El operativo realizado el 5 de enero por personal de la SEDENA fue realizado con gran eficacia por parte de las tropas mexicanas. Sin duda ha quedado de manifiesto el adiestramiento y la capacidad del personal militar para llevar a cabo la detención de Ovidio Guzmán, en el área de la sindicatura de Jesús María, en la ciudad de Culiacán, Sinaloa. Se desarrolló con precisión el despliegue con aeronaves de la fuerza aérea y tropas de Fuerzas Especiales, quienes trasladaron al hoy detenido hacia el aeropuerto de Culiacán, a donde arribaron aviones de combate de la Fuerza Aérea Mexicana para trasladar a Ovidio Guzmán a la Ciudad de México a las instalaciones de la Fiscalía General de la República, y después finalmente ser trasladado al Centro Federal de Readaptación Social Número 1 "El Altiplano", ubicado en Villa de Almoloya de Juárez, Estado de México.
Se destaca principalmente el irrestricto respeto a los derechos humanos y el uso de la fuerza ante los delincuentes que se negaron a deponer las armas prohibidas de uso exclusivo del Ejército. Sin duda, el compromiso del personal militar fue cumplido a cabalidad, ahora le toca al Poder Judicial y a la Fiscalía General de la República hacer su trabajo para la persecución e investigación del delito y actuar con la mayor imparcialidad y sentido de justicia.
Pero para quienes especulan y hablan de forma simplona y despectiva acerca del operativo les daremos algunos datos de cómo éste se llevó a cabo.
Un grupo de 12 elementos militares de Fuerzas Especiales se introdujo en el rancho de Ovidio Guzmán y lo detuvo en su dormitorio, burlando todos los puntos de vigilancia que tienen alrededor del estado, de la ciudad y de la población de Jesús María, que además colinda con el municipio de Badiraguato y la presa Humaya, conocidas zonas de control del Cártel del Pacifico (Cártel de Sinaloa). A sabiendas de que estarían en desventaja numérica y de armamento, se inició el operativo alrededor de las 3:35 de la madrugada del 5 de enero. Tardaron cerca de cuarenta minutos en llegar al lugar en total sigilo y sin ser alertados ninguno de los puntos de vigilancia del Cártel y de toda la red de halcones desplegados, incluso los oficiales o policiacos. El operativo llegó hasta el mismo dormitorio del objetivo a capturar, se inició una refriega, misma que fue contenida por los elementos militares contra alrededor de 60 civiles armados que eran quienes se encargaban de la protección y seguridad del objetivo. Se detuvo al objetivo y se inició el traslado utilizando tres rutas visibles para desconcertar al grupo criminal, y para ser claros les pasaron por sus narices y ni cuenta se dieron. Para las 5:17 horas ya se había notificado de la detención de Ovidio Guzmán y ya se encontraba volando para la Ciudad de México para ser puesto a disposición de la Fiscalía General de la República.
La segunda parte del operativo fue contener la reacción del grupo criminal ante la incertidumbre a dónde había sido trasladado el objetivo, ya que se sabía de la capacidad del grupo criminal y de las tácticas que utilizan para generar caos y distractores a las autoridades y la población civil. Se utilizaron incluso videos y mensajes por redes sociales para crear desconcierto y desinformación, volviendo todo un caos para generar terror, ya que su objetivo era despejar las calles para poder ver con claridad los movimientos que se dan en la ciudad y las diferentes rutas que pudo haber tomado el convoy de traslado del objetivo. Sin embargo, para ese momento, Ovidio Guzmán López ya estaba siendo trasladado.
Se movilizó a personal de la Secretaría de la Defensa Nacional en las colindancias estatales para frenar cualquier tipo de reacción a los estados vecinos, y así evitar que la violencia generada por el grupo criminal se extendiera a los estados vecinos que son conocidos por la alta presencia del Cártel del Pacifico.
