#SALVANDOALGODÍN

Salvando al Godín del Impostor

¿Qué es el Síndrome del Impostor que afecta a tantos Godínez? | Aniela Cordero

Escrito en OPINIÓN el

Si más de una vez al día te preguntas constantemente cómo es que no te han corrido si eres un fraude, si te aterra el fracaso, si crees que solamente has tenido “suerte” para llegar a donde estás, y no mereces cada logro y éxito cosechado a lo largo de tu carrera profesional, quédate a leer.

Normalmente las personas que experimentan estos pensamientos son las que podemos considerar como exitosas. Y el ser exitoso no quiere decir que tengamos que ser parte del equipo directivo, o ganar la millonada. Ser exitoso puede ser llegar a nuestros indicadores mes con mes, lograr las pequeñas metas que nos proponemos cada semana o cada trimestre. Así que todos somos exitosos en cierta medida.

El síndrome del impostor o el síndrome del fraude, es un trastorno psicológico donde las personas exitosas son incapaces de asimilar sus logros y celebrarlos, sino que los sufren. Y algunas investigaciones, han vinculado este síndrome con altos niveles de perfeccionismo en los empleados. Y la tendencia entre quienes lo presentan, es minimizar y subestimar su éxito.

Y no sólo eso, también puede afectar significativa y negativamente nuestra carrera profesional. Porque si no estamos seguros que estamos a la altura de nuestros logros y de nuestras funciones, podemos evitar correr riesgos necesarios para seguir creciendo y desarrollándonos. En lugar de ser proactivos, nos obsesionamos con no cometer ningún error, y con ello, incrementan nuestros niveles de estrés y de ansiedad.

Y probablemente hay colegas en nuestro entorno que lo sufren a diario y no es fácil darse cuenta, por ejemplo, su servidora. Casi todos los días me levanto pensando cómo meteré la pata hoy, antes siquiera de haber prendido la computadora. Me pregunto en cada junta si mis colegas y mis jefes pensarán que contrataron a una tonta. Cada vez que veo el estado “Ocupado” de mi jefa en Teams, pienso que está entrevistando a mi reemplazo.  Cuando mi directora me dice “Oye, quiero hablar contigo” pienso que es para decirme que hoy es mi último día.

Si no lo han vivido, no saben el nivel de estrés y ansiedad que estos pensamientos intrusivos nos generan a los Impostores. Porque adicional al estrés y el rush del diario, tenemos que lidiar con nuestro propio cerebro, tenemos que mantener a raya estos pensamientos para no quebrarnos en medio de una junta, una entrevista, una presentación. Y hasta hoy, con ustedes mis lectores Godínez, no había reconocido que yo era una Impostora.

Pero Aniela, no te vas a morir de eso. Lo sé, y sé que se puede superar, pero el camino no es fácil. Nuestro cerebro y pensamientos son parte de nosotros, y es muy desgastante luchar contra nosotros mismos día sí y día no.

He estado encontrando algunas actividades que pueden ayudarnos a superar poco a poco a nuestra propia mente.

Escribe tus pensamientos impostores. Es una manera simbólica de “sacarlos” de tu mente, y poderlos ver desde otra perspectiva.

Haz una lista de tus fortalezas, puedes pegarlos en post its, tenerlos como fondo de pantalla, o recitártelas como un mantra. Revisa tu lista cada que lo necesites.

Registra todos tus logros, por pequeños que sean como tener tu bandeja de correo limpia. Y cada vez que te sientas un Impostor, revisa este registro, porque NO eres un fraude, y no eres un farsante.

No postergues. Y esta es una de las más difíciles. Amamos procrastinar y dejar todo al último momento, pero es lo peor que podemos hacer. Mientas más esperamos, más ineptos nos sentimos. A mí, en lo personal, me sirve mucho pensar “Es una simple llamada”, “Es un simple correo”.

Siempre podemos sacar algo bueno de nuestros peores momentos. De este síndrome, conservamos nuestra humildad, conservamos la motivación para mejorar nuestros hábitos. Y ser mejores todos los días.