“Yo creía que habíamos vivido momentos maravillosos, pero este ha sido, al día de hoy, el momento más hermoso de mi vida. No paramos de llorar, se siente la vida, sientes cómo esa vida te da vida y tú al mismo tiempo le das vida. Cuando escuchas con esa fuerza el latido del corazón, taca, taca, taca, es impresionante”. Así me contaba Mariana Moguel, con una emoción y una sonrisa nunca antes vistas.
Mariana nos demostró ser la hija que cualquier madre quisiera tener. La lucha que emprendió, sin permitirse darse un solo segundo de descanso hasta ver a su madre fuera de la cárcel, la pintó de cuerpo completo; vamos, de corazón y alma.
Rompiendo con la idea generacional –y mental– de la familia en pareja, Mariana se sometió a un in vitro, el cual le pegó a la primera. Sin embargo, no fue su primer embarazo.
Con una emoción difícil de describir, me contó:
“Voy a ser muy honesta contigo, porque me gusta hablar desde la verdad. Tengo el sueño de ser madre desde hace muchos años; tuve una pérdida antes, Kailani. Estaba pasando por un momento muy difícil, fue muy doloroso. Mi mamá, además, estaba en Santa Martha Acatitla, y pues por supuesto que esto te genera miedo”.
Hormonas, expectativas, nervios: en todo el proceso que vivió para embarazarse de nuevo, Mariana estuvo acompañada por Rosario, a quien ve como una compañera.
“Me costó bastantes meses irlo procesando, pero llegó el momento y fue un día donde dije, voy a dar todo lo que está en mi alma, en mi cuerpo, en mi corazón, en mi mente, para ser madre y cumplir y dejar de postergar, porque luego también postergamos y postergamos los sueños más importantes de nuestra vida y esta vez no estaba dispuesta”.
Mariana ha trabajado por el empoderamiento de las mujeres a través de leyes, proyectos e iniciativas que defienden, protegen e impulsan los derechos de éstas. No obstante, sin importar el género que tenga su frijolito (como cariñosamente lo llama) tiene claro cómo desea que sea: quiere que sea alguien que, de ser necesario, pueda alzar la voz, tal y como ella lo hizo para defender a Rosario.
“Yo lo hice con el amor de no solamente una hija hacia una madre, sino porque fueron los valores que mi mamá desde chiquitita me dejó impregnados”.
Confirma que en México siguen existiendo prejuicios sobre ser madre soltera, pese a que uno de cada dos hogares es encabezado por una jefa de familia.
“No pasa nada cuando uno rompe los modelos que, a veces, la sociedad te quiere imponer; al contrario, hay que romperlos, porque te lleva a la libertad y a cumplir los sueños”.
Moguel y también Robles
“El ser madre no sólo es un sueño cumplido, es una responsabilidad que me inspira a ser un mejor ser humano”.
Reza todas las noches. Le pone música a todas horas, en español, inglés y francés, porque dice que así se va habituando con los idiomas que quiere que hable.
¿Te pesa ser hija de Rosario? “Noooo, estoy muy orgullosa de ser hija de Rosario Robles y de Julio Moguel”.
Confiesa extrañar a su abuela Chala, quien sería la mujer más feliz de cargar a su primer bisnieto. “Con Chala todo lo malo se borra. Ella hacía latir la casa”.
Como madre, se visualiza de repente barco, de repente estricta, después confundida –risas–. No tiene náuseas y, según su doctor, ya no las sufrirá. Todo el día tiene antojo de sandía con limón y sal… ¡ah!, y lo que nunca, yogur natural con miel.
A pesar de que, siendo chava, un día su madre le dijo: “No te vas a dedicar a la política”, luego se miraron a los ojos durante unos segundos, y Rosario, antes de alejarse, sólo volteó un poco la cabeza para mirarla nuevamente, hoy Mariana es una política hecha y derecha y no dejará de serlo, pues ama hacer lo que hace, desde cada una de las trincheras en que trabaja; sin embargo, reconoce que hoy también piensa por dos, “porque ya no soy Mariana solamente, ahora somos dos los que estamos en un mismo cuerpo, agrupándolos”.
¿Prefieres niña o niño? “Lo que sea, pero si es niña, se llamará Aitana y, si es niño, Mateo. No habrá papá, pero va a haber mucho amor de por medio”.
¿Sera tu primer hijo o hija de cuántos?
“Siempre he querido tener tres hijos, cuatro hijos, porque soy hija única, ¿no?, pero después de parir te platico cuántos más…”.
Madre y “Nona”
Rosario Robles ahora será la “Nona”; sí, así es como quiere que su primer nieto o nieta le diga.
También recordó el dolor que pasaron cuando Mariana perdió a su primer bebé. “A esa bebé la perdió… de repente empezó a dejar de latir su corazoncito y, en gran medida, pues por la tristeza y todo este entorno tan injusto en el que vivimos las dos y en el que ella pues padeció y sufrió toda esa circunstancia”.
Sabe que ser madre es un deseo de muchísimo tiempo que guarda su hija, por eso celebra también el éxito del procedimiento in vitro: “Como le dije a Mariana, siempre la vida recompensa, siempre nuestros ángeles, enormes enormes, que tenemos en el cielo nos protegen, y pues es una alegría que va a llegar esa personita a la casa, a la familia, después de estos tres años tan difíciles que habíamos pasado”.
Rosario no duda en expresar su admiración por Mariana, quien, dice, todos los días le da lecciones de dignidad y fortaleza, de haber resistido y confiar siempre en su inocencia.
Ahora, viviendo bajo un mismo techo, ambas han tenido que aprender a estar juntas, como madre e hija, y recuerda que será Mariana quien le dará su primera heredera o heredero a la familia Robles, su tercera generación.
“Mariana me enseñó a luchar por los derechos que debemos tener la mujeres cuando trabajamos y, al mismo tiempo, somos madres, que debe haber políticas de cuidado que nos permitan combinar nuestros horarios laborales con nuestros horarios escolares, que nos permitan tener apoyo y respaldo para estas tareas que siempre se nos adjudican a la mujer, pero la mujer no es cuidadora ya, es una mujer proveedora, la mayoría de las mujeres de este país trabajamos y, al mismo tiempo, tenemos que cuidar a nuestra familia”.
Rosario reconoce que tanto ella como su esposo eran trabajadores de tiempo completo, y que Mariana no lo repetirá y estará, dice, más pendiente. “Mariana, a los 45 días de nacida, se fue a la guardería”. Desea que su hija copie de ella su capacidad de resiliencia y que enseñe a su nieto o nieta a conducirse con dignidad, con valores y principios, los mismos que hoy guarda Mariana.
“Mariana es la primera nieta, la que conoció mi papá porque murió antes de que nacieran todos mis sobrinos y es la primera que le va a dar una heredera a esta estirpe, a esta familia Robles, este linaje, de tercera generación”.
Feliz Día de las Madres
“A pesar de las tiernas riñas que de pronto levantan polvo entre nosotras, siempre nos reincorporamos para querernos más”. Esto lo pueden leer en la página 62 del libro "Papeles de memoria," que Mariana Moguel escribió en octubre de 2020.
La columna de Lourdes Mendoza Peñaloza se publicó originalmente en El Financiero, reproducida aquí con autorización de la autora.
* Lourdes Mendoza Peñaloza es una periodista mexicana especializada en finanzas, política y sociales, con más de 20 años de experiencia en medios electrónicos, impresos, radio y televisión.