En esta primera semana del año, acompañé a un querido amigo y colega a buscar un libro de Graciela Iturbide a la librería Gandhi de Coyoacán, la última vez que había visitado esa librería fue antes de la pandemia. Con gusto observé la enorme cantidad de gente que sigue comprando y buscando libros impresos en plena expansión del libro digital.
No encontramos el libro que buscábamos, pero curioseando por ahí, y después de ver el precio de un librazo de Sebastián Salgado que rebasa los $80,000 mil pesos, me puse a revisar las novedades editoriales del mundo de la foto y terminé comprando tres nuevos libros para mi biblioteca personal, entre ellos compré un par de la colección Vestalia que dirige la talentosa editora e investigadora Vesta Mónica Herrerías. Hoy quiero contarles de uno de esos libros, el que le da título a mi columna de hoy y que diseña el querido Alejandro Magallanes.
Se trata de un pequeño libro absolutamente negro, que además no contiene una sola imagen. Esta pequeña obra es una belleza de apenas 95 páginas que básicamente contiene preguntas y más preguntas en torno a la imagen.
A Magallanes lo conocí en casa de Pedro Meyer, allá por el 2011 aproximadamente, recuerdo que Pedro nos lo presentó en aquel momento y que le había encargado el logotipo de su nuevo Museo, el de Cuatro Caminos que finalmente cerró en pandemia.
Alejandro era ya un reconocido diseñador y recuerdo cuando presentó sus propuestas en aquella reunión, donde finalmente se decidió el diseño del logotipo que al final todos conocieron tiempo después. Alejandro es brillante como diseñador pero también tiene un enorme talento para presentar y narrar sobre su proceso creativo, es un genio del diseño.
Alejandro Magullanes se describe a sí mismo, como ilustrador, narrador, poeta y autor de miles de letras e imágenes. El contenido del libro “La imagen invisible” impreso en abril de 2019, reúne un conjunto de preguntas que se hicieron para el muro del Centro de la Imagen cuando celebró sus 25 años de existencia.
Sin embargo, por alguna extraña razón, aunque me perdí de la experiencia presencial de ser testigo de su puesta en muro, ahora afortunadamente pude conocer lo que planteaba Magallanes. Deben ser más de 100 interrogantes que darían para igual número de columnas y que seguramente me inspirarán en el futuro para reflexionar sobre diversos tópicos del mundo visual.
Entre las decenas de preguntas que se hace Magallanes destaco las siguientes: ¿Cuál es la primera imagen que usted recuerda? ¿A quién le tomó sus primeras fotografías? ¿Cuáles imágenes le gustaría borrar de su mente? ¿Envejece una imagen? ¿Qué siente cuando usted pierde una imagen? ¿Existen las imágenes vacías? y ¿Qué imagen le hace falta?; y así entre decenas de interrogantes adicionales.
Ante la imposibilidad de responderlas aquí, sólo las pongo sobre la pantalla para compartirles esta joya editorial que me mantendrá ocupado en los próximos días, tratando de buscar una respuesta inteligente a cada una de sus reflexiones.
Alejandro Magallanes, nació en la Ciudad de México en 1971. Estudió Diseño en la Escuela Nacional de Artes Plásticas de la UNAM. Es miembro de la Alianza Gráfica Internacional y forma parte de los colectivos El Cartel de Medellín, La Corriente Eléctrica y Fuera de Registro. presidente de AGI Open México. Fundó, junto con Leonel Sagahón, el despacho La máquina del tiempo. Realiza portadas para la editorial Almadía. Ha ilustrado más de quince libros para niños y diseñado carteles que han sido premiados en numerosos países y expuestos en Polonia, Japón, Canadá, Francia, Holanda, Argentina, República Checa, España, y México, entre otros.
En lo personal admiro mucho a Alejandro y soy fan de la colección de libros de foto que edita con Vestalia. Mónica Herrería y Alejandro son una pareja profesional y apasionada de la imagen. Ambos desbordan talento y creatividad. Y nosotros, sus lectores, somos los beneficiarios principales de su audacia editorial. Sus libros son una delicia.