Aquí lo dije desde que López Obrador llegó al cargo de presidente de los mexicanos.
Dije que AMLO no dejaría el poder de forma legal y pacífica y que –por esa razón--, intentaría permanecer como el “mandamás” de forma ininterrumpida utilizando dos estrategias que violentan todos los principios electorales de la joven democracia mexicana.
La primera estratagema consiste en imponer un “Maximato” transexenal mientras que la segunda es provocar un golpe de Estado a las instituciones electorales para, de esa manera, someterlas bajo control absoluto.
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Por lo pronto, como es evidente la primera estratagema ya se produjo y la candidata presidencial ideal se llama Claudia Sheinbaum, una incondicional a toda prueba y quien, en los hechos, no será más que una figura decorativa –un florero--, ya que López Obrador seguirá siendo el “mandamás” detrás del trono en el sexenio por venir.
Y esa primera etapa fue posible no sólo mediante la imposición vertical, tramposa y autoritaria de Claudia a los “morenistas”.
No, en realidad contribuyó de manera definitiva la cobardía mostrada por el resto de los aspirantes, sobre todo, Marcelo Ebrard y Ricardo Monreal, quienes a pesar del escandaloso fraude impuesto por el propio presidente, prefirieron arrodillarse, antes que pelear por sus derechos políticos en el partido oficial, Morena.
A su vez, también ya está en marcha el segundo paso para imponer un “Maximato “y se trata del “golpe de Estado” lanzado desde Palacio contra las instituciones electorales federales; organismos autónomos como el Instituto Nacional Electoral y el Tribunal Electoral.
¿Y por qué y para qué un golpe de estado contra las instituciones rectoras de los procesos electorales en la democracia mexicana?
La respuesta es elemental.
1.- Como ya se dijo, el primer paso fue imponerle a Morena una candidata ideal, como Claudia quien, en los hechos, será un florero en manos de López Obrador, dictador que de esa forma seguirá siendo el verdadero dueño del poder en México
2.- El segundo paso es robarse la elección, a costa de lo que sea: sobre todo con las carretadas de dinero público robado en todo el sexenio y en todo el país, además de la plata y/o el plomo que, con la ayuda del crimen organizado, comprará o condicionará el voto hasta convertir la del 2024 en una verdadera “narco-elección” de Estado.
3.- Y precisamente aquí es en donde será fundamental la colonización y la captura del INE y del Tribunal Electoral. ¿Por qué?
4.- Porque ante el reclamo nacional e internacional contra el fraude de Estado y por la “narco-elección” en México, López Obrador responderá con el aval que le darán a esa elección las instituciones del Estado capturadas desde Palacio, como el INE y el Tribunal Electoral.
Es decir, una vez que el presidente haya capturado al INE y al Tribunal Electoral, tendrá en sus manos la validación de su “Maximato” y del fraude de Estado para imponer a su “florero”, de nombre Claudia.
Pero aún no termina la película. ¿Por qué?
Porque, en sentido contrario, frente a la hipótesis de que una mayoría de mexicanos le da la victoria a Xóchitl Gálvez –posibilidad nada remota--, el dictador de Palacio tiene en sus manos los instrumentos ideales e idóneos para invocar un supuesto fraude y, sobre todo, para anular toda la elección.
Y aquí aparece el servicio incondicional de Movimiento Ciudadano, el partido convertido en “la meretriz” de la política mexicana.
Y es que, ante la hipótesis de una victoria de Xóchitl y una derrota de Claudia, Dante Delgado y Movimiento Ciudadano, le darán la mayoría a Morena y sus aliados para que, las dos cámaras del Congreso federal declaren la invalidez de toda la elección presidencial del 2024.
Y frente a una crisis de esa magnitud –un verdadero golpe de Estado--, el señor López Obrador seguirá en el poder, cual dictador bananero.
¿Lo dudan?
Al tiempo.