El presidente López Obrador solicitó a Claudia Sheinbaum, jefa del Gobierno de la Ciudad de México, establecer puentes de acuerdo con Ricardo Monreal, líder de Morena en el Senado. Se trata quizá de los dos personajes dentro de Morena con mayor y más larga rivalidad mutua, la cual se ha extendido durante al menos los últimos cinco años.
La petición del político tabasqueño incluyó convocar, como ‘amigable componedor’, al exconsejero jurídico de Palacio, Julio Scherer Ibarra, cercano a ambas partes, pero a quien se tiene por figura especialmente ligada a la señora Sheinbaum y uno de los principales promotores de su precandidatura presidencial para el próximo año.
En el breve plazo de los últimos meses, se trata de la tercera señal de López Obrador en busca de despresurizar la relación con Monreal, con quien virtualmente cortó desde el verano de 2021 la comunicación cotidiana que sostuvieron los primeros tres años de la actual administración.
Esas señales abarcan conversaciones promovidas en noviembre pasado por el secretario de Gobernación, Adán Augusto López, para sugerirle a Monreal buscar la jefatura de Gobierno de la ciudad. En enero de este año, una reunión en Gobernación y una carta del dirigente nacional de Moreno, Mario Delgado, incluyeron a Monreal –junto a Sheinbaum, López Hernández y el canciller Marcelo Ebrard– entre los precandidatos presidenciales, y se llamó a gobernadores a establecer “piso parejo” para las llamadas “corcholatas”.
“Esa carta yo no la hice”, ha comentado a sus cercanos el líder oficialista Delgado. “López Obrador la dictó y me fue enviada para que fuera difundida”.
Ante esas variadas señales, según se ha confirmado a este espacio, Monreal ha respondido con el mensaje de que tiene la expectativa de que sea el propio López Obrador el que le comparta, en persona, cuál es su postura respecto del futuro político del zacatecano. “Lo están midiendo”, dijo un colaborador del dirigente parlamentario consultado al respecto.
Los acercamientos referidos entre Sheinbaum y Monreal han tenido hasta ahora un primer hito: el recorrido conducido por la mandataria capitalina por el antiguo Palacio del Ayuntamiento, el pasado 21 de febrero, con Monreal como su invitado personal y único.
Se trató del primer encuentro de ese rango desde que en agosto de 2017 Sheinbaum ganó la encuesta celebrada por Morena para designarla candidata a la jefatura de Gobierno de la Ciudad de México, desplazando a Monreal. Ella triunfó en los comicios de 2018, pero tres años después, durante las elecciones intermedias de 2021, Morena perdió un número clave de las alcaldías capitalinas, entre ellas la más importante, Cuauhtémoc, donde un bloque opositor postuló a la activista Sandra Cuevas, identificada con el zacatecano.
Una fría cordialidad mutua ha seguido a la reunión Sheinbaum-Monreal. La autoridad capitalina atendió un viejo reclamo del Senado para remover el plantón que se mantuvo largamente en su acera, frente al Paseo de la Reforma, con el consumo y venta de mariguana a la luz del día. A su vez, Monreal ha desautorizado los frecuentes excesos verbales de la alcaldesa Cuevas, ansiosa de notoriedad. Y por ahora, no mucho más que eso. Las redes sociales cercanas a la jefa de Gobierno han mantenido una franca hostilidad hacia el líder senatorial.
La gestión de su acercamiento con Monreal da cuenta de la disciplina de la señora Sheinbaum frente a Palacio. Una lealtad cuya firmeza y larga data quizá sólo puede disputarle el secretario López Hernández, figura desconocida en el plano nacional hasta que en el otoño de 2021 relevó a Olga Sánchez Cordero en Gobernación. En los hechos, se trata de un recién nacido en las grandes ligas de la política, pero no así en los afectos personales de López Obrador, que se ha referido a él como “hermano” desde que compartían años juveniles.
La disciplina de Sheinbaum ha incluido, a criterio de diversos expertos consultados, en su renuencia a traslucir simpatías personales en favor de cualquier figura de Morena a la que se mencione para sucederla en la jefatura del gobierno capitalino. A todos ellos (y ellas) ha dicho que nadie se moverá hasta tener instrucciones desde Palacio. Mientras tanto, el reloj electoral avanza.