Un boleto de avión se compone de varios conceptos. El más importante es la tarifa de la aerolínea que debe cubrir sus costos de operación, pago de tripulaciones, combustible, renta de aviones, impuestos y, por supuesto… de un asalto o derecho de piso del que le voy a hablar hoy: la Tarifa de Uso de Aeropuerto (TUA).
La TUA es el dinero que pagamos los pasajeros por el uso de las instalaciones de los aeropuertos públicos o concesionados, y que en México se paga al momento de comprar el boleto de avión.
No, no es un impuesto, es un ingreso gracias al cual viven (y viven muy bien) los aeropuertos de México. En otros países, donde las concesiones aeroportuarias sí son en serio, los aeropuertos generan su riqueza de los ingresos comerciales, y no dependen mayoritariamente de los cargos que le cobran a los pasajeros o a las aerolíneas.
Pero en México los aeropuertos sacan sus ganancias, en la mayor parte, ¿de quién cree? ¡Pues de los viajeros!, porque cobran las TUA más caras del mundo, como si las instalaciones y servicios estuvieran a la altura de lo que se embolsan.
Se supone, de acuerdo con los títulos de concesión, que son teóricamente regulados por la AFAC, que está destinada a invertir en infraestructura. Con las tarifas que pagamos por pisar el aeropuerto podríamos tener instalaciones de primer mundo, con la mejor tecnología y compitiendo con los mejores y más modernos. Se vale llorar, porque en este país… no es así.
En días pasados la Canaero, que agrupa a más de 50 aerolíneas comerciales, cargueras, taxis aéreos y prestadores de servicios, publicó que, al comprar un boleto de avión en México, los costos que no dependen de las aerolíneas representan hasta, ¿cuánto cree? ¡El 70% del precio de un boleto!, y de ese porcentaje agárrese que casi 42% es de TUA e IVA, y en algunas rutas la TUA puede ser hasta 50% del precio del boleto.
¿Sal a la herida?
De un estudio de la ALTA, que agrupa 50 aerolíneas y más de 100 socios de la industria aérea de la región, resultó que México ocupa, penosamente, el sexto lugar en toda América Latina en cobrar los impuestos, tasas y contribuciones más altos.
Por ejemplo: si usted tiene un vuelo nacional saliendo desde el AICM, controlado por el almirante Carlos Velázquez Tiscareño, tiene que caerse con 619 pesos, y si su salida es internacional le cuesta mil 174 pesos, sólo por entrar.
Ah, y no se le olvide que la TUA del AICM también se usa para pagar la deuda por la cancelación del aeropuerto de Texcoco, cortesía de otro capricho de AMLO, pues no hay, hasta hoy, un solo denunciado o una sola denuncia por los supuestos actos de corrupción.
El AIFA tiene una TUA más barata, pero si le suma lo que tiene que pagar de taxi y casetas para llegar, ya le salió más caro el caldo que las albóndigas.
Aeropuertos concesionados siguen haciendo negocio
Pero los concesionarios privados no se quedan atrás: GAP, que dirige Raúl Revuelta, tiene 12 aeropuertos, encabezados por Guadalajara; ASUR, de Adolfo Castro, tiene otros nueve, cuyo premio mayor es Cancún, y OMA, de Ricardo Dueñas, del que le voy a hablar especialmente hoy, tiene 13 aeropuertos, siendo el principal Monterrey.
El balde de agua es que… –redoble de tambores–¡OMA propinó a los viajeros un incremento de la TUA de 18.5% en sus 13 aeropuertos! Además de la capital regiomontana, administra Acapulco, Ciudad Juárez, Chihuahua, Culiacán, Durango, Mazatlán, Reynosa, SLP, Tampico, Torreón, Zacatecas y Zihuatanejo.
Un descaro. Los más golpeados fueron los de VivaAerobus, pues Monterrey es su principal base de vuelos. Así pues, para volar desde Monterrey a un destino nacional usted ya está pagando 706 pesos, y si vuela internacionalmente vaya ahorrando casi mil 400 pesos.
¿Cuánto cobran otros aeropuertos en el mundo?
El aeropuerto Hartsfield-Jackson, de Atlanta, cobra una TUA de sólo 90 pesos, no importando si el vuelo es nacional o internacional; el São Paulo-Guarulhos, de Brasil, 105 y 185 pesos, respectivamente; Charles de Gaulle, en París, aproximadamente 200 y 490 pesos. ¡Quihúboles!
¿Se puede abaratar el precio del boleto de avión?
La respuesta es sí, y sí leyó bien.
Ahora que el presidente AMLO está buscando opciones para que el transporte por avión no sea tan caro, déjeme decirle que existen opciones, y una de ellas está en manos de la propia autoridad.
Y no estoy sugiriendo que la AFAC o la Profeco establezcan controles de precios o una intervención en el mercado.
Me explico, al tratarse de títulos de concesión del Estado mexicano, la autoridad regulatoria tiene en sus manos la evaluación y autorización de las tarifas máximas conjuntas, que incluyen las TUA. Teóricamente, la AFAC debería revisar las estimaciones de demanda de pasajeros de los grupos aeroportuarios y también sus planes de inversión en infraestructura, pues precisamente eso es lo que justifica el aumento de las TUA de los planes maestros de desarrollo (PMD).
Pero ¿qué cree? Eso nunca ha pasado. Y hoy menos que nunca, pues la AFAC en turno carece de personal operativo y financiero preparado para evaluar con seriedad si los grupos aeroportuarios están sobredimensionando sus necesidades y, por lo tanto, sus ingresos. ¿Cómo les quedó el ojo?
Así pues, desde aquí le mando un recado a las comisiones de Comunicaciones y Transportes, que preside el diputado Víctor Manuel Pérez, y de Economía, Comercio y Competitividad, de Jorge Ernesto Inzunza.
Mientras tanto, OMA aplicó a los viajeros la pirinola y la cara que salió fue: “¡tomen todos!”.
¡Tenemos presidenta!
Les cuento que, ni con todas sus trapacerías, ni amedrentándolas, cambiando la sede para la votación de último momento y con toda su misoginia que lo viste y calza de cuerpo completo, José Antonio Centeno pudo acabar con Esperanza Ortega, quien ya es la nueva presidenta de Canacintra. Así pues, Centeno, en el mes de la mujer, se tuvo que tragar sus palabras al mandarlas a la AMMJE, hoy presidida magistralmente por Zaira Zepeda. Sí, cuando las mujeres empresarias asociadas le pusieron un alto, este cuate les contestó: “Si no les parecen las condiciones, váyanse a la Asociación Mexicana de Mujeres Jefas de Empresa”. ¡Ver para creer! Nos vemos el 8 en la marcha.
La columna de Lourdes Mendoza Peñaloza se publicó originalmente en El Financiero, reproducida aquí con autorización de la autora.
* Lourdes Mendoza Peñaloza es una periodista mexicana especializada en finanzas, política y sociales, con más de 20 años de experiencia en medios electrónicos, impresos, radio y televisión.