Las elecciones en nuestro país tienen el objetivo fundamental de ser la vía legal, pacífica, institucional y bajo normativas específicas instituidas tanto en la Constitución Política como en diversas legislaciones, en las que, con la participación de las y los ciudadanos inscritos en un listado nominal puedan concurrir a votar en las casillas electorales por el partido político, coalición, candidata o candidato de su preferencia, para la transferencia institucional del poder público según corresponda.
Por ello, la participación de las personas legalmente acreditadas para ello es básica ya que legitiman con su presencia nuestro sistema democrático. No obstante, la participación de las y los mexicanos en elecciones tienen distintos y muy variados componentes, por ello, resulta interesante desmenuzar algunos importantes hallazgos del Estudio muestral sobre la participación ciudadana en las elecciones federales de 2021 integrado por el Instituto Nacional Electoral (INE).
De acuerdo con la metodología utilizada para la conformación de los resultados de este Estudio, se analizó una muestra de los listados nominales de 16 mil 650 casillas electorales ubicadas en todo el país y de donde sabemos, de acuerdo con información pública del INE, hubo una participación alrededor del 52% que correspondieron a poco más de 49 millones de electoras y electores de 93.5 millones de registros inscritos para ese proceso electoral.
De los datos más significativos de este Estudio resaltan que un 45.2% de las y los electores correspondieron al rango de edad de 20 a 39 años, en tanto que los grupos de edades adultas de 40 a 65 años agruparon el equivalente a un 39.1% por un 12.3% de las personas mayores de 65 años. Finalmente, un 3.4% correspondió a jóvenes de 18 y 19 años.
Si comparamos la participación ciudadana de otras elecciones denominadas “intermedias” tenemos que de 1991 a 2021, los mayores porcentajes de participación de la ciudadanía se dio en las elecciones de 1991 con el 66% y en 1997 con el 57.7%, en tanto las que han registrado menor participación por abajo del 50% han sido la de los procesos electorales de 2003 con el 41.3%, 2009 con el 44.8% y 2015 con el 47.1%.
Ahora bien, respecto a la participación por sexo la estimación que el INE realiza sobre la muestra referida arrojó una participación del 55.7% de mujeres por un 47.7% de hombres, es decir, una diferencia porcentual de 8% porcentuales lo que le imprime un gran significado a la participación de la mujer que ha buscado durante muchos años que nuestra sociedad tenga una igualdad y equidad de género que logre una mejor sociedad.
Otro resultado importante de este revelador Estudio muestra que los grupos de edad de 18 y de 40 a 84 años concentran porcentajes de participación superiores al promedio de votación, en tanto, el rango de población que menos participa se ubica de los 19 a los 39 años, es decir, la población joven de esta nación. Sólo estos dos indicadores muestran claramente que el INE debe direccionar sus estrategias de participación por segmentos de la población como ya lo ha venido realizando, solo que se observa potenciarlas significativamente.
Finalmente, un dato más de los muchos que contiene este buen Estudio. Por entidad federativa tenemos que el Estado de México, la CDMX, Jalisco, Veracruz, Puebla, Nuevo León y Guanajuato concentraron el 50.5% del electorado de todo el país. Respecto a la participación, los Estados de Tlaxcala y Campeche mostraron una participación del 65.8% y 62.9% en gran medida debido a que la elección federal coincidió con la renovación de las gubernaturas de dichas entidades. En contra parte, Durango y Baja California sólo participó el 42% y el 37.7% respectivamente.
Con esta información queda para la investigación, por un lado, los motivos que llevan o que no llevan a participar a la población en elecciones, por el otro lado, las autoridades electorales tienen insumos suficientes para generar estrategias, directrices y propuestas que, inclusive, pueda tomar el Legislativo para buscar incentivar la participación de la ciudadanía en elecciones y con ello, invariablemente fortaleceremos nuestra democracia.