¿Qué pasó en Acapulco? ¿Por qué todo salió mal? ¿Por qué nadie avisó? ¿Por qué no evacuaron a la población? ¿Por qué no había refugios? ¿Por qué el Ejército y la Marina no estaban listos? ¿Por qué el Presidente no dijo nada? Y luego se defendió diciendo que hubo perifoneo (acción de emitir, por medio de altoparlantes, un mensaje o aviso de cualquier tipo). ¿Será qué confundió un huracán con la compra-venta de chatarra?
Contexto
Todavía recuerdo cuando, en el gobierno del presidente Zedillo, se creó la Coordinación de Protección Civil, a nivel de subsecretaría, dentro de la Secretaría de Gobernación.
Hay que decirlo, Protección Civil se creó hace 25 años y cada día funcionó mejor, pues sus participantes se fueron profesionalizando y cada año contaba con más dinero para poder actuar de forma inmediata.
Te podría interesar
Además, se construyó una estructura con representantes de todas las secretarías y con organismos como Pemex, CFE y Conagua, coordinados con las organizaciones civiles de siempre que han hecho una labor de ayuda social en todas las tragedias.
Vamos, le dieron la importancia que merecía y, a unos meses de creada, con el apoyo de la Secretaría de Hacienda se creó un fideicomiso, sí, el Fonden, para responder en forma ágil y sin trabas burocráticas con los gastos inmediatos con los que se debe enfrentar una tragedia. Inició chiquito y fue creciendo hasta llegar, en 2018, a 17 mil millones de pesos.
Pero AMLO dice que se quitó el fideicomiso, pero que el dinero ahí está. Es obvio que nadie le ha dicho cómo funcionaba el Fonden. Era específicamente para agilizar los gastos; repito, para evitar las trabas burocráticas.
Así se fueron enfrentando cada vez mejor los acontecimientos naturales que, si no estamos preparados para ellos, generarán muchas desgracias, muertes, enfermedades y accidentes.
De hecho, y dependiendo del tipo de problema que venía, se organizaban las diferentes mesas de trabajo, pues es muy distinto cómo atender las consecuencias de un temblor o terremoto, donde no hay aviso previo, que una epidemia que va creciendo poco a poco o un huracán que puede saberse con días y, sin duda, con varias horas de anticipación dónde y con qué fuerza pegará.
Siéntense muy bien
Se tenía mucho contacto con el sistema meteorológico americano, que siempre intercambia información con México, como lo hizo en esta ocasión con Otis; sí, hubo alertas, hubo mensajes, hubo señalamientos de qué iba a pasar, dónde pagaría y la fuerza que iba a tener.
Inhale y exhale
Así pues, tuvieron horas, muchas horas para que funcionara el Plan DN3 (tardaron cinco días); tuvieron muchas horas para que funcionara la relación entre los gobiernos federal, estatal y municipales, para que entre todos se organizaran los albergues. Como bien lo describió Fernanda Familiar, no hubo un solo albergue.
Hubo tiempo para que el gobierno federal mandara colchonetas, cobijas, ropa, cocinas para tener comidas calientes y todo lo que se necesita y hoy no vemos por ningún lado.
Hubo tiempo para que el Ejército y la Marina estuvieran en la calle previendo el pillaje, aunque para Abelina, la presidenta municipal, más que pillaje era cohesión social.
Hubo tiempo para todo, para prepararnos bien, para disminuir al mínimo las muertes. Para organizar al gobierno, a la industria privada, de la mano con las organizaciones privadas… pero no se hizo nada.
Vimos a la quesque gobernadora 47 horas después, con botas relucientes y recién maquillada, caminando por una zona que ni ramas o lodo tenía; vamos, un montaje.
El Presidente, en un gran acto de eficiencia, se fue en coche, bueno, en Suburban; luego cambió a un Jeep del Ejército que quedó enlodado y luego a una troca de redilas, con cara de no saber qué hacer, tardó más de ocho horas y lo único que nos dejó esta hazaña fue –váyanse por un fuerte doble– la imagen del sexenio.
Ah, y seguimos sin saber si logró o no llegar ese día al puerto, pero ¡a donde sí logró llegar y hasta foto se tomó fue al Edomex, con Delfina, para hacer grilla electoral!
No podemos dejar de concluir que…
Quitar instituciones es un peligro para el país, sobre todo cuando se sustituyen por cosas que no funcionan y en este gobierno tenemos muchos ejemplos. A diferencia de Calles, que fue un presidente que inició las instituciones y dejaron de hacerse las cosas por alguien a quien se le iban ocurriendo, AMLO las está destruyendo y regresando a las ocurrencias. Podría hacer una lista de aquellas que ha destruido y que hoy no tenemos nada que sea mejor de lo que había. Sólo el ejemplo del huracán Otis es más que suficiente hasta para quienes no entienden razones.
Las candidatas Xóchitl Gálvez y la Sheinbaum deberían comprometerse con rehacer las instituciones en el país; son necesarias para darle rumbo a la patria.
Ahora bien, dice AMLO que como se roban las cosas, por eso canceló el Fonden. Si el Presidente sabe de robos, ojalá que levante un acta, que los denuncie ante la fiscalía, que no perdone a los delincuentes.
Que no nada más use el dicho para atacar y agredir sin sustento. Que no siga destruyendo instituciones con dichos. Porque no hay mayor corrupción que la ineptitud, y ante una tragedia como esta, la ineptitud con la que actuaron no sólo es un pecado, sino un delito.
Antes de que me echen los bots encima
Una catástrofe natural no es culpa del gobierno, como de un médico no es culpa de que te enfermes, pero sí es responsabilidad del gobierno y del médico, en su caso, tratarte con eficiencia y eficacia, ayudarte, salvarte.
No decir que afortunadamente no está tan mal.
No puedo dejar de pensar y compartirles lo que, palabras más palabras menos, escribió en un tuit Ricardo Pascoe, que AMLO hizo todo el teatro para quesque llegar a Acapulco porque no quería darle la importancia que tiene, porque habría que reconocer el tamaño de la catástrofe y que el dinero es para las elecciones. ¿Ustedes qué piensan?
Que los presidentes se presenten en los lugares de las catástrofes naturales es su obligación, no una graciosa concesión
Zedillo creó Protección Civil con Francisco Labastida en Gobernación y a partir de ahí todos los presidentes le han dado la prioridad que debe tener; claro, hasta hoy, pero la realidad está alcanzando a este gobierno.
En Acapulco hubo tiempo para todo… pero lo ignoraron.
La columna de Lourdes Mendoza Peñaloza se publicó originalmente en El Financiero, reproducida aquí con autorización de la autora.
* Lourdes Mendoza Peñaloza es una periodista mexicana especializada en finanzas, política y sociales, con más de 20 años de experiencia en medios electrónicos, impresos, radio y televisión.