Un sonido como de latigazo rompe el silencio de la noche. Apenas se perciben voces, en seguida lo que parecen ser sollozos. Otra vez el latigazo. Cada tres o cuatro días se vuelve a oír algo parecido en algún lugar del 55 y 62-A de República de Paraguay, en el Centro Histórico.
Los vecinos de estos enormes predios, enclavados en el ajetreo comercial, muy cerca del Zócalo capitalino, han dicho a policías de Investigación que no saben nada de lo que ocurre en las azoteas. Sin embargo, el 18 de abril pasado llegó a la Fiscalía una denuncia anónima: hay personas secuestradas en las azoteas de estos predios, en cabañas improvisadas donde las tienen amarradas, bajo tortura, en angustiosa espera por saber si los liberarán o matarán. Consta en la carpeta CI-FCUH/CUH-4/UI-3S/D/00320/04-2023 que los secuestrados ocupan y desocupan esas cabañas controladas por el cártel de la Unión Tepito.
“Lugar donde refieren que se encuentran dos cabañas y es donde meten a la gente que privan de la libertad para exigirles cantidades de dinero que van hasta los 150 mil pesos. También se refiere que las personas que realizan dichas actividades ilícitas son respaldadas por el grupo delictivo la unión Tepito”, se lee en la denuncia.
Según la carpeta, agentes de Investigación se presentaron en el sitio, tomaron fotografías, entrevistaron a algunos habitantes de Paraguay 55 y 62-A, pero sin obtener resultados. Esto es sospechoso: en vez de hacer una labor de investigación más sigilosa, se apersonaron en el sitio, sacaron fotografías y fueron de puerta en puerta como si se tratase de un caso menor, no del crimen organizado. ¿No saben que el 62 de Paraguay es el bastión histórico de la Unión del Betito? ¿Ignoran que ahí se criaron el Chori y su sobrino, el Huguito, capitanes de este cártel y dos de los mafiosos más buscados del país? La realidad es que ninguna autoridad ha querido corroborar lo que pasa en esos inmuebles. En agosto de 2022, este columnista y el equipo de Despierta, programa que se emite en Nmás, volamos un dron sobre Paraguay 62, pero en el proceso alguien intentó hackearlo. Tres veces se forzó su descenso a las lonas que cubren esas cabañas. Nuestro operador apenas pudo hacerlo remontar y aterrizar en el Eje 1 Norte. El reportaje tuvo más de 2 millones de vistas en redes y ninguna autoridad se pronunció al respecto. No hubo una indagatoria que pudiera llevar a un cateo, nada. El 18 de abril pasado, los agentes de Investigación atendieron la denuncia anónima, pero sin intención de profundizar.
Es lo que ha ocurrido en los últimos años con predios del Centro y la Morelos ligados a la Unión. Solo en febrero de 2021 fue cateado el 86 de República de Cuba, en cuya azotea, en una cabaña en obra negra, fueron asesinados dos niños mazahuas que a finales de 2020 fueron privados de la libertad por este cártel. La Subprocuraduría Especializada en Investigación de Delincuencia Organizada ejecutó algunos cateos en República de Colombia y desmanteló a una célula de secuestradores, pero el trabajo no tuvo continuidad debido a cambios en la estructura del área Antisecuestros. Luego entonces los secuestros no paran.
Todo ocurre en las azoteas o en apartamentos acondicionados para tener personas cautivas. La Fiscalía ha recibido decenas de fotografías y videos donde se ven a víctimas, usualmente comerciantes, sufrir golpizas y mutilaciones mientras es negociada su liberación. Lo más alarmante es que ni la propia Policía ha logrado hacer algún operativo en esas azoteas cubiertas por lonas y donde los drones son hackeados. Este columnista consultó la indagatoria de la SEIDO sobre la serie de secuestros en el Centro, donde se señala que ni la mitad de esos secuestros son denunciados, porque inclusive, se detalla, los plagiarios tienen algún parentesco con las víctimas. Hay vendedores de oro, prestamistas, comerciantes de bisutería y hasta narcomenudistas, los cuales llegaron a pagar su rescate con droga. ¿Cómo puede estar pasando esto? Casas de seguridad improvisadas en las azoteas en el corazón de CDMX. Nadie ha hecho nada y la más reciente intervención de la Fiscalía solo alertó a los criminales.
Enterado está, querido lector y recuerde: el infiltrado es usted.