Estarán en la ceremonia, líderes religiosos, reyes, jefes de Estado y de Gobierno, y están acreditados en la Sala Stampa 1,100 periodistas.
“Jesús, te amo”, sus últimas palabras en alemán.
Esa mañana del sábado 31 de diciembre me despertó una insistente llamada de canal ADN40, pidiéndome al aire un comentario botepronto del deceso del papa número 265, Benedicto XVI, otrora Joseph Aloisius Ratzinger.
No lo sabía, pero lo presentía. Dos días antes, después de la audiencia general del miércoles 28 el papa Francisco dejó entrever el delicado estado de salud de su predecesor. “Recordarlo, –está muy enfermo, dijo– pidiendo al Señor que lo consuele, y lo sostenga en este testimonio de amor a la Iglesia, hasta el final”, dijo Francisco antes de dirigirse a visitar a su hermano en Cristo.
Emití un comentario en YouTube que comparto aquí.
Las reacciones fueron mundiales, hubo rezos por su salud, pero todo tiene su tiempo, Benedictus XVI murió en paz y perfectamente lúcido a las 9:34 horas de ese sábado 31 de diciembre. Su muerte fue anunciada en un comunicado por Matteo Bruni, vocero papal: “Con pesar doy a conocer que el papa emérito Benedicto XVI ha fallecido en el Monasterio Mater Ecclesiae del Vaticano”.
Más tarde, el papa Francisco al presidir la Celebración de las Primeras Vísperas de la solemnidad de Santa María y Te Deum de acción de gracias por el fin de año recordó a su hermano recientemente fallecido:
“Con conmoción recordamos su persona tan noble, tan gentil. Y sentimos con el corazón mucha gratitud: gratitud a Dios por haberlo donado a la Iglesia y al mundo; gratitud a él, por todo el bien que ha hecho y sobre todo por su testimonio de fe y de oración, especialmente en estos últimos años de vida retirada”, agregó ante los fieles donde reinaba un clima de pesar.
Los cardenales, obispos, miembros del cuerpo diplomático que asistieron a la última ceremonia del año, encontraron en sus asientos una edición de L’Osservatore Romano, el diario de la Santa Sede, con la triste noticia de la muerte: “El Señor ha llamado a sí al papa emérito”.
Horas después, la Santa Sede difundió dos fotos –y un vídeo de 24 segundos–, de Benedicto reposando en la capilla del monasterio Mater Ecclesiae; lo pudimos ver recostado sobre unos cojines con una sotana y la casulla de color rojo, traía colocada su mitra y un rosario entrelazado en sus manos, justo al pie vemos una gran e imponente cruz. Cerca de los restos mortales había un altar con velas y una imagen de la Virgen.
Sin embargo, en estas imágenes no se le ve la estola de lana blanca con cruces negras símbolo litúrgico de jurisdicción, tampoco tenía el palio. Recordemos que el palio junto al llamado Anillo del Pescador, simboliza el poder pontificio y son recibidos en la misa de inicio del magisterio por los papas tras su elección.
Honras fúnebres
Desde la mañana del lunes 2 de enero hasta la tarde del miércoles 4 se abrió la capilla ardiente en la Basílica de San Pedro para que los fieles pudieran pasar a rendirle tributo, y se preparó para el jueves 5 de enero un funeral similar al de un papa en funciones.
La misa será oficiada en latín, con lecturas elegidas especialmente para la ocasión –un pasaje del Libro del profeta Isaías y la Primera Carta de San Pedro– en español, inglés e italiano, distintas de las que habría en exequias de un papa reinante.
Dice Elisabetta Pique, corresponsal en Italia del periódico LA NACIÓN que se rezará en alemán “que se ha dormido en el Señor”, y se pedirá “que el eterno Pastor lo reciba en su reino de luz y de paz”. Enseguida, en francés, en otra intención se pedirá “por nuestro papa Francisco y por todos los pastores de la Iglesia: que anuncien intrépidos, con palabras y con obras, la victoria de Cristo sobre el mal y sobre la muerte”.
¿Cómo será la misa exequial?
Está programada para las 9:30 horas en el atrio de la basílica de San Pedro; el servicio religioso lo presidirá Francisco, y a diferencia de lo que sucedió durante el funeral de Juan Pablo II, el féretro de ciprés forrado con terciopelo de color guinda, saldrá de la Basílica de San Pedro en torno de las 8:50 horas tiempo suficiente antes del inicio del funeral, ahí lo recibirán los casi 100 mil fieles que seguramente estarán rezando en la Plaza de San Pedro.
