A punto de concluir el juicio contra Genaro García Luna aparecen más evidencias de que el proceso penal es un montaje contra el ex policía mexicano, producto de una oscura negociación política entre los presidentes López Obrador y Donald Trump.
Acuerdo en donde el presidente mexicano “se dobló” ante todas las exigencias del mandatario norteamericano, a cambio de que la justicia de aquel país hiciera todo lo necesario para vincular al ex presidente Calderón, con bandas criminales como la de “El Chapo”.
En efecto, día a día queda más claro que el juicio contra García Luna, en una Corte norteamericana, no fue más que un acuerdo de alto nivel para llevar adelante la venganza demencial de López Obrador contra Calderón.
Montaje que se derrumba, también paso a paso, por razones que sacan de sus cabales al gobierno mexicano. ¿Y cuáles son esas razones?
Primero, que García Luna no se dobló ante las presiones de un gobierno norteamericano que le propuso convertirse en testigo protegido para, con ello, poder enlodar a Calderón como habría pactado el mandatario mexicano.
Y, segundo, porque los testigos presentados por la Fiscalía –todos criminales y narcotraficantes capaces de decir cualquier mentira a cambio de reducir sus penas–, no presentaron una sola prueba real contra el “súper policía” mexicano y menos contra Calderón, ya que sólo hablaron de oídas.
Al final, frente al evidente fracaso de la venganza lanzada por AMLO contra Calderón en Estados Unidos, aquí el gobierno mexicano financió una potente guerra sucia en medios y redes, contra críticos, periodistas, políticos y empresas mediáticas, a quienes difama por dizque defender a García Luna.
La mañana de ayer, por ejemplo, el títere de Palacio, Pablo Gómez, ofreció supuestas pruebas de los negocios sucios de García Luna, en un intento por apoyar la narrativa de la venganza de López Obrador.
Todo ello en medio de crecientes pruebas de vínculos de López Obrador y de su gobierno con los cárteles de la droga; mafias a las que el mandatario entregó no sólo importantes territorios del país, sino gobiernos municipales, estatales y hasta posiciones en el Congreso.
Pero como ya es costumbre en este espacio, no es ninguna novedad para los lectores de Itinerario Político el montaje y el tropiezo de AMLO en el caso García Luna. ¿Por qué?
Porque en 2019 y 2020 aquí documenté el montaje.
Por ejemplo, en el Itinerario Político del 12 de diciembre de 2019 –tres días después de la detención de García Luna en Texas–, titulado igual que hoy: “García Luna, la venganza de AMLO contra Calderón”, dije que la detención del ex policía mexicano parecía parte de los acuerdos secretos pactados entre los presidentes, López Obrador y Trump.
Así lo explique: “López Obrador no sólo es un político rencoroso sino vengativo que desde Palacio está dispuestos a todo para derribar el intento de la pareja Zavala-Calderón de crear su propio partido; fuerza política que, de lograr su legalización, sería el único partido capaz de derrotar a Morena en el 2024.
“¿Qué pasará con la escandalosa detención de Genaro García Luna, por parte del gobierno de Trump, quien acusa al ex titular de Seguridad Pública del gobierno de Calderón por delitos vinculados con los cárteles de la droga? ¿Se debilitará la confianza y la credibilidad de los Zavala-Calderón, con la detención de García Luna? ¿Implicarán al ex presidente Calderón con las mafias criminales? Al tiempo”. (Fin de la cita)
Y una vez que confirmé que la detención de García Luna fue parte de los acuerdos secretos entre López Obrador y Trump y volví con en el Itinerario Político del 6 de enero del 2020, titulado: “A través de García Luna, AMLO va por Calderón”.
Así lo dije: “¿A cambio de qué, el gobierno de Trump le hará “el favor” a López Obrador, de perseguir en tribunales al mayor adversario político del presidente mexicano? ¿A qué tipo de sumisión y abyección se comprometió el presidente López Obrador ante el presidente norteamericano, a cambio de su venganza? ¿Qué debemos esperar de las instituciones del Estado mexicano, ante la sumisión interesada de López Obrador, en la reelección de Trump? Pronto conoceremos la respuesta. Al tiempo”. (Fin de la cita)
Y sí, el tiempo de nuevo me dio la razón.
Y es que no sólo el ex presidente Trump, sino sus colaboradores, como Mike Pompeo, entre otros, han dado cuenta de la debilidad y la cobardía de López Obrador frente al imperio del norte y de sus pingües beneficios, como la venganza contra Calderón.
Por lo pronto, cuando se avecina el fin del juicio contra García Luna y frente al eventual fracaso de los afanes vengativos del mandatario mexicano, López Obrador financia una demencial campaña mediática contra todo aquel que se atreve a cuestionar no sólo su venganza sino el fracaso de su gobierno.
Sin embargo, López Obrador no entiende que de un momento a otro el gobierno de Estados Unidos podría declarar al narcotráfico y al crimen organizado como actividades terroristas y, frente a esa eventualidad, será revelada la alianza del presidente mexicano con las mafias criminales.
Sí, López Obrador juega con fuego y en una de esas “termina chamuscado”.
Al tiempo.