A poco más de un año de la elección más grande de la historia, crece la preocupación por la deriva autoritaria del gobierno y se intensifica el debate sobre la urgencia de un cambio de régimen y la instalación de gobiernos de coalición como alternativa para consolidar nuestro sistema democrático.
Así lo confirmó la participación de expositores, líderes sociales y políticos en el Foro Unidad y Gobiernos de Coalición, organizado por Unid@s. Durante las intervenciones se materializó el consenso sobre la necesidad y pertinencia de instalar gobiernos de coalición que concreten la transición del régimen presidencialista y unipersonal que hoy encarna el poder ejecutivo federal y estatal, a uno de gobiernos de coalición, con equipos integrados de manera plural, representativa, sancionados por el congreso y bajo la conducción de un jefe de gabinete que coordine los esfuerzos y de seguimiento a las políticas públicas y presupuestales.
Durante la última década ha habido intentos por legislar esta modalidad de gobierno, sin embargo, no hubo condiciones suficientes, de tal forma que los esfuerzos quedados atrapados en la retórica de las alianzas electorales.
Ahora existe la posibilidad de concretar los primeros gobiernos de coalición, apoyados en la legislación de algunos estados, como se ha hecho recientemente en el Estado de México; en la legislación secundaria se pueda consensuar para reglamentar esta figura; y en la voluntad política, la imaginación, el patriotismo y la vocación democrática que existe entre los líderes sociales y políticos de la oposición que aspiran a obtener la candidatura presidencial.
El riesgo antidemocrático por el que atraviesa el país hace impostergable un nuevo acuerdo ciudadano y político de unidad que resuelva el déficit de gobernabilidad que ha generado el debilitamiento de las instituciones democráticas, la violencia e inseguridad, la corrupción, la crisis migratoria, la desigualdad y el incremento de la pobreza extrema. Para lograrlo, hay que mantener la esperanza, ver con optimismo este proceso, e insistir en que es necesario un cambio de fondo en la manera de gobernar.
De cara a la elección de 2024, debe quedar claro que no basta una alianza electoral, tampoco un arreglo entre las fuerzas políticas para substituir un gobierno por otro, pues no se trata de una colusión entre la clase política que prolongue la visión parasitaría y patrimonialista del poder. El cambio que hoy demanda la ciudadanía es un cambio de régimen y dar paso a los gobiernos de coalición.