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Ciudad prohibida

Hace casi 20 años, en 2004, visité China, la experiencia visual de aquel viaje me cambió para siempre y transformó mi manera de ver, recorrer su calles, mercados y callejones. | Ulises Castellanos

Créditos: Ulises Castellanos
Escrito en OPINIÓN el

Así describe el escritor y diplomático mexicano Edgardo Bermejo la ciudad de Pekín en nuestro libro “Ciudad prohibida” que presentaremos mañana sábado en el Centro de las Artes a las 15 hrs.: “Ciudad desnuda, expuesta, abierta en canal, cercenada, lapidada. Ciudad que altera a diario su geometría y se despoja de todo orden preconcebido e inalterable.”

Hace casi 20 años, en 2004, visité China por invitación de la Embajada Mexicana en aquel país para exponer en la galería de arte798” una expo sobre la Ciudad de México. Cuando acepté la invitación, comprendí también que debería quedarme por allá al menos un mes para recorrer aquel misterioso país. Una vez inaugurada la expo me dediqué a fotografiar su capital y algunas otras ciudades.

Por esos años vivíamos la transición tecnológica de la fotografía analógica/química a la fotografía digital, me llevé dos cámaras Nikon, una F4 de negativo y la D2H digital de Nikon también, todavía no confiaba del todo en el soporte digital, y sin embargo terminé trabajando casi todo con esta última cámara. La imágenes del libro son 100% realizadas ya en soporte binario y al final cruzamos ese Rubicón sin regreso a lo analógico.

Fue una experiencia fabulosa, Edgardo Bermejo era el agregado cultural de nuestra embajada por allá y lo sabía todo sobre China y su gente. Además, tuve también la enorme fortuna de conocer por allá a una querida y talentosa española, diplomática de su embajada allá también, de nombre Samira Tovar, que hablaba perfecto mandarín y me llevó por los callejones de Pekín, lo que me permitió conocer mejor a su gente y tratar de comprender con mayor precisión los secretos de su historia milenaria.

Edgardo escribe esto en nuestro libro: “Al hablar de la experiencia de viajar, hace más de dos mil cuatrocientos años el pensador chino Chuang-Tzu escribió: ‘El placer de viajar reside en la contemplación de la variedad. Algunas gentes viajan y sólo ven lo que tienen delante de los ojos. Cuando yo viajo contemplo el incesante fenómeno del cambio’”. 

“De este modo Chuang-Tzu parece haber encontrado la única solución posible para transitar por esa gran ecuación de geometrías desgarradas y edificaciones extraviadas en un laberinto sin tiempo que es Pekín, una enorme concentración de conciencias y voluntades, de grúas pantagruélicas y capitales millonarios al servicio de una transformación incesante, que modifica no menos el paisaje urbano que el alma de sus habitantes”. 

“Viajar y conocer Pekín, o vivirle desde dentro, es acercarse a una forma radical de la experiencia del cambio, Pekín es un enorme monumento al desarrollo urbano, pero es también una grieta, una anomalía del tiempo, una fractura de la razón civilizatoria. La velocidad que se le imprime a su transformación resulta perturbadora, pues se percibe en ella un intento por abolir el pasado”.

Cuando regresé a México, expuse el material al año siguiente y por esas fechas vino la invitación de mi querido y admirado Pedro Tzontémoc para que ese trabajo formara parte de su colección editorial de Luz Portátil. Un tiempo después nos reunimos en un café de la Condesa, le llevé el material y el editó y seleccionó las imágenes que finalmente componen el cuerpo del libro y luego yo le pedí un texto a Edgardo –quién vivió cinco años en el gigante asiático-– para cerrar la pinza de esta obra.

Edgardo Bermejo me dedica estas líneas en el cuerpo de su texto sobre Pekín: “El fotógrafo mexicano Ulises Castellanos concibe a la ciudad de Pekín como un teatro de luces y sombras donde se escenifica a diario el acto incesante de su transformación. La naturaleza de ese cambio es doble: se trata de una metamorfosis física –la alteración dramática del paisaje urbano– pero también de una mutación histórica y espiritual: la ciudad como un espejo de tiempo donde se reflejan las principales transformaciones de la sociedad china transcurridas dos décadas y media desde su apertura. Con estas coordenadas en la libreta en 2004 Castellanos emprendió un viaje singular alrededor de Pekín como un territorio inestable y en permanente construcción”.

“En su recorrido visual por ese territorio trepidante que es la gran metrópolis de los chinos, el fotógrafo descubrió entre los andamios, la maquinaría, los ladrillos y el esqueleto de las nuevas y las viejas edificaciones, una metáfora sugerente de la ciudad como territorio en transición. Había hecho lo propio con la Ciudad de México, y tuvo que atravesar catorce mil kilómetros para descubrir que a ambas capitales las hermana la vocación suicida y caótica de su explosión demográfica y territorial”.

La experiencia visual de aquel viaje me cambió para siempre y transformó mi manera de ver, recorrer su calles, mercados y callejones, sumado a la amabilidad local, me trastocaron como fotógrafo documental. Definitivamente era otro mundo, la mejor referencia que tenía era el trabajo de Henry Cartier-Bresson que hizo en 1948 cuando la revista Life lo envió por unas semanas a fotografiar China y se quedó diez meses.

Nuestro libro se publicó casi 10 años después del viaje por temas de presupuesto y actualmente forma parte de esa bella colección de libros que edita Artes de México y que Tzontémoc dirige. 

Hoy, a casi 20 años de aquel viaje, nos volveremos a reunir los tres para presentarlo en el Segundo Festival Cultural del Año Nuevo Chino que incluye otras conferencias y actividades culturales durante el fin de semana. Agradezco la invitación de Yaride Rizk Covarrubias directora de dicho Festival y por allá nos veremos mañana a las 15 horas para recordar las calles de esta Ciudad Prohibida.

Por cierto, en otros temas, les cuento que Zona Zero y la Fundación Elena Poniatowska firmaron un acuerdo académico para impartir el primer taller presencial de neutro plataforma en las instalaciones de la Fundación en la colonia Escandón aquí en la Ciudad de México. “Desde Zero” es un taller básico para principiantes que dura ocho semanas y que impartirá David Polo, joven fotógrafo documentalista que los espera por allá el primer sábado de febrero. Y para quién llegó hasta aquí, puede optar por una beca del 100% para este taller si nos escribe esta semana a contacto@zonazeromexico.com y nos cuenta porque quiere ser fotógrafo y para qué. Obvio mencionando esta columna.