#INFILTRADO

Mi General y el sindicato del terror

El grupo de Lenin Canchola, pese a los operativos y aprehensiones, sigue controlando la venta de droga, las extorsiones y secuestros en el Poniente. | Antonio Nieto

Escrito en OPINIÓN el

Algo raro ocurría en algunas colonias de la alcaldía Álvaro Obregón: una cuadrilla de jóvenes pintaba bardas, supuestamente por instrucciones de la alcaldesa, Lía Limón. Lo raro era que los únicos muros que pintaban eran los que tenían grafiti, además, con una firma muy específica: “3AD”.

Esas siglas no representan otra cosa sino al grupo delictivo Malcriados 3AD, cuyo líder es Jonathan Lenin Canchola, detenido en junio de 2022. Vecinos de colonias como las Águilas, Puerta Grande o Barrio Norte, vieron con asombro cómo a mediados de diciembre del año pasado, esas mismas bardas que escupían violentos mensajes de los 3AD, con tipografía de tagger, ahora rezaban: “Unidos Poniente. Luchador social, Lenin Canchola”. Y agregaban: “Comedores, bikers, liga de futbol, sitio de taxis, comerciantes, red de jóvenes, marketing, madres solteras, tianguistas, adultos mayores, niños, rutas de transporte, eventos musicales”, con una tipografía amable y legible. En redes sociales se crearon cuentas tituladas “Unidos Poniente”, donde exponen a Lenin Canchola como un preso político. Una serie de videos comenzaron a verse por doquier, donde diferentes personas agradecen el apoyo de Lenin Canchola. Una mujer de la tercera edad agradece que, supuestamente, le facilitaran una silla de ruedas, otros aparecen con despensas y cosas por el estilo. “Lenin Canchola, un luchador social”. Es el nuevo rostro de la mafia. 

Desde el penal federal, el “Altiplano”, Lenin sigue moviendo los hilos del hampa, de su organización criminal a la que ahora denominan “Los Lenchos”. A Lenin se refieren como “Mi General” o “El de la L”. Sin embargo, esa imagen sádica, de choque, que ostentaban los 3AD, ahora se ha difuminado con esta organización civil, “Unidos Poniente”, dedicada a difundir la supuesta causa de Lenin, la injusticia de su encarcelamiento y al “Gobierno represor” y “fabricador de culpables”. En algo tienen razón: Lenin no está sentenciado todavía. Un juez lo vinculó a proceso en agosto de 2022 por delincuencia organizada, caso que lleva la Subprocuraduría Especializada en Investigación de Delincuencia Organizada, basada en múltiples intervenciones telefónicas cuyo análisis revela que Lenin es la cabeza de un grupo delictivo vinculado con otros. Pese a ello, desde hace por lo menos una década, las autoridades han señalado a los Canchola como generadores de violencia y narcomenudistas. Sus hermanos, Ezequiel, Belén y Miguel Ángel también entran en esta estructura que originalmente estaba ligada a la invasión de predios y el secuestro.

Las bardas que hoy tienen los coloridos y alegres mensajes de “Unión Poniente” esconden el pasado sangriento que los 3AD. Hoy, de igual forma, según las investigaciones de la Fiscalía y la Secretaría de Seguridad Ciudadana, esconden una nueva forma de operar de Lenin: el sindicalismo. La madrugada del jueves 2 de marzo, agentes de élite de la Policía capturaron a cuatro miembros de un sindicato clandestino presuntamente conectado con los “Lenchos”. Vicente González, Rodolfo Quintana; Hugo Cruz y Alan Luna, fueron detenidos sobre la calle Dinamarca, colonia Juárez, en la alcaldía Cuauhtémoc, cuando a punta de pistola amagaban a una comerciante, a la cual presuntamente le exigieron una cuota para poder trabajar en la calle. Rodolfo Quintana es integrante de los “Quintana”, un subgrupo de extorsionadores y Vicente es el cabecilla que dejaba a las víctimas hojas con mensajes de extorsión disfrazados de apoyo sindical. “¡Compañeros, llegó el momento, basta de abusos y arbitrariedades laborales por parte de jefes y supervisores”! “Es tanto el beneficio que han tenido a costa de nuestro esfuerzo”, se lee en una de las hojas. En realidad, no hay comercio ni obra al poniente de la ciudad donde no se hayan presentado. El objetivo es cobrar por metro cuadrado construido, por cada negocio formal o informal que haya en las alcaldías Álvaro Obregón y Cuajimalpa.

El caso de Vicente González, uno de los detenidos, apodado el “Bizco”, es curioso. Su patrón en una carpintería dijo a todo aquel que preguntara por Vicente que “lo había mandado a comprar arroz para comer y ya no regresó”. Resulta que el “Bizco” trabaja como auxiliar de mantenimiento y carpintero, al mismo tiempo que encabeza a grupos de choque para intimidar a las constructoras y a los comerciantes. Consta en las investigaciones de la SSC, que el “Bizco” estaba casado con Rosalba Quintero, una líder de narcomenudistas asesinada a tiros hace algunos años en Tacubaya. Ella era hermana de Ángela Quintero, detenida en marzo de 2022 tras un megaoperativo en la alcaldía Álvaro Obregón. Por su parte, el “Bizco” tenía poco de haber salido del reclusorio y era el encargado de amenazar a todo aquel que no quisiera afiliarse al sindicato, el que desde prisión es dirigido nada más ni nada menos que por Lenin Canchola. Ese sindicato es capaz de cobrar a transportistas, a gaseros, a piperos, a repartidores de comida, tal como lo hace la Familia Michoacana o en su momento el Sindicato Libertad y el autodenominado cártel de Tláhuac. Una pesadilla para todos los que trabajan y viven en un territorio dominado por un cártel, con la complicidad de algunas autoridades. Solo recuerde usted el escándalo de los funcionarios de la Alcaldía Cuajimalpa procesados por ayudar a Lenin Canchola. Incluso transportaban su droga y sus armas en vehículos de la Alcaldía. Pues ahora hay un cambio de imagen para la organización mafiosa de los Canchola, como si se tratase de una corporación policiaca ensuciada y con el prestigio por los suelos, a la que los gobernantes cambian el nombre solo para disfrazar. Pero no se equivoque, el grupo de Lenin, pese a los operativos y aprehensiones, sigue controlando la venta de droga, las extorsiones y secuestros en el Poniente. Más hoy que buscan a toda costa bajar su perfil, luego de estar años en la mira por su pacto con la Unión Tepito. Podrán pintar todas las bardas de México e intentar convencer a la gente de que un narco es, en el fondo, un revolucionario y mártir, pero los hechos seguirán hablando por sí mismos: las muertes y el derecho de piso siguen en la CDMX, ordenadas por “Mi General”.

Enterado está, querido lector y recuerde: el infiltrado es usted.