El ginecólogo Jesús Luján se hizo famoso por brindar a las mujeres quesque un “parto humanizado”. Inició en el Hospital Santa Teresa, atendiendo a un promedio de cuatro pacientes al día; sin embargo, con el tiempo y con su gran marketing llegó a tener hasta 40 pacientes diariamente.
Con este éxito e ingresos se volvió socio del Hospital Bité Médica en Santa Fe, atendiendo en su mayoría a mujeres de clase media-alta que buscaban partos naturales o en agua y, claro, eran primerizas.
El éxito lo mareó
Sólo una persona con nulos principios y valores hace lo que él se atrevió: ejercer violencia ginecobstétrica y cometer una serie de delitos graves que incluyen mala praxis, falsificación de estudios médicos para operar sin fundamento, así como un uso indebido de su posición y poder.
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Las primeras víctimas de Jesús Luján se fueron encontrando por azares de la vida. Al contar sus historias con amigos y familias, se fueron conectando entre ellas. Al darse cuenta de que sus casos no eran aislados, sino un modus operandi bien organizado, tomaron el valor de alzar la voz y señalar a Jesús Luján
“Los miércoles de Luján”
Este es un día en el que todo el equipo médico del Bité Médica sabía que desfilarían decenas de mujeres parturientas en la sala de expulsión y quirófanos del hospital, excepto, claro, por las propias parturientas. Luján y su equipo médico, que cabe mencionar funcionan como una mafia bien coordinada en la que todos son cómplices: desde la recepcionista de la entrada a su clínica, que te llama para agendar tu cita en un miércoles, hasta las enfermeras que te ofrecen el “tecito”, sabiendo perfectamente qué es lo que contiene y el efecto que tendrá, hasta los demás doctores que solapan las acciones de la clínica e incluso algunos se hacen pasar por ginecólogos cuando no tienen una cédula como tal, y a la cabeza, coordinando todo el show del parto “humanizado”, Luján.
Por favor váyanse por dos fuertes dobles; así de fuerte
El modus operandi consistía en citar a las pacientes con 37 semanas a una “revisión de rutina” y aprovechaba para suministrarles, sin su conocimiento, un medicamento llamado Misoprostol, el cual diluían a escondidas en un té que posteriormente se los daban a beber; en caso de que la paciente no lo quisiera en ese momento, les suministraba, sin que se dieran cuenta, prostaglandinas que molía previamente en un mortero para mezclarlas en un gel y aplicarlas al realizar un “tacto vaginal de revisión”, todo con el mismo objetivo: engañar a las pacientes de que estaban iniciando labor de parto de modo natural.
¿Por qué o para qué lo hacía?
Pues para tener libres sus fines de semana y así podía seguir siendo el rey de los partos naturales.
Siéntese bien, pues…
Debo aclarar que el problema de las inducciones, cuando médicamente no son requeridas, es que generan contracciones intensas, 10 veces más dolorosas que las normales, sometiendo tanto a la madre como al bebé a un extremo sufrimiento. Estas contracciones, al ser artificiales, no progresan, sólo son muy dolorosas, intensas y de larga duración. Muchas veces, la madre ya no puede con el dolor y, lo que es peor aún, expone al bebé a extremo sufrimiento fetal, convirtiendo estos partos en cesáreas de emergencia, intervenciones inesperadas y, en algunos casos, en fallecimiento.
“Recuerdo que cuando me citó a revisión me sentía perfectamente bien, no tenía indicio alguno de que ese día fuera a nacer mi bebé. De hecho, aún faltaba algún tiempo para el término de mi embarazo, pero una persona del equipo del doctor Luján me ofreció un té previo a la revisión médica, y después de un lapso de unas horas, empecé a sentir contracciones tan fuertes que sentía que me iba morir; después de 12 horas de sufrimiento apareció el doctor para realizar una cesárea de emergencia, diciéndome que tenía que “abrirme por la pancita” porque mi bebé ya estaba sufriendo y su frecuencia cardíaca estaba disminuyendo. Mi bebé nació morado como un ‘muñeco de hule’, comenta “Adriana”.
“Mercedes”, quien también fue víctima del doctor Luján y su equipo, refiere: “Me citó un miércoles a consulta. Posteriormente a mi revisión, me mandó a caminar al Centro Comercial Santa Fe, aludiendo que estaba por nacer mi bebé y que pidiera me trajeran mi maleta al hospital. Me pareció extraño, pues no tenía contracciones. Empecé a tener contracciones totalmente disparadas, permanentes y sumamente fuertes, y así estuve por nueve horas hasta que no aguanté más y fui al hospital en donde me llevaron directamente al quirófano. Mi bebé nació por una cesárea de emergencia, pero yo estaba tan anestesiada y sin entender qué había pasado, que se llevaron a mi bebé sin respetar la “hora dorada” que tanto le había pedido a Luján y yo no lo pude conocer hasta 10 horas después de nacido. Todo fue tan extraño y traumático… Hoy me doy cuenta que me suministró un medicamento vía vaginal durante mi revisión sin que me diera cuenta”.
Las consecuencias por la inducción indebida son…
En los niños: desde hiperactividad, trastorno moderado y grave de sueño, desorden sensorial como parte del espectro autista, hasta parálisis cerebral.
Para las mujeres: depresión posparto, síndrome de estrés postraumático o secuelas físicas por lo repentino y violento del trabajo de parto para el cual su cuerpo aún no estaba listo.
Otra consecuencia puede ser la muerte del bebé
Luján también es señalado por el fallecimiento de una bebé por su modus operandi, dejando quebrada a la madre y a la familia.
Por haber sido negligente en diagnosticar el síndrome de Edwards (un síndrome incompatible con la vida), dejando que la madre llegara a término con su embarazo, para luego operar a la bebé a los tres días de nacida a corazón abierto, y fallecer a las tres semanas. La decisión de si tener o no a su bebé sólo le corresponde a la madre, pero, ¿por qué no?, Luján decidió por ella y optó por dejarla llegar a término.
A una paciente le realizó una maniobra Kristeller (maniobra prohibida por los altos riesgos que conlleva para la madre y para el bebé), en la cual le rompió la nuca al bebé, ocasionándole la muerte.
¿Cómo es posible que este médico siga ejerciendo? ¡Es inconcebible que un bebé a punto de nacer fallezca de esta manera por una mala praxis!
La lista es larga
También es señalado por daño cerebral permanente en un bebé debido a negligencia médica y mala praxis.
El marketing de Luján también logró colocarlo como un médico de prestigio en el ámbito de la reproducción asistida. Ahí también tiene su historial criminal.
Continuará…
Si fuiste víctima de Jesús Luján y su equipo de cómplices, contacta a @conovarios.mx en Instagram.
La columna de Lourdes Mendoza Peñaloza se publicó originalmente en El Financiero, reproducida aquí con autorización de la autora.
* Lourdes Mendoza Peñaloza es una periodista mexicana especializada en finanzas, política y sociales, con más de 20 años de experiencia en medios electrónicos, impresos, radio y televisión.