MINISTRA NORMA LUCÍA PIÑA

El significado de una mujer al frente de la Corte

El que una mujer presida la SCJN, significa una esperanza de garantizar la impartición de justicia con perspectiva de género. | Carla Humphrey

Escrito en OPINIÓN el

Toda nación tiene para su organización un determinado régimen político en el que se definen las principales directrices y regulaciones para la óptima organización y bienestar de una sociedad. Este régimen, parafraseando a David Easton, constituye un sistema basado en reglas que deben ser observadas por todas las personas que conforman dicho conglomerado social.

En este sentido, y de acuerdo al sistema político que tenemos instituido, nuestra nación está conformada por tres poderes: el ejecutivo, el judicial y el legislativo, así como de entes autónomos que, con el tiempo el Estado ha establecido para generar mejores procesos, controles y resultados conforme a las directrices marcadas tanto en la Constitución como en las leyes generales.

Bajo este contexto, respecto al Poder Judicial destaca, en primerísimo lugar, la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), instancia que constituye el máximo Tribunal Constitucional del país y, entre sus múltiples funciones, resalta su objetivo de generar un orden jurídico entre los actores políticos, sociales y económicos que conforman nuestra nación, estableciendo y garantizando con ello, un Estado de Derecho, pilar indispensable en un sistema democrático como el nuestro.

La SCJN está conformada por once ministras y ministros, uno de ellos es su presidente o presidenta; el proceso para el nombramiento de dichas autoridades, de acuerdo con la norma, establece que, será la Presidencia de la República quien someta a la consideración del Senado una terna que, invariablemente, debe conformarse con personas que cumplan con los requisitos establecidos por la normatividad. Así, la designación será procedente reuniéndose el voto de las dos terceras partes de las y los miembros del Senado que se encuentren presentes en la sesión. 

Ahora bien, las y los ministros duran en su encargo quince años, cada cuatro años los miembros de la SCJN deben elegir, entre ellas o ellos, a quien presidirá dicha instancia judicial.  La elección tiene verificativo en la primera sesión del año que, en esta ocasión se programó para el pasado 2 de enero resultando electa la ministra Norma Lucía Piña como primera mujer al frente de nuestro máximo Tribunal Constitucional.

Este triunfo, independientemente de la polémica desatada días previos a este proceso electivo, marca un hecho histórico para las mujeres en nuestro país, que históricamente ha pugnado por una equidad e igualdad de derechos que hoy, se ve reflejada en nuestra máxima tribuna judicial rompiendo con ello un techo de cristal y que, además, estoy segura, será punta de lanza para que, desde otras trincheras, mujeres y organizaciones de la sociedad civil principalmente, continúen impulsando acciones, reformas y políticas para lograr una igualdad sustantiva.

El que una mujer por primera vez en la historia de nuestro país presida la SCJN, significa un triunfo para las mujeres, una esperanza por una sociedad plena de derechos pero, sobre todo, la esperanza de garantizar la impartición de justicia con perspectiva de género a las mujeres en México, que somos más de la mitad de la población, y que hemos estado supeditadas al yugo cultural y estereotipado de un Estado machista y patriarcal.

La ministra Piña tiene amplias credenciales académicas y profesionales que la acreditan como una mujer plena y progresista que, entre sus logros como jueza se encuentra el voto en su oportunidad por la despenalización del aborto, en favor de los derechos de la comunidad LGBT, entre otros. Una mujer comprometida con las causas de las mujeres y que lo ha demostrado así en múltiples ocasiones. 

La hoy ministra presidenta de la SCJN se refleja asimismo, en concordancia con diversas expresiones que ha hecho públicas, con lo que refiriera en torno a que durante su presidencia se esforzaría por alcanzar una sociedad más justa, igualitaria y libre de violencia contra las mujeres. Estos tres tópicos son justamente la esencia de lo que todas las mujeres buscamos: certeza para nuestros derechos y libertad y seguridad para ejercerlos. 

Desde este espacio le deseamos a la ministra Piña el mayor de los éxitos como presidenta de la SCJN, por el bien de las mujeres y de nuestro México.