El operativo demostró que la Secretaría de la Defensa Nacional tiene las capacidades tácticas y materiales para llevar a cabo este tipo de detenciones de personajes criminales de alto perfil; esto deja en claro lo que he sostenido desde el 2019: el Culiacanazo no fue responsabilidad del Ejército Mexicano, pero si cargó y pagó el precio de dicho fracaso. Era una espina clavada en el orgullo de los elementos militares. Por fortuna el día de hoy han demostrado su capacidad y alta valía, pero el precio parece que fue muy alto. Se sabe con cifras oficiales que 10 elementos militares perdieron la vida en cumplimiento del deber, pero se protegió la vida de la población civil. Para esos héroes y sus familias mi reconocimiento y gratitud por su vocación de servicio, aun cuando existan voces críticas y quienes admiren a los criminales y fomenten esa narco cultura como algo normal y natural. Como decía un gran general, de esos que ya se fueron a cumplir otra misión, “los militares llegan a donde no llegan los filósofos, ideólogos, políticos, funcionarios de papel, intelectuales y todos aquellos críticos”.
Pero ¿quien es Ovidio Guzmán López alias “el Ratón” o “el gato negro”? Es hijo de Joaquín Guzmán Loera conocido como líder del Cártel del Pacifico (Sinaloa), mismo que se encuentra divido en tres grupos de líderes comandado por Ismael “El Mayo” Zambada, el segundo grupo es liderado por Aureleano Guzmán Loera alias “El Guapo” hermano de Joaquín Guzmán, y el tercer grupo es liderado por los hijos de Joaquín Guzmán Loera conocidos como “Los Chapitos” quienes son liderados por el hermano mayor Iván Archivaldo Guzmán Salazar, que han revolucionado la forma de traficar drogas. Estos últimos se han enfocado en el tráfico de drogas como el fentanilo, que por sus características es mucho más potente y peligroso que las drogas tradicionales antes conocidas; además deja ganancias mucho más grandes que las relacionadas a la cocaína y heroína. Sumado al hecho de la gran capacidad que tienen para la exportación de dichas drogas y la estructura del grupo criminal, se convirtió en uno de los objetivos de Estados Unidos de Norteamérica, quienes ofrecían cinco millones de dólares por datos que llevaran a su captura.
Brindamos el pésame a la familia de todos los elementos militares que fallecieron en el cumplimiento de su deber. Como les he dicho en diversas columnas, los elementos militares llegan a donde ningún político, filósofo, crítico e intelectual participan; ofrendan su vida por la Patria. Son hombres de honor que demuestran su valor al encarar a la muerte. Lo mínimo que deberían hacer los políticos es brindarles la compensación garantizada a los militares cuando éstos se retiran; sin embargo fingen demencia, se esconden en su curul y guardan ese silencio impune buscando solo su beneficio personal o intereses particulares. Así, los elementos militares quedan en un estado de indefensión. Esos hombres de verde olivo, con un sueldo raquítico comparado con el que ganan políticos y magistrados, dejan con un dolor irreparable a sus familias y hoy han demostrado otra vez, con hechos, que cuando en verdad se es patriota, se ofrenda lo más preciado, que es la vida.
Por último, para quienes minimizan la detención de Ovidio Guzmán les recuerdo que al hacer esto le faltan al respeto a quienes con su trabajo, preparación y valor ofrendaron su vida para que se realizara dicha detención. Quienes aseguran que Ovidio Guzmán no es una figura importante y notable dentro de la organización criminal les pregunto ¿entonces por qué la reacción tan violenta del grupo criminal? ¿Por qué se analizan las reacciones violentas en un futuro si el personaje detenido no era, según su análisis, un miembro relevante en la estructura del Cártel del Pacifico? ¿Por qué no se analizó la forma en que se realizó el operativo que tuvo un trabajo de inteligencia que llevó cerca de seis meses? ¿Por qué se realizó en vacaciones, en un horario con baja movilidad de la población civil, en un lugar alejado de la ciudad? Gracias a eso se pudieron burlar todos los puntos de vigilancia del grupo criminal. No hubo ciudadanos lesionados o fallecidos para que se manejara como daños colaterales. Se trasladó al detenido de forma inmediata y se le presentó ante la autoridad ministerial sin dilaciones. Simplemente, algunas personas no reconocen el trabajo que realizó el personal militar y se aprovecha que no pueden salir a defenderse y dar su versión de lo que realmente sucedió.
Los oportunistas de siempre aprovechan ese silencio institucional para inventar narrativas lastimosas y supuestas fuentes militares cuando tienen total desconocimiento de lo que es el medio militar, su forma de operar y el valor que se necesita para realizar dicho trabajo con valor y estoicismo. Quienes critican no sólo no conocen dichos conceptos, sino que ni siquiera entienden esas palabras con las que nuestras Fuerzas Armadas han vivido todos los días y se muestran en los valores que llevan tatuados en su ser.