Uno de los aspectos que deben distinguir a todo sistema democrático es el cumplimiento de una serie de indicadores que permiten a una nación y, en particular, a su población, ponerlos en un contexto de armonía, con certeza, con garantías y derechos, con equidad e igualdad, todo ello bajo un Estado de Derecho que hace prevalecer las diferencias y coloca al orden jurídico por encima de intereses particulares o facciosos.
En México, vivimos bajo un sistema democrático que en últimas fechas ha pugnado por desarrollar una sociedad igualitaria, pero que le falta un largo trecho por recorrer. Un ejemplo de la falta de igualdad la encontramos, entre otros rubros, en la brecha salarial entre hombres y mujeres.
De acuerdo con información de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo 2022, del INEGI, publicada en diciembre de ese año, indicó que, en 2022, 60.6 millones de personas de 15 y más se ubicó en la Población Económicamente Activa (PEA), lo que representó una Tasa de Participación de 60.8%. Por sexo, la Tasa de Participación de hombres se ubicó en 76.8% por un 46.7% de las mujeres. En el otro extremo, la Población de hombres No Económicamente Activa tiene una Tasa del 23.2%, por un 53.3% de las mujeres.
Estos datos reflejan claramente que hay una Tasa de Participación de un 30% superior de los hombres con respecto a las mujeres cuando, de los más de 126 millones de habitantes, poco más de 64.5 millones (51.2%), son mujeres.
Ahora bien, no solo existe una desproporcionalidad de ocupación laboral entre hombres y mujeres, también existe una brecha de ingresos. El Centro de Investigación en Política Pública (IMCO) señala que las mujeres de 15 años y más que trabajan o buscan empleo, se estiman entre un 40 y un 45% en casi las dos últimas décadas. No obstante, enfatiza que el promedio de ingresos laborales que obtienen es menor a la que perciben los hombres.
IMCO establece algunas consideraciones que son importantes resaltar:
En 2022 la brecha de ingresos fue del 14%, es decir, por cada 100 pesos que un hombre recibe por su trabajo desempeñado, una mujer recibe alrededor de 86 pesos.
Las entidades federativas que presentan una mayor brecha salarial son Oaxaca, Colima e Hidalgo en donde las mujeres ganan en promedio un 27.1%, 25.3% y 24.9% menos, respectivamente, que el salario de los hombres.
Otros aspectos que son importantes destacar en esta brecha salarial es que las mujeres dedican más tiempo que los hombres a diversas actividades no remuneradas por lo que el resultado es menos tiempo para trabajar por un mejor ingreso, así como, generalmente, las mujeres no ocupan posiciones jerárquicas en igualdad de condiciones que los hombres.
Esta brecha salarial refleja inequidad de oportunidades para las mujeres; falta de políticas públicas con perspectiva de género y hasta falta de normas o ineficacia de estas que garanticen los derechos fundamentales consagrados en nuestra Constitución Política y varias leyes generales, tales como la igualdad, la equidad, la paridad, los derechos humanos, entre otros.
Por ello, los Gobiernos y los cuerpos legislativos deben escuchar a las mujeres y velar por sus derechos; deben generar normas y políticas públicas que caminen más apresuradamente en la dirección de terminar con esta brecha que, de acuerdo con el Informe Global de Brecha de Género de 2022 del Foro Económico Mundial, se requerirían alrededor de 132 años para alcanzar una paridad e igualdad de género en el mundo.
Una sociedad igualitaria da mejores condiciones de vida de estabilidad y bienestar; es una tarea pendiente, hagamos desde nuestra trinchera las acciones que permitan contar con una auténtica igualdad sustantiva.