Andrés Manuel López Obrador es una persona que viene del pasado y que fincó su pensamiento en una serie de conceptos que hoy en día ya no funcionan como alguna vez funcionaron, lejos de ser apuestas seguras o viables, se han convertido en pozos sin fondo de recursos que cada vez cuestan más y reditúan menos. Ejemplo de ellos es toda la política energética que se ha seguido durante el sexenio.
Desde la famosa refinería de Dos Bocas que va a costar alrededor de 20 mil millones de dólares y que difícilmente se logrará amortizar esa cantidad durante el tiempo que dure el petróleo (las refinerías tienen muy bajos niveles de ganancia y se requieren muchos años para pagarlas) y hasta la falta de capacidad de la CFE para generar energía y generarla con fuentes limpias (asunto que ya impide más inversiones), no hay que ser muy listo para notar que la brújula en materia energética está perdida.
De todos los desaciertos en el rumbo energético hay uno especialmente preocupante: Pemex. Algunos comentarios al respecto:
Desde la llegada de López Obrador, el plan para rescatar Pemex ha sido reducir impuestos e inyectarle capital presupuestario, cerca de 12 mil millones de dólares sin resultados claros de esta estrategia.
Desde 2019 las pérdidas netas de Pemex son escandalosas, en 2019 fue de 348 mil millones de pesos, en 2020 fue de 509 mil millones de pesos y en 2021 fue de 224 mil millones de pesos.
La producción de crudo promedio anual en miles de barriles diarios pasó de 1,823 a 1,758, es decir, una caída del -3.6% hasta el cierre del primer trimestre de 2022; ante las variaciones de los precios del barril de petróleo a nivel mundial, el volumen de exportación de crudo promedio anual en miles de barriles diarios paso de 1,184 a 953, aproximadamente; es decir, una disminución del -20%.
Al cierre del tercer trimestre de 2022, la producción de crudo es una de las más bajas desde 1980, es decir, desde hace 42 años.
De 2018 a 2021, la deuda incrementó 24 mil 775 millones de dólares (casi 3 veces el presupuesto de Ramo a Salud para 2023); el total de la deuda de Pemex al cierre de 2022 es de 192 mil 802 millones de dólares… esto representa el 15% del PIB nacional y el 46% del Presupuesto de la federación de 2023.
Por otra parte, los pasivos de corto y largo plazo han incrementado a 24 mil 775 millones de dólares (esta última cifra representa 8 veces más al incremento de los pasivos totales de la administración de Peña Nieto).
El presupuesto aprobado en 2022 para Pemex fue de 779 mil millones de pesos, sin embargo, el presupuesto pagado fue de 803 mil millones de pesos, es decir, un abuso presupuestal 24 mil 336 millones de pesos. Esa cantidad supera el presupuesto aprobado para el INE de 19 mil 736 de 2022.
La semana pasada López Obrador, durante una de sus conferencias mañaneras, dijo (seguramente sin darse cuenta de las consecuencias) que Hacienda absorbería la deuda de Pemex… dicho aparentemente inocente, pero esto podría hacer que la mala calificación de la deuda de Pemex se convierta en una mala calificación crediticia para todo el país… en fin. No sé si Pemex tenga solución, pero es obvio que por la ruta tomada tenderá a seguir empeorando su realidad.