Nos encontramos sumidos en una guerra de narrativas que, contribuye a ensombrecer los asuntos más importantes de cada punto que se trastoca, la confusión, también es un arma política. Por ejemplo, el caso de la guerra en Ucrania que cada minuto aumenta las tensiones y la sentencia de culpabilidad contra Genaro García Luna, son dos casos de esto.
Cierto, el proceso no se realizó en México, debió ser un gobierno extranjero quien juzgara y sentenciara al que fuera brazo derecho del gobierno de Felipe Calderón. Pero también hay que reconocerlo, en nuestro país, difícilmente el poder judicial hubiera llevado acabo el proceso y antes que eso, se habría desatado una guerra mediática bajo la narrativa de que se trataba de una persecución política.
Declarar culpable a Genaro García Luna marca en nuestro entendimiento, un antes y un después en la política y el combate al narcotráfico en México en donde la “guerra de narrativas” aún no termina.
La decisión del jurado echa por tierra todas esas voces que azuzaron la confusión y en muchas ocasiones, contribuyeron con la desinformación. Lamentablemente, muchas de ellas conocidas y “connotadas plumas” que, por mucho tiempo, dirigieron y dieron forma a los llamados “líderes de opinión”.
No festejamos que todas esas voces que clamaban la “presunta inocencia” y exigieron “las pruebas” contra García Luna se hayan equivocado, por el contrario, lamentamos profundamente su sesgo periodístico y su incapacidad de análisis para ejercer el periodismo más allá de sus filias y fobias.
Y es que hay que decirlo, las pruebas que esas voces reclamaban nunca se presentaron por una sencilla razón, el juez Brian Cogan desde antes de iniciar el juicio mencionó que, sólo se pedirían pruebas tangibles si se consideraba “necesario”. Ese sólo hecho, hablaba de que, para la fiscalía de los Estados Unidos, el caso estaba más que sustentado.
Que la mayoría de testigos fueron delincuentes confesos y sentenciados, eso es cierto, pero ¿a quién hubieran querido cómo declarantes las voces que desestimaron el caso? Nadie mejor que los involucrados podían dar testimonio de los hechos que ventilaron durante el juicio. Ante esto, no perdamos de vista que Genero García Luna, se reservó su derecho a declarar.
Pero también hay que decirlo, existe otro grupo de periodistas que, por muchos años, investigaron cada uno de los hechos narrados durante el juicio, quienes debieron sufrir persecución, algunos de ellos, debieron dejar a sus familias, arriesgar sus vidas y en algunos casos, perderla. Todos ellos, denunciaron a través de libros, ensayos y micrófonos muchos de los hechos que el jurado que sentenció a García Luna, debió escuchar durante el juicio.
Hoy, el juzgado de la corte Este del Distrito de Nueva York, parece haber tirado el mito de la “guerra” de Felipe Calderón contra el narcotráfico, pues la culpabilidad de su jefe de seguridad coludido con el crimen organizado, arroja un cúmulo de preguntas que trastocan todos los niveles del gobierno del entonces presidente de México.
Cierto, la corrupción no ha sido derrotada, tampoco estamos cerca de terminar con esa “guerra” que bañó y sigue bañando de sangre a todo el país, la sentencia de Nueva York es sólo el final de un capítulo del combate al narcotráfico y a la corrupción en México.
Ante esto y a nuestro entender, sin ser expertos juristas, el gobierno mexicano tendría elementos para iniciar carpetas de investigación contra Felipe Calderón y buena parte de sus colaboradores por narcotráfico. Habrá que esperar a ver qué decide la actual administración y qué opinan los magistrados.
Aún falta mucho para terminar con el combate al narcotráfico en nuestro país, pero hoy 21 de febrero de 2023, marcará la historia y sentará precedente para éste y los gobiernos por venir, en su trato al crimen organizado en México.
Por lo pronto, va una plegaria por todas las víctimas de la “guerra que no fue”, una más por todos los periodistas asesinados por el narcotráfico, por los cientos de miles de desaparecidos de los que nadie habla y por todas esas familias desarticuladas por el crimen organizado.
Lo único que esperamos, es que mañana sí, sea de ocho columnas.