El Instituto Nacional Electoral (INE) es una de las instancias que más confianza tiene por parte de la ciudadanía de acuerdo con diversos entes públicos e inclusive, con mediciones cualitativas y cuantitativas realizadas por diversos medios importantes de circulación nacional en el país.
El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo en México a través de Informe País, 2020, entre otros hallazgos, indica que al menos el 65% de las y los mexicanos señalaron a la democracia como la mejor forma de gobierno; respecto a la confianza que la ciudadanía tiene de las instituciones mexicanas destacan como punteros a las universidades públicas, el Ejército y la Marina con el 70% y el 64%, respectivamente, en tanto que el INE registró un 60%.
Una medición interesante del diario El Financiero de noviembre de 2022 reveló que un 61% de las y los mexicanos aprueba la labor del INE para organizar los procesos electorales que se registran en el país. Por su parte, el Diario Reforma a finales del año pasado, entre otros registros, que un 80% de la población de 18 años y más que el INE “ha sido importante para garantizar la democracia en México…”. De igual forma, la ciudadanía ante una reforma electoral reveló en un 79% que la prioridad debe ser la garantía de elecciones limpias y transparente.
Ahora bien, desde la reforma constitucional en materia electoral de 2014, en donde, entre otras disposiciones, se le dio vida al INE con más de 70 nuevas atribuciones, ha planificado, organizado y ha puesto en óptimo desarrollo más de 300 elecciones federales y locales, en coordinación para el ámbito local, con los 32 organismos públicos locales electorales.
El resultado de estos procesos electorales ha sido la transición pacífica del poder público en distintos niveles de gobierno y múltiples cargos de elección popular y, en caso de alguna controversia, los actores políticos respectivos han recurrido por las vías institucionales jurisdiccionales correspondientes, lo que da como resultado que los principios democráticos, entre ellos, el Estado de Derecho, prevalezca.
Estos antecedentes y ante la llegada de 4 nuevas consejeras y consejeros del INE, tendrán que enfrentar una serie de retos mayúsculos entre los que destaco solo algunos:
La coordinación entre las y los consejeros, los 11 en su conjunto, para la planificación de reuniones de trabajo e incluso con las áreas ejecutivas y técnicas de la Institución para la delimitación de las actividades y acciones en proceso, las que están por venir relacionadas con las elecciones locales de Coahuila y el Estado de México, así como del proceso electoral federal 2023-2024 en donde se renovará tanto al Poder Ejecutivo como el Senado de la República y la Cámara de Diputadas y Diputados, y las elecciones locales en donde se renovarán 8 gubernaturas y la jefatura de gobierno de la Ciudad de México, así como la renovación de múltiples congresos locales y la renovación de ayuntamientos;
El análisis del proyecto de presupuesto para el ejercicio fiscal 2024 que permita atender con eficacia y eficiencia el reto mayúsculo de las elecciones de referencia;
El seguimiento y, en su caso, el procesamiento de las determinaciones de la Suprema Corte de Justicia de la Nación respecto a la reforma electoral conocido comúnmente como Plan B.
La generación de múltiples acuerdos, actualización de lineamientos, criterios y diversas disposiciones de normativas internas que permitan al INE enfrentar con éxito sus múltiples actividades encomendadas en la legislación electoral.
Éstos y muchos retos más son algunos aspectos que las y los nuevos consejeros tendrán que enfrentar de cara a las elecciones locales ya en curso y a los trabajos previos, también ya en camino para el proceso electoral 2023-2024 y, la ciudadanía, en razón de la confianza que le ha depositado al INE, espera que siga conservando su autonomía, su profesionalismo, su rectitud e imparcialidad inclusive ante embates políticos.
A las y los nuevos consejeros electorales que se integran a esta gran Institución, a todas y todos los integrantes de su Consejo General y a los pilares que han sostenido al INE (antes IFE) por muchos años, me refiero a su servicio profesional electoral y a su rama administrativa, la mejor de las suertes.