Un auténtico sistema democrático se sostiene, entre otros aspectos, por sus leyes y normas que se materializan a través de instituciones que consolidan y dan cause a dichos mandatos constitucionales y legales, así como a las resoluciones de los órganos deliberativos del Estado Mexicano o de las instancias jurisdiccionales respectivas cuando existen controversias que deben resolverse en un Estado de Derecho.
Por ello, es necesario no solo que una nación cuente con instituciones, sino que estas tengan la solidez suficiente para que cumplan con las funciones que el Legislativo determinó otorgarle en su oportunidad con el objetivo de garantizar el bienestar de la población.
Ahora bien, para que una institución le responda a la sociedad deben cumplirse algunos parámetros mínimos para que sean parte de la columna vertebral del sistema político en su conjunto, resalto entre otros, los siguientes:
- Que cuente con el presupuesto suficiente para el desarrollo de las funciones que le fueron encomendadas;
- Que tenga el respeto en su actuar, en caso de duda, siempre hay las instancias administrativas o legales correspondientes;
- Que sean transparentes en las acciones que emprendan, así como en el ejercicio del gasto;
- Que guarden un ejercicio que permita medir la eficacia y eficiencia de las acciones que emprendan de acuerdo con sus atribuciones;
- Que exista un sistema abierto y público de ingreso de personal acorde a las necesidades de las áreas de la institución;
- Que exista un sistema de capacitación y evaluación del personal de forma permanente y que, si el resultado de este es positivo su permanencia se base en el mismo, entre otros elementos más que deben de imperar en las instituciones.
Un ejemplo de institución que, entre otros aspectos, ha sabido conformar una rama administrativa y de carrera que permite lograr resultados institucionales óptimos lo es el Instituto Nacional Electoral (INE) que, guardan altos índices de confianza en la población.
Dicha institución cuenta con un cuerpo de funcionarios tanto en órganos ejecutivos clave, como en instancias técnicas que tienen bajo su responsabilidad la planeación, la organización y desarrollo de las elecciones federales y, en coordinación con los Organismos Públicos Locales Electorales (OPLE), las elecciones locales, así como ejercicios de participación ciudadana que a nivel federal empiezan a ser parte de un referente de democracia directa.
Este esquema ha permitido que nuestra institucional electoral cuente con especialistas que se han ido formando durante años y que, además, reciben una capacitación permanente y especializada en torno a los temas electorales. Este nivel de especialización perite que, además, la autoridad electoral se encuentre innovando permanentemente en la forma de organizar y llevar a cabo elecciones dentro de la normativa respectiva, o bien, haciendo propuestas al Legislativo para exponer alternativas que permitan eficientar diversos procedimientos electorales.
Hay que decir que el INE, cuenta con un servicio civil de carrera denominado Servicio Profesional Electoral Nacional que registra varios procedimientos para su integración que van desde la selección e ingreso de personas a dicho servicio; el mecanismo de ascenso; cambios de adscripción; reingreso o reincorporación al servicio; la formación y capacitación de personal, así como la evaluación del desempeño de este.
Consecuentemente, la estructura profesional y de la rama administrativa del INE ha permitido sacar adelante la difícil tarea de organizar elecciones y de participación ciudadana en las que hoy la población confía.
Lo que sigue, es que otras instituciones del Estado Mexicano, que aún no cuentan con algún mecanismo de carrera, los generen a su interior con miras a profesionalizar a su personal. El usuario último: las y los ciudadanos lo agradeceremos y nos consolidará como nación democrática.