GOBIERNO DE MÉXICO

La víctima más poderosa del mundo

La estrategia de AMLO por victimizarse ha sido la marca de su gobierno. | Julio Castillo

Escrito en OPINIÓN el

Una de las formas en que los populistas mantienen la simpatía con sus bases es vendiéndose como víctimas constantes. No sólo se trata de la polarización entre buenos y malos bien conocida de la retórica populista, se trata de que de algún modo siempre fracasan y acaban siendo víctimas, y lejos de reconocer su ineptitud o su responsabilidad en el fracaso, se asumen como los afectados. López Obrador ha sido maestro en este tema desde que era jefe de gobierno del entonces Distrito Federal pero su obsesión por traspasar culpas ha llegado a extremos que sólo un auténtico loco defendería. Algunos comentarios:

Como caso ejemplar, en 2005 cuando fue el desafuero, López Obrador declaró que el Papa Juan Pablo II segundo se había muerto para quitarle protagonismo mediático y llegó a decir incluso que no entendía cómo cubrían los medios la muerte del Papa por encima de su juicio por no cumplir la ley… en realidad se necita estar loco para decir algo así, pero todavía se necesita estar mucho más loco para defender la postura de AMLO. O sea, para entender, ¿López Obrador es víctima de la muerte del Papa?... de risa, pero histórico.

La estrategia de victimizarse ha sido marca de su gobierno y hemos visto que llamaron a los niños con cáncer grupo de presión, culparon de la violencia a Calderón y a García Luna, culparon a las élites, a la corrupción, al pasado y quien sea… el punto es que no hay responsables de nada en el gobierno, sólo víctimas.

Hace poco, cuando cuatro decenas de migrantes murieron (fueron asesinadas por el gobierno) dentro de las instalaciones del gobierno federal en Ciudad Juárez, López Obrador culpó a los migrantes muertos.

También, cuando se cansó de culpar a García Luna y a Calderón de la violencia, cambió de victimario, y ahora la culpa de la violencia en México, según AMLO, es por la venta en Estados Unidos de armas… no es que pactaron con el crimen organizado, no es su falta de combate a la ilegalidad, no es que su gobierno es cómplice… es que venden armas en Estados Unidos… de risa.

Ahora que se filtraron los viajes del secretario de Defensa también culpó a Estados Unidos, pero eso salió de la filtración de Guacamaya, que ya está comprobado que fue el mismo ejército e incluso ya hay alguien en la cárcel por ello.

Y los chalanes aprenden rápido… ahora su hijo mayor intentó culpar de su viaje en primera clase a quien le tomó lo foto para evidenciarlo… no negó el viaje, señaló a quien evidenció su corrupción como si fuera “el malo” y el inútil corrupto la víctima.

El secretario de Gobernación intentó culpar desde el fallo en contra de la primera parte del “plan b” a la Suprema Corte… o sea no pudo asumir que fue desaseado el proceso, que fue él mismo quien presionó para saltarse los pasos y ahora que lo rechazan la culpa es (según él) de “intereses particulares”… Gracias a la Corte se detuvo un atropello ilegal y el gobierno no es víctima, el que atropellaba era el gobierno y lo detuvieron.

López Obrador también intenta ser la víctima de que su “plan b” fracase y con una narrativa electoral se pone como un bando, cuando es (o debería ser) el presidente de todos los mexicanos. Sería mucho más fácil hacer bien las cosas, si fracasa su “plan b” completo o echan para atrás la ridícula sesión del Senado en donde Morena sólo festejó y aprobó más de 20 atrocidades tampoco será culpa de la Corte, es culpa de los autoritarios que creen que por ser más pueden estar por encima de la Constitución… pensamiento común entre los dictadores.

Cada vez más violento, cada vez más frustrado y cada vez más débil, se ve a un presidente buscando simpatías al venderse como víctima; la víctima más poderosa del mundo que ha hecho lo que ha querido, ha roto leyes a su antojo, ha impuesto proyectos absurdos por capricho y hoy, que sacando cuentas todo está peor que cuando llegó a gobernar, busca culpables de su fracaso… debería ver el espejo y entender que la solución no está en darle más poder y más legisladores a su proyecto, está en que termine su sexenio y llegue alguien que sí se haga responsable y que sí sepa qué hacer con el poder.