Como reclutadora me ha tocado entrevistar a un sinnúmero de candidatos en lo que va de mi carrera laboral y me ha tocado ver de todo. Desde candidatos que le ponen extra crema a sus tacos, hasta candidatos que me sorprenden porque su CV no refleja toda la experiencia que tienen. Aunque he de decir que también me ha tocado ver candidatos con terrible suerte, sobre todo estos últimos tres o cuatro años.
Son candidatos que han trabajado en tres, cuatro o hasta cinco empresas en un periodo de tres a cuatro años. Y para un reclutador eso indica poca estabilidad laboral, y hace que salten algunas alarmas como si no será un perfil motivado solamente por lo económico, si no será un riesgo contratarlo porque elevará nuestros índices de rotación, o buscará irse a otra empresa en menos de un año.
Sin embargo, cuando nos damos la oportunidad de entrevistar ese tipo de perfiles, nos damos cuenta que son, en su mayoría, excelentes candidatos, a los que la vida les ha dado la peor mano de cartas últimamente. Son candidatos que han puesto todo de sí en cada oportunidad, y cada oportunidad se ha torcido cual rabito de puerco. Y les voy a poner el ejemplo de Paula (obvio no se llama así, pero ya saben, confidencialidad).
Paula empezó a trabajar en el 2017 en una empresa de logística con presencia mundial. Era una nueva posición, con muchos retos y muchas oportunidades de aprendizaje. Era una de las primeras en ser contratadas en una nueva oficina. Sin embargo, año y medio después, la oficina no tuvo el éxito esperado, y cerraron.
En el 2019, después de que cerraran la oficina de su trabajo anterior, encontró una nueva oportunidad dentro de la industria de la logística otra vez. Empezó en una nueva cuenta como soporte de ventas, pero… empieza el tema de la pandemia, empiezan a detenerse los embarques, las cargas, y algunas empresas, como en la que Paula estaba, empiezan con recortes de personal, ¿y a quién creen que le tocó? Sí, a Paula.
Vámonos al pleno pico de la pandemia, 2020. Todo cerrado, encontrar chamba estaba más complicado que encontrar una lágrima en el mar, y con todo y todo, había oportunidades en un millón, y a Paula le tocó ser una de esas. La seleccionaron para trabajar como Asistente Logístico, ahora del lado de operaciones, en una empresa. Le echó toda la carne al asador, y en 6 meses logró tener una promoción. Todo se veía bien, no había nada que indicara que algo fuera a pasar. Pero dos años y medio después, viene un nuevo recorte. Los números no son los esperados y le toca salir de la compañía. Lleva alrededor de 7 meses desempleada y no logra encontrar chamba otra vez.
Entonces, es una candidata con un perfil excelente, que conoce de la industria y de la operación, lo comercial, tiene contactos, buenas habilidades a la que le tocó una suerte de perro y ha estado rotando de empresas demasiado para su gusto en los últimos años. Y no sólo es eso, sino todo el impacto que hay detrás de quedarse sin chamba y de no lograr encontrar algo. Porque sabemos que los gastos no paran. Y sí, siempre es bueno tener un ahorrito por ahí para que nos ayude en las vacas flacas, pero de repente, las vacas flacas duran más que nuestros ahorros, y nos vamos quedando con una mano por delante y otra por detrás mientras tenemos que pausar nuestra vida, nuestros planes por no tener chamba.
Entonces, algo me llama la atención de lo que he visto hasta el momento de ese tipo de candidatos. Y es que no son “intestables” o “jumpers” por decisión propia. Y creo que debemos de comenzar a replantear diferentes preguntas cuando participamos en entrevistas. Porque muchas veces nos dan consejos sobre qué preguntar, qué decir, y demás. Pero creo que debemos como reclutadores, darnos el tiempo de entender los porqués detrás de la vida laboral de nuestros candidatos, y como candidatos, debemos de empezar a hacer preguntas incómodas como ¿Qué estabilidad pueden brindar como empresa (la que sea), asegurando que con un cambio de año no haya recorte de personal donde me quede desempleada si cumplo con todas las metas? ¿Qué se espera de mi como empleado para marcar la diferencia y que no entre dentro del recorte de personal en caso de que se presente la situación? ¿Cómo pueden asegurar mi estabilidad por lo menos durante los siguientes cinco años si yo cumplo con todo lo que me piden en mi posición?
Yo sé que es un sueño guajiro el que podamos hacer estas preguntas en las entrevistas, al menos del lado de los candidatos. Y como reclutadora no se si tendría las respuestas, pues sabemos que los recortes de personal y el cierre de oficinas obedecen a consecuencias mayores que los simples números o el performance o las actitudes. Pero creo que si las empresas le solicitan ciertos requisitos a sus candidatos, a los candidatos también nos gusta que la empresa se comprometa con nosotros para permitirnos desarrollarnos y contar con cierta estabilidad.