAPROST para proteger el salario, mismo que llevó a la creación del Instituto Nacional (INCO) y la Procuraduría del Consumidor. También estableció las Direcciones Generales de Productividad y de Formación Profesional y el Instituto Nacional de Estudios del Trabajo (INET) para investigar y formar personal especializado.

En ese entonces yo estaba poniendo en marcha la primera encuesta continua de población en México, la que ahora se llama de Empleo y Ocupación (ENOE). Mi interés era hacer visibles la magnitud y las condiciones de los trabajadores en la informalidad. 

Porfirio me invitó en 1974 como secretaria técnica de la Comisión Nacional de los Salarios Mínimos (CNSM). En 1975, en ese contexto, se dio un histórico aumento –desde mi punto de vista exagerado– de 23% a los salarios mínimos legales para compensar la devaluación del peso ocurrida en septiembre de ese año. Me tocó firmar esa resolución de la Comisión. Desde ahí fui testigo de los grandes cambios realizados en las autoridades laborales.

Lamentablemente, la institucionalidad promovida por Muñoz Ledo, fue destruida en la etapa neoliberal, por Arsenio Farell, secretario del trabajo de Miguel de la Madrid y de Carlos Salinas. Asimismo, los salarios disminuyeron durante dos décadas y se estancaron otras dos.

Sirva este breve testimonio para reconocer la capacidad creativa y el compromiso social de Porfirio Muñoz Ledo como hombre de estado. Descanse en paz.