MORENA

Ojalá gane Noroña

Con Noroña en el poder sí sabríamos qué esperar. | Carlos Gastélum

Escrito en OPINIÓN el

Si por alguna suerte del destino me tocara participar en la encuesta de Morena para la candidatura presidencial, tacharía en la boleta simulada a José Gerardo Rodolfo Fernández Noroña. No sé si sea el mejor aspirante, o si gobernaría mejor que los demás. Pero de algo estoy seguro: de ser el candidato de la 4T despertaría fuerzas que hoy están en el letargo.

He seguido la pista de Noroña desde que era Diputado Federal del PT en la LXI Legislatura, tras su renuncia al PRD, partido que dejó por los conflictos con Jesús Ortega. Desde entonces, lo he situado como un político de denuncia: crítico en esencia y mordaz con las palabras. Personalidad quizás demasiado atenuada ahora que la mayoría a la que pertenece gobierna en Palacio y en el Congreso.

Escuchar a Noroña no es siempre fácil. En ocasiones lo arrastra la estridencia o la necedad de los argumentos, que lo vuelven blanco fácil para la descalificación o le generan problemas donde no los había. En otras, sus propuestas resultan tan extremas que construir puntos intermedios son difíciles a imaginar. Pero, como me dijo alguna vez una jefa: es un error llamarlo ‘payaso’ si se omiten las verdades, cuando las hay, que se asoman entre sus palabras.

Quizás lo más interesante del personaje es que, a diferencia de los demás que buscarán la candidatura morenista, Noroña es quien menos zonas grises parece tener. Es claro que en su visión de país está una presencia mucho más fuerte del Estado frente al poder económico, un replanteamiento sobre la generación y distribución de la riqueza de como la conocemos, y una reactivación de fuerzas sociales en aspectos como el sindicalista.

¿Qué esa sea la ruta que México necesita? Esa es otra historia. Pero al menos permitiría que las propuestas en un país polarizado, tuviera un candidato que reflejara uno de los extremos. El resto de las alternativas, cuando menos hasta hoy, le apuestan a la continuidad del proyecto, pero sin objetivos fijos hacia dónde quieren llegar. Es el juego de la indefinición en donde el inicio, fin o continuidad de la 4T se confunde con los bordes de la moderación, la popularidad de las estrellas pop o el todo va a estar bien.

Al menos, con Noroña, sabríamos qué esperar. Un candidato de personalidad fuerte y contestataria, que terminaría lo iniciado por López Obrador: consolidar un proyecto en donde las oposiciones se vuelvan irrelevantes por sus propias mezquindades. De ahí la oportunidad de que los partidos de la alianza opositora, y demás iniciativas que pudieran sumarse, repensaran una propuesta de país más allá del egoísmo de las dirigencias.

Por eso creo que Noroña sería el mejor candidato de Morena: porque despertaría fuerzas que hoy prefieren navegar entre el letargo y la indiferencia.   

Sin embargo, a Noroña le arrebataron en el proceso de selección de candidato lo que mejor sabe hacer: debatir. Tampoco se ve detrás grandes estructuras o capitales que digan: #EsNoroña. Requerirá mucha creatividad e imaginación para lograr repuntar en la encuesta, y hacer que el recuerdo del imaginario público vaya más allá de una fotografía entre toallas.