Desde el día siguiente al 1 de julio de 2018, las coaliciones políticas derrotadas en las urnas, definieron su “estrategia de oposición” (que más bien de ataques) bajo una consigna única, “México será como Venezuela”.
Su mantra y estandarte de batalla como aquel utilizado en 2006 cuando afirmaban que López Obrador era “Un peligro para México” ha sido la retórica y narrativa acumulada desde entonces a la fecha, no sólo para desprestigiar al presidente legítima y democráticamente elegido, también han pretendido derrocarlo.
Golpe blando, guerra sucia, golpe suave. Han sido los artificios utilizados para propagar su mantra de que, México, será como Venezuela.
En esta estrategia, la mayoría de los llamados “líderes de opinión” y medios de comunicación “convencionales o habituales”, han jugado un papel relevante propagando que la 4T, es dictatorial, autoritaria, irresponsable ante la inseguridad, violadora de los derechos humanos, al respeto de las libertades de prensa y libertades públicas y demás artilugios ideados por el filósofo y politólogo estadounidense Gene Sharp, padre de la “estrategia” para un “Golpe de Estado Blando”, táctica utilizada por la CIA desde hace algunas décadas.
Y es que aunque parezca disparatado, parece que México se enfila hacia la venezolización, pero no por las políticas o la gestión de la 4T, sino por el papel que los medios convencionales y sus comentócratas están desempeñando, pues al igual que en Venezuela, fueron los “medios convencionales” (principales cadenas de televisión y medios impresos) quienes azuzaron a la gente a tomar las calles y dirigirse al Palacio de Miraflores para derrocar al gobierno de Hugo Chávez bajo la consigna de ser un movimiento de “resistencia civil humanitaria” pero que a la vez, rompia con las instituciones democráticas y el orden constitucional.
Tergiversaron los hechos y las realidades, deformaron los pronunciamientos y decretos presidenciales y abusaron de su “capacidad mediática masiva” para confundir a la población que salió a las calles pensando que el gobierno, les impondría un régimen autoritario y dictatorial.
¿Le suena? Sin entrar en detalles, los hechos y acontecimientos recientes en México, parecen una calca de lo ocurrido en Venezuela durante la preparación del golpe de estado blando desde los medios de comunicación que siguieron paso a paso la receta de Gene Sharp previo al 11 abril de 2002, quien, por cierto, asesoró directamente a la oposición venezolana luego de fracasar en su intento por derrocar a Hugo Chávez.
Sin haber llegado aún al llamado abierto para derrocar al gobierno de la 4T, la marcha del 26 de febrero, amén de los enardecidos discursos, es apenas la primera “marcha masiva” de la oposición a la que asistieron quienes han creído la narrativa de la comentocracia que, como en Venezuela, realiza el trabajo de los partidos políticos.
Los comentócratas y medios masivos de comunicación en México, se han decantado abiertamente por una corriente ideológica de la que forman parte muy probablemente desde hace mucho tiempo y que, seguramente, defendieron mientras ostentaron el poder y que hoy se mezclan y confunden con la corriente conservadora de ultraderecha que financia y apoya los métodos de Gene Sharp para mantener su lucha frontal contra la 4T.
A diferencia de Venezuela, hoy las redes sociales y la digitalización, ofrecen una opción más amplia y abierta con la aparición de los múltiples medios alternativos de comunicación, algunos serios y otros no tanto, que son dirigidos por periodistas y analistas respetados dentro y fuera de nuestro país y que son quienes han logrado equilibrar los ataques mediáticos ofreciendo una visión distinta y plural de lo que los oligarcas de la comunicación ofrecieron por muchos años.
Esto ha permitido que no se haya podido concretar el golpe blando en México y que da muestra, de que en nuestro país, se vive un pleno Estado de Derecho en el que los comentócratas pueden insultar, denostar, agredir y ofender al presidente, colocando sus ataques por encima de la investidura presidencial y de las instituciones, todo, en nombre de la libertad de expresión y de la “democracia” que dicen defender desde sus micrófonos y plumas ideologizantes y que, defienden al Estado abusivo que gobernó México en los últimos 40 años.
Es por ello que cuando esos comentócratas y medios masivos alegan libertad de expresión y democracia, se les pregunta ¿en dónde estaban cuando periodistas como Manuel Buen Día fueron asesinados por denunciar la colusión del gobierno con el narcotráfico, o cuando los atentados contra Jesús Blanca Ornelas se sucedían uno tras otro por denunciar a gobernadores por su relación con el narco, o cuando en vivo y en primera voz, José Gutiérrez Vivó narró cómo Felipe Calderón llegó hasta sus oficinas para comunicarle que debía cerrar sus micrófonos por haber cometido el error de hablar mal de quien no debía? Y cuando nos referimos a “dónde estaban”, no hablamos de su presencia física en este plano terrenal como algunos engreídos con micrófono minimizan y banalizan la pregunta, No, nos referimos a dónde estaban sus voces, sus plumas, su capacidad de análisis, su compromiso por esas “libertades” que hoy les ocupa y les preocupa. En otras palabras ¿en dónde estaba su ética periodística?
Por el contrario, se han dedicado a dirigir sus capacidades a la propaganda ideologizante, ocultando e ignorando casos como el de García Luna, la incapacidad del sistema de justicia y sus magistrados muchas veces a favor de los más privilegiados o, a festejar y promover la intervención militar de los Estados Unidos en México bajo el discurso de la lucha contra el narcotráfico, como si éste, hubiera surgido en 1 de julio de 2018. Así es como lo marca la estrategia de Gene Sharp en sus cinco etapas de golpe de estado blando.
Pero de esto, seguiremos hablando en la próxima entrega.