PERTENENCIA

Las minorías, la pertenencia y las contradicciones

A veces nos integramos a una corriente social que al mismo tiempo implica un rechazo a nuestra identidad. | Johannes Jácome

Escrito en OPINIÓN el

Las sociedades reflejan los intereses de los individuos. Tanto en su búsqueda de reafirmación personal como en su necesidad de pertenencia a un grupo. En esa búsqueda y convivencia van desarrollándose grupos de interés que van moldeando y cambiando la sociedad. A veces, esos individuos y grupos realizan aportaciones notables a la sociedad, a veces solamente generan anécdotas o modas pasajeras, y en otras ocasiones son solamente un intento de retomar usos y costumbres del pasado.

Últimamente cobró mucha presencia en la conversación mexicana el tema del maltrato animal. El personaje grabado quemando vivo un perro se hizo acreedor al repudio social y a un proceso penal en su contra.  Bien merecido. Este personaje casi fue linchado al ser paseado por las autoridades después de su detención. Efectivamente, una sociedad sana expresa preocupación por la vida de los animales. 

El arraigo social de la preocupación por los animales es una contribución que debe reconocérsele a las generaciones jóvenes, muy probablemente ligada al uso de un grupo de ellos para sustituir con mascotas la experiencia de tener hijos propios. Perrhijos. Dentro de ellos, hay personas que incluso llegan a expresar su preferencia sobre el bienestar de los animales (perros) que sobre las personas, y cuando se trata de niños, de plano no los quieren en sus bodas, sentados junto a ellos en los aviones o en la mesa de junto en los restaurantes. A pesar de ese amor por los animales (perros y a veces gatos), y por más padres que nos sintamos de un perro, no nos convertimos en perro (o gato) seguimos siendo personas, sólo que buscamos distanciarnos de nuestra especie para sentirnos parte de un grupo social que rechaza nuestra especie.

En Estados Unidos existen varios debates al respecto. Se ha hablado mucho, y en este espacio también, sobre las contradicciones que se observan en distintos fenómenos sociales. Por ejemplo, los casos de latinos, incluidas personas de origen mexicano, que son fervorosos seguidores de los movimientos de supremacía blanca. Dos de los personajes más representativos del movimiento supremacista estadounidense tienen origen y apellidos latinos: Nick Fuentes y Enrique Tarrio

Una explicación propuesta por varios expertos es que esto refleja la aspiración del individuo a querer asociarse con alguno de los grupos imperantes en la discusión política y social, o al menos, a aquel al que nos gustaría pertenecer. En esa búsqueda, algunos latinos se integran a organizaciones que promueven el rechazo a la gente de su propio grupo étnico o nacional, pensando tal vez, que su apoyo, y eventual pertenencia a esos grupos, les otorga una aprobación personal a pesar de su origen.

Ese mecanismo de asimilación es común también entre los grupos religiosos de tinte más conservador, en los que se observa el activismo decidido de mujeres apoyando y defendiendo doctrinas e interpretaciones religiosas que ubican precisamente a las mujeres en una condición de inferioridad con respecto al hombre.

Es difícil explicar por qué una mujer abraza una corriente en la que debe abandonar parte de su identidad para ingresar a un grupo que la discrimina. Probablemente, lo haga porque se convenció de que esa religión tiene la razón sobre lo que ese dios piensa y es necesario su pertenencia, aunque sea en un nivel inferior, ya que la alternativa es la exclusión total del grupo que se va al cielo.

Recientemente veía el caso de la iglesia cristiana Hillsong”, que si bien se origina en Australia, alcanzó el cielo (de la fama) con su templo en Nueva York, donde su predicador estrella, Carl Lentz, con moda hipster millenial, decía constantemente “vengan tal y como son”. Mucha gente gay se afilió a la iglesia suponiendo que por fin encontraban la aceptación cristiana evangélica a su identidad. No tardó en llegar la aclaración desde Australia diciendo que para el cristianismo evangélico ser gay era pecado mortal y punto. ¿Por qué buscar la aceptación de corrientes religiosas basadas en doctrinas de hace miles de años? Probablemente la búsqueda de la aceptación de la corriente religiosa imperante en nuestro mundo occidental, aunque ello implique la censura de la propia identidad.

A diferencia de estos ejemplos estadounidenses, el ejemplo de los perripapás tiene una aportación benéfica indiscutible, sin embargo, contiene también una dosis de contradicción equiparable a las otras, en el sentido de que nos integramos a una corriente social que al mismo tiempo implica un rechazo a nuestra identidad. Aparentemente, todos tenemos la capacidad de ser malinches supremacistas o bien caninos.