Se dice de las personas que pueden concelebrar con el papa; entre ellas los patriarcas y cardenales quienes deberán llevar consigo la mitra de damasco blanco; y los obispos deberán tener un boleto especial y deberán ir investidos con amito, alba, cíngulo y mitra blanca; los curas tendrán reservado un lugar en la Plaza donde llevarán el amito, el alba, el cinto y la estola roja que habrán traído consigo.
Benedicto XVI preparó un sencillo funeral
No quiso que se invitara a nadie –es decir, ningún jefe de Estado y gobierno con los países que mantienen relaciones con la Santa Sede–; solo fueron invitados dos delegaciones una italiana (su segunda Patria) presidida por el presidente Sergio Mattarella, y otra alemana (su país natal), encabezada por su primer mandatario, Frank-Walter Steinmeier y el canciller, Olaf Scholz.
Tendrán un lugar en la ceremonia todo el cuerpo diplomático, y a título personal y por voluntad propia, reyes, presidentes, primeros ministros, cardenales, patriarcas y representantes de otras religiones, entre ellos estarán la reina Sofía de España, el rey Felipe de Bélgica, entre otros..
Al final de la ceremonia tendrá lugar la “‘Ultima Commendatio” y la “Valedictio”, ritos de despedida final ante el ataúd; a partir de ahí el triple féretro –el ataúd de ciprés guinda que se verá en el funeral, será colocado luego adentro de otro de zinc sellado que, a su vez, será puesto dentro de un tercero de madera de olmo (LA NACION)–, el cual será llevado luego a las Grutas del Vaticano, donde será sepultado en el mismo lugar en el que estuvo durante años su predecesor, Juan Pablo II.
En el ataúd serán introducidas las medallas y monedas acuñadas durante su pontificado, así como los distintos palios que tuvo como arzobispo y papa, en especial el texto en latín que describe su pontificado, colocado en un cilindro de metal.
Todo eso lo veremos en directo gracias a los medios; millones de feligreses seguirá el funeral desde sus casas y seguramente habrá oraciones de despedida al papa alemán Joseph Aloisius Ratzinger, papa número 265, quien se metió a la historia del papado por muchas de las cosas que hizo –y otras que no hizo–, pero se le reconoce por el hecho de haberse atrevido a romper una tradición de siglos: retirarse en vida, lo que soñaron varios de sus predecesores y no pudieron concretar.
Fue elegido papa en abril de 2005. Tomó el nombre de Benedicto XVI tras décadas de servicio a la Iglesia Católica como teólogo, prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, Cardenal y uno de los más cercanos colaboradores del papa polaco Juan Pablo II.
Aquella mañana del 11 de febrero de 2013 Benedicto XVI sorprendió al mundo con el anuncio de renuncia al papado, lo hizo en latín, recuerdo que en aquel tiempo me despertó una llamada del periodista Mario Campos, entonces trabajaba en el Instituto Mexicano de la Radio, le dije que la renuncia anunciada no era una sorpresa para mí, sino que era algo esperado, y que muchos analistas veíamos esa posibilidad. (Lo publiqué en la revista Código Topo de Excélsior).
Lamento mucho el deceso de Benedicto XVI, seguí su trayectoria como prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe y la forma que abordó el caso del padre Marcial Maciel Degollado; seguí su trayectoria como papa y aprendí a conocerlo. Recuerdo aquella visita privada que hizo a México en mayo de 1996 acompañado de su amigo Tarcisio Bertone; por cierto, el entonces nuncio Girolamo Prigione fue su anfitrión, incluso les dio alojamiento en su casa y los llevó a conocer la Catedral Metropolitana y otros lugares más. No podía dejar de asistir a la Basílica de Guadalupe, de hecho el domingo 12 de mayo celebró un servicio religioso muy discreto, por cierto, casi nadie lo difundió (sólo un cable de la agencia Notimex firmado por Bertha Teresa Ramírez); ahí pidió a los sacerdotes de México y de América Latina mayor fidelidad y coraje en la evangelización, en especial con los sectores más pobres.
En 2012 vino a México, a Guanajuato, ahí estuvo en el servicio religioso Andrés Manuel López Obrador…
Por cierto, duró más años de papa emérito que de papa en funciones, y muchos de los cambios que ha hecho Francisco fueron consultados con él.
Descanse en paz.
PD: Las banderas de Italia y de la Unión Europea estarán a media asta en todos los edificios públicos, y en Alemania justo a las 11 horas sonarán las campanas en los templos católicos.
PD2. Recomiendo ver el filme los "Dos Papas" que publiqué en este espacio.