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Sedena: el hazmerreír y sus gastos inútiles… por 3,900 millones de pesos

El escándalo por la información revelada por Guacamaya, señalan expertos, es el más grave en toda la historia de la Defensa Nacional. | Jorge Ramos Pérez

Escrito en OPINIÓN el

La Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), encabezada por el general Luis Crescencio Sandoval, quiere gastar 3 mil 900 millones 017 mil 966 pesos para un Centro de Almacenamiento de Datos, “una arquitectura de tecnologías de la información, comunicaciones e industrial que permita y lograr la eficiencia de los servicios informáticos”, meses después de que Guacamaya les abriera el mayor boquete a sus sistemas informáticos, que ha exhibido desde las enfermedades del presidente Andrés Manuel López Obrador, atención médica especial a los hijos del tabasqueño durante la pandemia por Covid y otros detalles del propio Sandoval.

El 9 de octubre de 2022 en este espacio se reveló (Sedena: el hazmerreír y sus gastos inútiles | La Silla Rota) que la Sedena planea gastar 76 millones de pesos para un Sistema de Supervisión de Comunicaciones Militares para el Centro de Operaciones del Ciberespacio en la Ciudad de México. Según el oficio S.I e I./C.I/1696, Jesús Gabriel López Gutiérrez, Subjefe Operativo de la Guardia Nacional, informó a la Unidad para la Protección de los Derechos Humanos, Disciplina y de Desarrollo Profesional (UPDDHHD y DP) de la Guardia Nacional, la ejecución de distintas medidas frente al saqueo de millones de correos y documentos de la Sedena, por lo que llevarán a cabo una supervisión técnica y física a su infraestructura cibernética.

“Con motivo del ataque cibernético del cual fue objeto una Secretaría de Estado (sin mencionar expresamente a la Sedena, bajo cuya tutela se empeñó en poner a la Guardia Nacional el presidente Andrés Manuel López Obrador) de la actual administración por un Grupo de hackers autodenominado ‘Guacamaya’, está comandancia de Guardia Nacional como medida preventiva, implementará una supervisión técnica y física a la infraestructura cibernética de esta institución de Seguridad Pública mediante la conformación de un equipo integral”, dice el documento obtenido por el autor de esta columna.

Llamó la atención la instrucción siguiente en torno a los mensajes “secretos y muy secretos”, lo cual sinceramente causa un poco de ternura:

“Que la documentación clasificada se encuentre en un área debidamente resguardada y controlada, empleando el correo correspondiente para su transmisión, ratificándose que los mensajes rutinarios, confidenciales deberán ser transmitidos por mensaje C.E.I. y los mensajes secretos, muy secretos, deberán ser transmitidos por el buzón S.E.A.A”.

“(Existen) deficiencias en la administración y operación de 18 de los 20 controles de ciberseguridad para la infraestructura de hardware y software de la Sedena, revisados conforme lo establecido en el documento ´Center for Internet Security Control Is Audit/Assurance Program´”, había alertado una revisión de la Auditoría Superior de la Federación en febrero de 2022. En septiembre se dieron a conocer los documentos internos de la Sedena vía Guacamaya. Y el escándalo, que, a decir de expertos, es el más grave en toda la historia de la Defensa Nacional.

Ahora, con base en otro documento oficial se sabe que “(hay) obsolescencia y características limitadas de la infraestructura actual, lo cual se ve reflejado en una reducida capacidad para el procesamiento, almacenamiento, comunicaciones y seguridad de la información, lo que repercute en los servicios brindados a los usuarios de este instituto armado. Este escenario obliga a la Secretaría de la Defensa Nacional a realizar acciones como arrendar o adquirir infraestructura de tecnologías de la información, comunicaciones e industrial, que permitan el incremento de capacidades del Centro de Almacenamiento de Datos de modo que pueda atender las necesidades de los usuarios de los organismos y se ofrezcan soluciones de la forma más institucional que permita garantizar un nivel de calidad óptimo de los servicios informáticos”.

El diario Reforma dio del dato de la Sedena el pasado 20 de abbril, sin embargo, los distintos documentos en poder de esta columna son prolijos en las necesidades de la dependencia y, a diferencia del que aquí dimos a conocer en octubre del año pasado, en sus 160 páginas de este caso no hace referencia al hackeo de Guacamaya. Incluso, en otros papeles obtenidos la argumentación a la que se tuvo acceso se encuentra en su mayoría oculta en negro o con mensajes señalando que su divulgación pone en riesgo la seguridad nacional.

De acuerdo con fuentes militares, la Sedena se encuentra en su mejor momento con un gobierno civil: les han dado todo. Pero, al mismo tiempo, se encuentran en la peor crisis de su historia. Ahora sabemos que el general Luis Crescencio Sandoval, por ejemplo, ha podido comprar un departamento en una zona privilegiada de Huixquilucan en apenas 9 millones de pesos, aunque su valor comercial puede rondar los 25 o 30 millones de pesos. Una ganga que ningún ciudadano de a pie puede darse.

El general ha recibido todo el respaldo del presidente Andrés Manuel López Obrador. Incluso, en torno a los viajes al extranjero que se dieron a conocer también por la organización Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad, ahora sabemos, por boca del militar, que según él no ha viajado de vacaciones en 20 años.

Así, en plena crisis, la Sedena quiere 3,900 millones de pesos para cubrir el peor boquete a su seguridad. Todo en medio de la molestia de muchos generales que no ven salpicar los beneficios que les dio a manos llenas la autodenominada 4T.

Punto y aparte. ¿Por qué no quieren a Xóchitl Gálvez en el PAN como candidata a la jefatura de gobierno de la Ciudad de México? Y, otra pregunta, ¿quién tiene poder de veto para la candidatura a la jefatura de gobierno de la CDMX en el bloque opositor a Morena… pero sin que le alcance para imponer a la o al abanderado?

Punto final. En la UNAM no son ni 10, ni 20 ni 30 aspirantes a ocupar la silla de rector que dejará en unos meses el doctor Enrique Graue. No pasan de cuatro y a algunos les empieza a agradar la idea de una rectora, la primera en casi 500 años de historia universitaria.