Como director de la Agencia Federal de Investigaciones (AFI), de la entonces Procuraduría General de la República (PGR), y luego como secretario de Seguridad Pública, el ingeniero Genaro García Luna tartamudeaba al hablar en público, su dicción era atropellada. Pero en lo corto era otra persona, porque además le gustaba convocar a periodistas, columnistas y directivos de medios para contarles en privado su versión de la historia.
El día que murió en un accidente un miembro del gabinete de Felipe Calderón, García Luna estaba en encerrona con un grupo de periodistas quienes conocieron de primera mano fotografías de los cuerpos calcinados. Pero fuera de ese círculo, García Luna era callado y elusivo con los periodistas.
Ahora que se encuentra sometido a un juicio en Nueva York a muchos ha sorprendido sus sonrisas, los besos y saludos que dirige a su esposa e hija, presentes en la sala de audiencia. Vestido de traje y corbata, no con algún uniforme carcelario. También ha llamado la atención de muchos, incluido el presidente Andrés Manuel López Obrador, que los testimonios de los primeros días sean dichos de narcos que fueron detenidos cuando García Luna era secretario de Seguridad de Calderón.
Sergio Villarreal El Grande ha dicho que la AFI decomisó dos toneladas de cocaína y Genaro García Luna se la habría entregado a Arturo Beltrán Leyva mediante un pago de 16 millones de dólares. También dijo que sin el apoyo de García Luna el Cártel de Sinaloa no hubiera crecido como sucedió en ese sexenio.
Hay historias muy atractivas y chismosas como cuando Beltrán Leyva le regaló una motocicleta Harley Davison edición especial a Genaro García Luna, quien correspondió diciendo que le pareció “muy bonita”.
Genaro García Luna fue el miembro del gabinete de Felipe Calderón más importante en ese sexenio. El propio Felipe Calderón decía en privado que nadie, ni sus cinco secretarios de Gobernación, eran tan importantes para él como García Luna. Ni el poderoso, pero también indefendible, Eduardo Medina Mora pudo con Genaro.
El hombre fuerte de Calderón dijo al jurado en Nueva York que El Grande fue detenido en 2010 y que ninguno de sus dichos estaba acompañado de videos, fotografías o alguna prueba. Además, les recordó que El Grande fue procesado en Estados Unidos y para reducir su condena embarró a militares y mandos estatales y municipales, así como de la PGR.
Pero Genaro no es un santo. Quizá el jurado neoyorkino termine sentenciando, pero no por lo que en realidad haya hecho. También es un poco irrisorio esperar que los dichos de El Grande tengan sustento en videos o fotografías. Cosa de recordar el caso de Florence Cassez y cómo se construyó el caso que terminó derrumbándose.
Guillermo Valdés Castellanos se ganó la confianza de Felipe Calderón porque las encuestas de la consultora en la que participaba siempre dieron números positivos, frente a la avalancha llamada Andrés Manuel López Obrador en 2006. El resto de la historia ya la conocemos y AMLO se encarga de repetirla: alega un fraude electoral que nunca probó.
Guillermo Valdés Castellanos escribió en Letras libres un artículo (Juicio a García Luna: mitos y temas de fondo | Letras Libres) Juicio a García Luna: mitos y temas de fondo. Y abre con una frase: “No sé si Genaro García Luna es culpable o inocente de haberse coludido con el Chapo Guzmán”.
Guillermo Valdés Castellanos debe saber de lo que habla pues fue el director del Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen), el organismo de inteligencia civil del gobierno mexicano, adscrito a la Secretaría de Gobernación.
No es la primera vez que Valdés, quien forma parte de think tank en en temas de seguridad y política, defiende al calderonismo y su guerra contra el narco. Fue académico de la Universidad Iberoamericana y del ITAM, y ha vuelto desde su salida del gobierno a GEA. Pero en 2013 publicó un libro de 483 páginas en donde no hizo una sola alabanza de Genaro García Luna, acaso algunas citas a libros como “Para entender el Nuevo Modelo de Seguridad para México”, que Nostra Ediciones le publicó a García Luna en 2011.
Guillermo Valdés Castellanos hizo varias cosas con su libro “Historia del narcotráfico en México” publicado en 2013 Por Aguilar, de editorial Prisa: Que la guerra contra el narco iniciada por Felipe Calderón no fue para legitimarse ante el embate político de López Obrador, quien argumentó que así saldría de la crisis política por el fraude electoral de 2006. Una segunda fue acusar a los gobiernos locales de pedirle apoyo a Calderón, incluso de quienes ahora colaboran con AMLO, además de endosarles el fracaso de sus policías, corruptas además. Una tercera, “argumentar” que sí se combatió a los cárteles sin distingo.
“La respuesta a la pregunta sobre si se debilitó al crimen organizado y cuánto, no es fácil”, admite en la página 481 quien fue director del Cisen.
“Algunas organizaciones -Tijuana, Juárez, La Familia, los Beltrán Leyva, el Golfo- claramente se debilitaron como empresas dedicadas al narcotráfico. Dejaron de ser empresas trasnacionales y se transformaron en organizaciones más centradas en el mercado interno y en la extracción de rentas sociales. Algunas se volvieron más violentas. Dejaron de ser una amenaza al Estado y a la seguridad nacional para convertirse en un serio problema de seguridad pública, agravado por la ineficacia de las policías estatales y municipales. El balance es más difícil en el caso del Pacífico y los Zetas. Sufrieron golpes severos en sus liderazgos y en la merma de sus estructuras operativas, enfrentan costos de operación mayores y una resistencia y acoso más severos por parte del Estado, pero han sobrevivido como organizaciones nacionales y probablemente se han apoderado de las rentas de otras organizaciones, por lo que es difícil determinar el saldo neto”.
Sin duda, por este balance de Guillermo Valdés Castellanos se pueden hacer muchas inferencias. Pudieron con todos, menos con el Cártel de Sinaloa y los Zetas... ¿o no quisieron o los auparon?
Diez años después, Valdés Castellanos arriesga un poco más el físico en Letras Libres y afirma que el juicio que hoy enfrenta Genaro García Luna en Nueva York “parece un caso débil, fundado en declaraciones –sin evidencias que las corroboren— de testigos urgidos de aminorar sus sentencias y, por tanto, interesados en decir lo que la fiscalía quiere que digan. Si después de más de diez años de investigación (el reportaje de Tim Golden en ProPublica La DEA tenía pruebas contra García Luna desde mucho antes del juicio por soborno — ProPublica revela que agentes de la DEA comenzaron a investigar a García Luna desde 2011) lo que la fiscalía tiene son puros dichos, aunque sean de muchos testigos, su caso es definitivamente débil. ¿Hay algún indicio de dónde están los cientos de millones de dólares que supuestamente le dieron de sobornos?”
Sería lamentable que los jueces de Nueva York terminen haciendo un papelón con Genaro García Luna que, como podemos ver, sigue siendo un hombre poderoso que aún en el cadalso sonríe y lanza besos.
Punto y aparte. ¿Para cuando estarán listas las memorias de Elba Esther Gordillo? (Las memorias de Elba Esther Gordillo | La Silla Rota)
Punto final. Guillermo Calderón, director del Metro, sigue sin atar ni desatar. Derivado de la estrategia para dar una respuesta creíble se enredaron con una mujer habitante del Estado de México a quien acusaron de sabotaje porque se le cayeron unas aspas de lavadora. El yerro los llevó a que, finalmente, retiraran todos los cargos en contra de la ama de casa. ¿Cuánto más se van a tardar en probar el sabotaje?