La mañana del martes, la oficial de la Policía Municipal de Ecatepec, Viridiana Hernández Rodríguez, amagó con quitarse la vida de un balazo. “Aquí mismo y con mi arma de cargo”, lanzó mientras hacía una transmisión en vivo. Las imágenes se hicieron virales, pero pocos medios de comunicación tuvieron la intención de investigar lo que sucedía. Y algo muy turbio se esconde detrás.
Tras publicarse el En Vivo, Asuntos Internos llegó a Periférico Oriente y Vía Morelos, donde Viridiana había estacionado su patrulla para grabar. Al parecer la tranquilizaron y le pidieron entregar su pistola. Posteriormente, el Ayuntamiento y la Fiscalía mexiquense se limitaron a informar que Viridiana sería canalizada a un hospital para su valoración sicológica. Nada dijeron de las dos denuncias que, en enero pasado, presentó la oficial en contra del director de Seguridad Pública de Ecatepec, César de Jesús García, por acoso y hostigamiento sexual, las cuales aparentemente motivaron el intento de suicidio. Pero ojo, querido lector, esto es apenas la punta del iceberg.
En entrevista con este columnista, Viridiana relató la forma en que presuntamente comenzó el acoso por parte del comandante César de Jesús García.
“Todo esto comenzó el 8 de mayo de 2022, cuando no quise hacer una puesta a disposición y luego debido a que el director (César de Jesús García) me invitó a salir y no quise. El día 23 en la madrugada yo me encontraba dormida y me tomó fotos y videos, me bajó de la unidad y me agredió con palabras altisonantes, me sobajó, me humilló como mujer; yo le dije que andaba en mis días, tenía temperatura y que el medicamento me había dado sueño. Yo le dije que qué podía hacer y él me contesta que unas chupadas”.
“Después llamó a otros comandantes que no son mis jefes para que se pusieran en mi contra y desde entonces sufro acoso, me llegan faltas injustificadas, me rebajan mi sueldo, han falsificado mi firma, son muchas situaciones que me hicieron entrar en depresión, el daño que me han ocasionado en la institución es muy grande”, expresó la oficial de 40 años de edad y madre soltera.
Más atrás en el tiempo, encontramos la causa penal 879/2013, donde Viridiana aparece como víctima y otro director de Seguridad Pública, Carlos Floro Ortega Carpinteyro, es probable responsable. Esta vez no es acoso ni hostigamiento sexual, sino privación ilegal de la libertad. Según el expediente, la tarde del 15 de mayo de 2013, cuando Viridiana salió de su casa rumbo a la tienda, varios sujetos la sometieron y arrastraron hacia una camioneta. Allí la enrollaron en plástico para emplayar, la golpearon y la amenazaron de muerte. “O quitas la denuncia o te mueres”, le advirtieron. Se referían a una denuncia de 2012 contra Carpinteyro por acoso sexual, donde se detalla que el comandante, apenas conoció en persona a Viridiana, la sentenció: “No me importa si tienes novio o si eres casada, tú vas a ser mi mujer; mientras tú me des lo mío, lo demás no me importa”. Pese al secuestro, donde presumiblemente también hubo una exigencia de dinero, Viridiana se aferró al proceso contra Carpinteyro y éste finalmente fue separado del cargo, detenido el 2 de septiembre de 2013 y encarcelado en el Penal de Chiconautla. Todo por presuntamente ordenar el ataque contra Viridiana. Un presunto autor material, Christian N, también fue capturado. Sin embargo, 24 días después, Carpinteyro obtuvo su libertad, Viridiana acudió al Penal y ambos se abrazaron sonrientes y se tomaron una foto. Los dos ya tenían al mismo defensor jurídico al tiempo que hicieron pública una supuesta reconciliación en pro de los derechos de los policías. Inaúdito.
Viridiana aseguró que ese teatro fue montado bajo coacción. Le habían avisado de la salida de Carpinteyro y le ordenaron presentarse afuera del Penal, donde también ya había un medio de comunicación local. Le subrayaron: “vas a ir a tomarte una foto con el comandante y a decirle a los medios que ambos son víctimas”. Ese abrazo, esa sonrisa y esa foto, según Viridiana, las permitió bajo amenaza.
La novela no terminó allí: un mes más tarde, Viridiana fue detenida por extorsión. El abogado de Carpinteyro acusó que Viridiana le solicitó 15 mil pesos para desistir de la denuncia y cuando ella acudió a cobrarlo fue capturada por agentes ministeriales. Ella, a su vez, afirmó que la habían engañado, que le prometieron un apoyo, que había acudido a la cita para recibir ese dinero de buena fe. Para esos momentos, Viridiana estaba separada de la corporación y subsistía de vender perfumes. Fue encarcelada y liberada tiempo después.
“Sí, yo denuncié a Carpinteyro y a otro director. A lo mejor no soy una modelo, pero tengo algo que les llama la atención y por eso he sufrido mucho de acoso, hay personas que me han acosado y se van, pero otras que aparte me han querido dañar, ahí es donde yo me defiendo. En ese tiempo perdí mi casa, todo, mi mamá y mi hermano, en paz descansen, tuvieron que vender mi casa para pagarle a ellos mi secuestro, me obligaron a tomarme fotos con mi agresor, videos”, insistió Viridiana.
Hoy, la oficial de Policía sigue en activo, pero desarmada. Está en el operativo de puntos fijos con alta incidencia delictiva en Ecatepec, pero su futuro en la corporación es incierto. Será enviada al C5 de la Ciudad de México para realizar exámenes de control de confianza. Allí es donde, opacos y desprestigiados como son esos exámenes, saldrá cualquier interpretación que ponga en tela de juicio la salud mental de Viridiana. El hostigamiento a mujeres policía en México es innegable. En casi 15 años como reportero de Seguridad lo he constatado. Podría estimar que menos del 1 por ciento lo denuncian. Son conductas anquilosadas en los cuarteles militares y policiacos. Y usualmente, al final, la víctima es culpada por el acoso. La historia de Viridiana tiene muchos escondrijos, claroscuros. Su carrera pública empezó en la campaña del priista Pablo Bedolla, quien a la postre fue Presidente Municipal de Ecatepec y tiene bloqueado en Twitter a este reportero. Vaya uno a saber por qué. Esto, indudablemente, nos hace preguntarnos si hay un trasfondo político. Si abona o no a combatir las prácticas más detestables en la Policía, como el acoso sexual, incluso entre hombres. También nos hace cuestionarnos, por otro lado, si Viridiana no recibe el apoyo que necesita ¿decidirá, la próxima vez, jalar el gatillo?
Enterado está, querido lector y recuerde: el infiltrado es usted.