ELECCIONES 2023

Saldos del Domingo

Lo que pasó este domingo no debe ser una sorpresa para nadie. | Agustín Castilla

Escrito en OPINIÓN el

Los resultados de este domingo confirmaron lo que se venía perfilando semanas atrás y, aunque las dos gubernaturas se repartieron entre el oficialismo y la alianza opositora, es claro que Morena es el gran ganador pues sin restarle importancia al muy amplio margen en Coahuila, no hay comparación entre ambas entidades en términos políticos, económicos y electorales, colocándolo en muy buenas condiciones para el proceso presidencial de 2024 que prácticamente ya arrancó.

Además de que el Estado de México es el que cuenta con la mayor población en el país y con el padrón electoral más grande, así como con un gran presupuesto, ha sido por décadas el principal bastión del PRI cuya hegemonía de más de 90 años ha llegado a su fin, lo que representa un duro golpe del que difícilmente se podrá levantar, y desde luego tampoco es una buena noticia para la alianza por más que intenten matizar lo evidente presentando cifras alegres. Con esta derrota el PRI pasará a ser la cuarta fuerza política detrás de Movimiento Ciudadano si se considera el número de habitantes gobernados a nivel estatal.

Lo que pasó este domingo no debe ser una sorpresa para nadie. Recordemos que hace seis años la candidata de Morena perdió por apenas 3 puntos porcentuales a pesar de que se enfrentó a todo el aparato del entonces partido en el poder y no se escatimaron recursos ya que el Estado de México era una prioridad para el presidente Peña Nieto. En esta ocasión las circunstancias fueron muy distintas y la maestra Delfina Gómez contó con todo el apoyo del presidente López Obrador así como de las y los 22 gobernadores del oficialismo con lo que ello implica, logrando una ventaja de poco más de 8% que si bien dista mucho de lo que arrojaban la mayoría de las encuestas -algunas pronosticaban hasta 20%-, le da una cómoda victoria.

También hay que destacar el papel que jugaron el INE y los institutos electorales locales que una vez más demostraron su gran capacidad organizativa, así como el compromiso de las y los miles de ciudadanos que participaron como funcionarios de casilla, y la actitud democrática de Alejandra del Moral y Armando Guadiana al reconocer los resultados que no les favorecieron. Es mucho lo que tienen que revisar los partidos políticos para no caer en conclusiones anticipadas o simplistas, ya que por ejemplo en Coahuila la división de Morena, PT y PVEM les pudo haber afectado, pero lo cierto es que ni con la suma de las tres candidaturas se hubieran siquiera acercado al candidato ganador.

Pero en el caso de la oposición, parece que no han considerado necesario entrar a un proceso serio de análisis y reflexión. Por el contrario, han optado por tratar de justificarse, presentar un panorama optimista que no se corresponde con la realidad y buscar culpables como Del Mazo, Movimiento Ciudadano y en el colmo han responsabilizad0 a quienes no acudieron a votar. Quizá tengan motivos para señalar al gobernador por abandonar a su candidata además de que a todas luces su gestión no fue aprobatoria, o se podría entender que las decisiones de MC hayan despertado muchas suspicacias, pero acusar que perdieron la elección debido a la apatía ciudadana es sumamente cuestionable. 

En primer lugar, hay que precisar que la abstención que se registró el domingo no es mucho más alta que en elecciones anteriores, y si la apuesta era lograr una mayor participación para con ello tener más posibilidades de triunfo, deberían preguntarse porque no fue así. A estas alturas, era para que les hubiera quedado claro que el discurso anti-4T y el activismo en redes sociales no son suficientes, y se equivocan si piensan que en automático la gente inconforme con el actual gobierno apoyará a la alianza opositora pues está cansada de tener que votar por lo menos malo y tampoco está dispuesta a regresar a un pasado que justo fue el detonante del 2018.

En tanto no reconozcan y corrijan sus errores, se reinventen y construyan un proyecto de la mano de la sociedad que les permita ir recuperando la confianza y convertirse realmente en una opción distinta y creíble que responda a las necesidades y preocupaciones ciudadanas y no únicamente a los intereses de las cúpulas partidistas, además de presentar candidaturas con las que la gente se sienta identificada, muy difícilmente podrán aspirar a ser razonablemente competitivos para el próximo año. Sin embargo esto no sucederá mientras sigan instalados en la autocomplacencia y eludiendo la autocrítica.