JOE BIDEN Y UCRANIA

La hora de Biden

A un año de la invasión rusa a Ucrania hay que reconocerle al presidente Joe Biden que su actuación y las decisiones que ha tomado frente a esta agresión han sido impecables. | Francisco Santos

Escrito en OPINIÓN el

Cuando se cumple un año de la invasión rusa a Ucrania hay que reconocerle al presidente de Estados Unidos, Joe Biden, que su actuación y las decisiones que ha tomado frente a esta agresión han sido impecables. La verdad Biden asumió el liderazgo de Occidente y desde el principio ha hecho muy bien las cosas. Contrario al Nobel de paz que le dieron a Obama sin hacer nada, hoy Biden por ese esfuerzo de salvaguardar los valores de la democracia y la libertad y liderar una gran coalición para preservarlos merecería ser el receptor de ese símbolo que cada vez pierde más valor.

No soy un seguidor o admirador de este presidente y tengo inmensos desacuerdos frente a su política exterior con América Latina. Pero en el hecho más trascendental en materia de política exterior que hasta ahora ha enfrentado, actuó como los grandes líderes de ese país que vivieron ese mismo reto tanto en la primera como la Segunda Guerra Mundial. Esos líderes no dudaron en enfrentar la amenaza de potencias militares europeas y en defender unos valores que hasta hoy perduran. Quizás es irónico que el final de ese momento en la historia sea precisamente otra guerra en el continente europeo que esperamos termine como las primeras dos en las que el invasor fue derrotado.

Lo cierto es que Europa no va a volver a ser la misma. Y el mundo rápidamente vuelve a una guerra fría entre un eje autoritario que tiene a China a Rusia y a Irán como referentes y uno de libertad que encabezan Estados Unidos, Europa, Japón y Canadá. Este nuevo escenario mundial nos afectará al resto de países que veremos como unos subvierten las democracias, cosa que ya sucede, y otros buscan defenderlas aunque de manera tímida por lo menos hasta ahora. Y los ciudadanos y los líderes del resto del mundo que creemos en la democracia, en la justicia y en la libertad no podremos ser indiferentes a la suerte de estos valores en nuestro propio país o en nuestra región.

Pero volviendo a la terrible guerra en Europa, desde el principio Estados Unidos asumió el liderazgo de la situación. Contrario a su predecesor Obama que permitió a cero costo la invasión de Crimea, Biden autorizó revelar públicamente semanas antes del hecho toda la información de inteligencia que mostraba cómo se preparaba la invasión.

A pesar de la evidencia muchos líderes europeos no creían que la invasión se iba a dar. Para los alemanes la relación con Rusia y su dependencia energética hacía imposible que esto fuera a suceder. En Francia, para Macron la OTAN era un paciente descerebrado. No creían en la evidencia. E Inglaterra en un estado de gran inestabilidad política era un aliado debilitado. Los tambores de guerra que los países bálticos y algunos de la antigua cortina de hierro tocaban para alertar del peligro de Putin y Rusia no eran escuchados en Europa.

De ahí la importancia de la decisión de Biden de permitir que toda esa inteligencia fuera publicada abiertamente en medios. Generó gran credibilidad que sin duda sirvió para retomar el liderazgo de la OTAN y así crear esa gran coalición que hoy lucha por defender la libertad y la democracia en Ucrania como primera gran batalla de las muchas que se van a dar en esta nueva guerra fría 2.0.

No hay, de todas maneras, que dejar de lado ese gigantesco esfuerzo de los ucranianos y de esa maravilla de líder en que se convirtió Zelensky. Ese país ha dado ejemplo al mundo de lo que es defender sus fronteras ante un gigante armado. Ver maestras dejar su labor de vida, uno de muchos ejemplos, para entrar al ejército y defender su país es una muestra del heroísmo que todos en el mundo debemos reconocer.

Sin duda Estados Unidos se ha encargado de llevar el gran peso de esta transferencia de armamento y de tecnología a Ucrania para combatir a los invasiones. Pero Europa se ha mantenido firme, cada vez entrega más armamento y por fin entiende que las sanciones económicas son parte fundamental de esta política contra el agresor.

Bajo el liderazgo del presidente Biden y obvio la circunstancia de guerra, la OTAN revivió y se amplió. Ver a Finlandia y a Suecia pedir entrada a esa organización era algo impensable hace apenas unos años. Europa empezó a entender que esos negocios con dictaduras tienen un costo y que alimentar el monstruo tiene consecuencias.

El acto final de Biden fue su viaje a Kiev. Comparar el discurso paranoico de Putin con un auditorio alejado de la gente quien sabe para evitar que, la verdad parecían más secuestrados que oyentes, con un Biden caminando tranquilo con sus gafas negras junto a Zelensky por el centro de la capital de Ucrania fue un golpe de propaganda magistral.

La tarea no está terminada pues el aislacionismo en Estados Unidos crece. Y la guerra aún no está definida. Ya China tomó partido de manera clara, lo que consolida ese eje y desafortunadamente la memoria de Occidente es corta. La política de reindustrialización de Biden comienza a causar graves problemas con los europeos, su aliado natural y ojalá la campaña electoral que viene no deje a Ucrania como víctima colateral. Vale la pena advertir.

¿Y América Latina qué? Bien gracias. Olvidados. La verdad no tanto pues Biden implementa una política de migración aún más agresiva que Trump. Así estamos.