Los 319 centros penitenciarios que hay en México son potenciales bombas de tiempo. En esos lugares, el hacinamiento, tráfico de drogas, vendettas y extorsiones, hacia el exterior, son cotidianos.
Lo ocurrido en el Cereso 3 de Ciudad Juárez, saldado con 14 muertos, es apenas la punta del iceberg de este precario sistema a punto de colapsar.
Ni readaptan, ni rehabilitan a nadie. Más bien son escuelas del crimen donde las mafias internas controlan todo y, desde las celdas, extorsionan telefónicamente a miles de personas.
En el país hay 15 centros penitenciarios federales, 251 centros penitenciarios estatales y 53 centros especializados de tratamiento o internamiento para adolescentes.
Aunque este sistema penitenciario es un elemento primario de la seguridad pública y se conforma por un conjunto de instituciones que procuran la reinserción social de la población privada de la libertad, en la realidad esto no ocurre así.
Hay una capacidad instalada total de 220 mil 831 espacios para la población privada de la libertad: 29 mil 280 corresponden a los centros penitenciarios federales, 184 mil 865 a los centros penitenciarios estatales, y 6 mil 686 a centros especializados de tratamiento o internamiento para adolescentes.
Es en el Estado de México donde están los reclusorios más atiborrados. Los centros de esa región albergaron en el 2022 a un total de 34 mil prisioneros, 20 mil más que la capacidad instalada lo que representó la mayor tasa de sobrepoblación de cárceles con un 136.77%, es decir, 2.36 prisioneros por cada espacio.
Datos del INEGI revelan que del total de presos, 92.0 por ciento son hombres y 8 por ciento mujeres.
La sobrepoblación penitenciaria y la reincidencia delictiva continúan siendo prevalentes en los centros penitenciarios del país.
En Ciudad Juárez, un comando mató a 10 custodios y dejó en libertad a 24 presos durante un alzamiento. Datos de la zona indican que hombres fuertemente armados llegaron hasta el reclusorio y antes de llevarse a sus hombres asesinaron a cuatro rivales.
Los hechos ocurridos al inicio de este año por Los Mexicles indican que el crimen organizado mantiene el control no solo en esa ciudad sino dentro de otros cerezos.
Durante el 2021, el presupuesto ejercido por los centros penitenciarios federales y estatales fue de 31 mil 511 millones 176 mil 580 pesos, 17.0% menos que en el 2020.
En el último año se ejerció un presupuesto de 161 millones 290 mil 664 pesos para la adquisición y mantenimiento de equipo tecnológico y de seguridad para los centros penitenciarios federales y estatales.
El gobierno debería poner a trabajar a todos los presos para que devenguen sus alimentos como lo hace cualquier ciudadano, y con ello ayudar a desalentar malas prácticas, productos de la ociosidad.
Desactivar esas bombas de tiempo debería ser una prioridad del gobierno federal antes que ocurran otros hechos como los del Cereso 3.